2. El oscuro origen
Si tenemos en cuenta que el sistema solar tiene una antigüedad de 5000 millones de años, el comienzo de la vida en La Tierra se cifra entre 4000 y 3500 millones.
Por aquel entonces, La Tierra salía de un periodo de explosiones e impactos en la superficie. Era un caliente e inhóspito planeta para la existencia de vida.
Tras el denominado “periodo Hadean”, el planeta se enfrió y dio lugar a otras condiciones a lo largo de los eones del tiempo. Se estabilizó la hidrosfera y se pasó a un periodo químico prebiótico. Sin saberse aún ni cómo ni por qué, del propio caldo terráqueo surgieron sustancias proteicas, aminoácidos en cadena, enzimas o proteínas catalíticas que constituyeron un crítico primer paso en la vida. Estas proteínas eran capaces de acelerar determinadas reacciones químicas que podían generar energía mediante la lisis de carbohidratos. De igual forma, comenzaron a organizarse para conformar códigos transmisores capaces de reproducir secuencias, surgiendo así las cadenas del ácido ribonucléico (RNA) y desoxiribonucléico (DNA), lo que llevó a la aparición de seres unicelulares separados del exterior por una membrana lipo-proteica de doble capa que eran capaces de reproducirse transmitiendo información.
Estos seres eran resistentes al calor, anaerobios (no había oxígeno) y cohabitaban en el medio con otras individualidades celulares o proteínas organizadas. Se reproducían dividiéndose bajo código genético y se alimentaban de las células vecinas. Es decir, se comían o fagocitaban las unas a las otras, siguiendo el principio que la naturaleza siempre observó. La vida se alimenta de vida viva o recién muerta. Este lastre aún lo arrastramos, por muy organizado que esté el mercado de la alimentación en el mundo civilizado.
Pero volviendo a aquella etapa, la ebullición de la vida surgía con fuerza y proporcionaba un medio hostil y caótico en el que los seres se devoraban para alimentarse y sobrevivir, evitando así ser devorado. Ya ahí surgió la ley del más fuerte para sobrevivir, error o desvío no infrecuente de la naturaleza que también hoy día permanece en la sociedad mas avanzada.
Lo cierto es que aquella etapa de la vida no evolucionaba y el caldo era una jungla de la que apenas había salida. La vida parecía condenada a desaparecer o en el mejor de los casos a no poder evolucionar. Muchos millones de años pasaron en este mundo caótico de individualidad celular a la conquista de la supervivencia.
