Introducción a este escrito:

 

Cuando mis 4 hijos JSL eran aún más jóvenes y empezaban la Universidad o seguían en el colegio, se iba haciendo cada vez más difícil mantener charlas, de manera que comenzamos a hablarnos por e-mail. Ellos eran más parcos, pero yo me enrollaba y les dejaba escritos. Decían que les gustaban…aún no lo sé seguro, pero nos reíamos juntos al comentarlos. Desde entonces, solo escribo para ellos, mis jóvenes lectores…sé que les divertirá ver esto publicado.

Los gustos del cuerpo

 

Este verano creo que voy a tratar de pensar sobre los gustos del cuerpo…, no sé por qué me ha dado por ahí, pero barrunto que algo me empuja aunque no lo entienda, porque temas hay cantidad. Pero los placeres, lo mismo que las penurias, son parte de la vida del ser humano y, además, las percepciones y gustos, dolores y tristezas, pueden variar tanto de un ser a otro que me intriga lo relativo de su condición.

Aunque no se pueden disociar los gustos del cuerpo de los del alma, muchos de los placeres son puramente corporales aunque satisfagan el espíritu. Sin embargo, hay otros que gustan al cuerpo pero inquietan al alma. Por eso creo que en principio hay que separarlos. Los gustos del cuerpo radican fundamentalmente en los sentidos, así es que como gustos perceptivos son interpretados por nuestras neuronas como placenteros descargándose bienestar corporal.

Yo creo que el gusto corporal mas exquisito de todos cuantos existen es el de sentirse vivo y sano en armonía con la naturaleza. Diréis que esto es una tontería, porque esa situación predomina a lo largo de la vida de las personas. Pero yo os digo, pregúntale al que acaba de salvar la vida en un accidente, o al que sale de una enfermedad grave, o al que sale de la cárcel…Curioso, que para que identifiquemos los placeres mayores de la vida tengamos que pasar antes por el infierno de padecer una mala experiencia. Qué alivio cuando un dolor se quita…, qué sensación de bienestar adquiere el cuerpo cuando se le libera de una dolema o padecimiento, qué gusto da sentirse bien. Yo creo que, en realidad, ese gusto está siempre a nuestro alcance aunque se olvide con facilidad y no le demos importancia, pero el organismo sano y en armonía genera placer para todas sus células que se sienten compactas y en orden, viviendo por el ser global y avisando de su felicidad al resto de la economía. Este placer, insisto, es el más grande y sin él, al menos al ralentí, ningún otro gusto corporal puede percibirse.

Pero pasemos a los gustos momentáneos más corrientes. Se trata de los placeres de los sentidos que conforman nuestro mundo animal y que, al ser así, están sujetos a la evolución de las especies.

Creo que el gusto corporal mas exquisito de todos cuantos existen es el de sentirse vivo y sano en armonía con la naturaleza.

El sentido del gusto

 

Empecemos por el que quizás es el mas primitivo de todos, el sentido del gusto, que viene dado del placer por alimentarse. Todos los seres vivos necesitan alimentarse de “vida” viva o recién muerta y esa necesidad acaba por representar placer al saciarla.

Todos tenemos presente la actitud de nuestros queridos perros a lo largo de nuestras vidas,…Ellos, Gani, Gaia y Betel, cuando llega la hora de comer…, la alegría les invade y el rabo se les dispara. Por la forma en que jalan, uno diría  que la primera satisfacción radica en apaciguar su estómago contraído, ya que no comen sino engullen, y en cierta manera es verdad. Necesitan tragar rápido por dos razones, una para que nadie les quite sus viandas, amenazadas a la intemperie por cualquier depredador al acecho, y otra para sentir la plenitud placentera de un estómago distendido por el bolo, que llena un espacio virtual. Pero el placer también está en las papilas gustativas de sus fauces. Devoran pienso cuando no hay otra cosa pero distinguen claramente cuando algo les gusta.

Quizás nosotros dejamos lo mas suculento para el final pero ellos no, lo degluten al principio, no vaya a perderse por recrear la circunstancia. En realidad, el instinto de supervivencia es el que crea el hambre para buscar el alimento. Menuda tarea para todos los días. Siempre pienso en el hambre de millones de personas  que, como el primitivo ser humano, tienen que buscarse el alimento para sobrevivir, y hasta en ellos significará placer el poder calmarla a momentos.

De nuevo, parece que es preciso sufrir la carencia para satisfacer el deseo de comer. Pero una vez que mayoritariamente se vive sin pensar en la supervivencia al jalar, la alimentación es hoy uno de los negocios mas importantes que mueve el mundo. Una buena cena, preparada con cariño y arte, todos sabemos lo que vale…Se puede llegar a la sofisticación mas exquisita para acentuar el placer de comer bien y los gustos para así hacerlo varían entre las personas, entre los países y quizás entre los planetas.

El ser humano del denominado “primer mundo” puede hoy día evolucionar en los gustos alimenticios, desarrollar la sensibilidad de las papilas gustativas y sacar deleite de lo que es un acto de supervivencia. Si se sabe saciar el hambre con mesura, pero con manjares sabrosos, si además se hace en buena compañía, en un ambiente agradable y con la magia de un adecuado “timing”…, estamos ante uno de los placeres del cuerpo que mas agrada al espíritu, preparándole para una agradable somnolencia.

Yo siempre os conté el refrán…”lo bueno, si breve, 2 veces bueno”...Y es que los excesos estropean el deleite y lo pueden convertir en un malestar, lo cual quita de cuajo el bienestar perseguido. Nadie escarmienta en cabeza ajena, pero todos acabamos reconociendo que esto es así. De modo que es bueno saber evolucionar para incrementar el deleite. Ese avance provoca un aumento progresivo del grado de exigencia para catalogar lo que es “una buena cena o almuerzo”, por eso la cocina se ha vuelto arte y progresa también en la identificación de sabores y mezclas.

En fin, no vamos a profundizar en un arte del que bien sabemos quien reina.

El sentido del gusto

Placeres alivio

 

Placeres alivio también los hay. En el parto, en un grado exacerbado. Una gran labor la de parir, después de una enfermedad de 9 meses que se lleva generalmente con ilusión, consciente de que va a culminar su curación con un hijo deseado. Por si la enfermedad fuera poco, al llegar el momento las contracciones periódicas producen un dolor fortísimo durante la fase de dilatación del cuello uterino, con tiempos de descanso y alivio progresivamente menores y acompañados de la desesperanza del estancamiento o no progresión.

Dicen los libros, y cuentan las mujeres, que las contracciones del periodo expulsivo son mas potentes y dolorosas, aunque se acompañan del alivio que produce la progresión. El climax acontece en la coronación de la cabeza y, a partir de ahí, el alivio de la expulsión descarga endorfinas de forma explosiva e inusitada, uniendo al placer físico de finalizar la labor, el gozo inmenso de abarcar en los brazos la descendencia por la que tanto se ha luchado. Aquí el espíritu se funde con el cuerpo, de manera que el gozo final, si todo sale bien, debe ser  inigualable. Nosotros no experimentaremos nunca esa experiencia, por lo que nos habremos evitado mucho sufrimiento, aunque quizás perdemos el mayor gusto de la vida, el darla. Pero lo que quiero enfatizar es que cuanto mas intenso es el dolor, mayor será el gozo y el alivio final.

Existen otros placeres- alivio mas prosaicos en los que si podemos participar o sufrir. Sin que tenga nada que ver, el bolo alimenticio del que antes hablábamos tiene que ser expulsado. No quiero hacer un panegírico de lo que siempre me ha molestado de mi condición de ser humano. En Izar no se caga y no pasa nada, pero os juro que en el planeta Tierra es la preocupación principal de las necesidades corpóreas. Todo el mundo se preocupa de cuándo y cuánto defeca, llegando a ser un problema para muchos. En las consultas médicas siempre sale el tema, aunque no se pregunte. Sin querer ser escatológico, ¿quién no ha experimentado un verdadero alivio placentero después de una gran cagada?. De nuevo, es preciso sufrir los retortijones para que el cuerpo quede a gusto…,sufrimiento y placer siempre juntos. Lo mismo puede decirse de una buena meada. Cuando uno está que no puede mas y por fin alcanza el lavabo, sufre una gran transformación. Al relajar esfínteres se siente un alivio placentero, aunque efímero, en el vaciado vesical. Del dolor de la vejiga llena, al gusto de vaciarla. ¡Gracias cuerpecito por esos pequeños detalles tan gratuitamente adquiridos, aunque haya que sufrir por ellos! Aunque estos últimos puedan resultarte de mal gusto, solo quiero significar con ello que los placeres alivio siguen siempre a un sufrimiento.

Si algún día tenéis, Dios no lo quiera, un cólico nefrítico con expulsión de la piedra, sabréis muy bien qué significa placer-alivio.

Placer experimentado una vez finalizado el parto. El gozo inmenso de abarcar en los brazos la descendencia por la que tanto se ha luchado.

El sentido de la vista

 

Hablemos ahora de mejores gustos, o con mejor gusto, de los placeres de la vista. Aquí si que hay una gran subjetividad, aunque haya siempre una estética establecida. En un artículo reciente de la revista Science leí un estudio de resonancia magnética en voluntarios quienes, ante un campo visual idéntico, mostraban gran diversidad de actividad neuronal en los centros de la visión. Concluían los autores que ante un determinado campo visual, cada uno ve solo aquello que mira y en esa selección, o mas bien diría yo, en esa capacidad, la variabilidad individual es significativa.

Es cierto, solo percibimos aquello que miramos, aquello en que nos fijamos, por muy amplio que sea nuestro campo visual. La retina capta todo, pero solo miramos algo que nos llama la atención. Hay capacidades superdotadas para atender a muchas cosas a la vez. Yo siempre he sido un desastre mirando una globalidad para captar múltiples detalles, solo me fijo y con dificultad en uno. Pero hay personas que captan un montón y miran hasta con los ojos de detrás y otros que lo hacen hasta con el blanco de los ojos. Los pluriobservadores  se dan cuenta de todo al instante, mientras uno se está empezando a concentrar en ver qué pasa allí. En circunstancias difíciles, mejor tener cerca alguien así ya que yo discapacito en esa faceta visual. Pero el sentido de la vista sirve para muchas cosas, la gran mayoría potencialmente gustosas.

La belleza de las cosas también tiene una enorme subjetividad, aunque hay canon aceptado para casi todo. Mirar algo bello, sea lo que sea, es también un deleite evolucionario en el que seguimos progresando. El paisaje de un amanecer, (pocos vi por lo temprano), o de un atardecer, llena las retinas a todos. Pero hay tanta belleza a nuestro alrededor que es absurdo hablar de ejemplos visuales placenteros.

Yo creo que la evolución mágica de la visión en el ser humano ha sido la exacerbación de su conexión con la imaginación, que es también capaz de generar imágenes. La imagen en sí es lo que cuenta, lo que vemos, aquello en lo que nos fijamos. Todo es una película única hecha para ti y, además, la puedes combinar con tu mundo imaginativo. Por eso los ciegos también pueden disfrutar de la belleza, pues admiran la imagen que ellos han imaginado, algo en lo que son artistas. Los paisajes, las ciudades, el arte, las personas, las cosas y todo aquello que nos rodea, están siempre listos, esperando ser  admirados y que de ellos disfrutemos. Ningún universo se queja de pasar inadvertido, pero quizás todos se nos muestran con la esperanza de ser descubiertos. Deleitar la vista es un placer que precisa ser educado y fomentado pero que también requiere el desarrollo individual de una sensibilidad especial o propensión, junto a un adecuado grado de conexión imaginativa. De manera que creo que es bueno el proponerse sacarle partido a la vista y disfrutar con la mirada, no solo como vehículo de información sino admirando toda la belleza que nos rodea y aquella que (también los videntes) podemos imaginar. Yo confieso disfrutar de siempre (mi padre nos lo inculcó) con las imágenes reales e imaginadas del universo, me hacen sentirme dentro de él y siempre fomentaron mi imaginación.

Pero todas estas consideraciones son sobre un solo supuesto, la mirada receptora y acumuladora de información. ¿Sabemos algo sobre una hipotética mirada emisora?. Yo diría que como las meigas, haberlas haylas. Aunque invisible e intangible, toda mirada genera un mayor o menor rayo emisor dirigido justo allí donde miramos. También aquí la variabilidad individual puede ser enorme y, de hecho, hay que considerarla como capacidad evolutiva susceptible de ser adquirida, ¿por qué no?. De niño, cuando leía los comics de “superman” yo consideraba como muy normal que nuestro héroe tuviera poderes emisores en la mirada que servían para ver tras de los muros (rayos x) o para calentar o elevar la temperatura de un determinado objeto. Tal concreción emisora me parecía normal en un ser superdotado. Pero por ínfimo que sea  nuestro grado evolutivo en este aspecto, creo sinceramente que ya algo hay perceptible al respecto.

Siempre se ha dicho…”hay miradas que matan”…y no es que maten pero el furor es un haz que se puede emitir simplemente con la mirada. También la ternura y la lascivia, la ansiedad y el sosiego, la preocupación y la serenidad …,y tantos aspectos del alma que se emiten con la mirada. Por supuesto que la mímica corporal también contribuye, pero el rayo visual resulta distintivo. Afortunadamente en algunos aspectos, y desgraciadamente en otros, la intensidad del haz es tan débil que, aún en los mas dotados, ni mucho menos mata (aunque algo duele),  ni sosiega (aunque algo aplaca), ni folla (aunque algo hace)…, y  si me apuras apenas es capaz de emitir intención o predisposición para quien esté cerrado al haz. Y es que como hay miradas que fulminan, es preciso guarecerse de rayos malevos o interesados. Es decir, que por ahora, si el receptor no quiere, no hay rayo ajeno que le penetre o que le afecte, ya sea positiva o negativamente. Pero si uno está receptivo a la mirada ajena, no hay nada mas profundo que una mirada si esta va cargada de sentimiento. Como resulta que darse a los demás es bello en cualquier faceta, el simple hecho de emitir con la mirada sentimiento a los demás es un rayo placentero en la emisión y capaz de también serlo en la recepción. Por tanto, progresemos también en esa capacidad para el bien y escudémonos de ese mismo desarrollo en las malas miradas, no vayan a matarnos de verdad…Si es preciso se cierran los ojos.

Los que miramos a los ojos, aún en un amplio campo visual, sabemos de su transparencia y profundidad. La apertura focal, ya es un tema personal. Me gustaría que evolucionáramos hacia el desarrollo de un amplio campo en el iris de las personas para así favorecer el intercambio visual profundo como método para darse bien entre ellas mismas. El rayo puede ser bueno o malo. Hagamos lo mejor para el disfrute, evolucionemos con la mirada hacia el bien, que es lo mas grato. Fulminar con la mirada, solo para situaciones a la desesperada. Ignorar el rayo malevo lo empequeñece y debilita llegando a resultar inocuo por sí mismo.

El sentido de la vista

El sentido del tacto

 

Pero cambiemos de gusto. Hablemos del sutil sentido del tacto, maravilloso don de la naturaleza por el que también navegamos evolucionariamente. El tacto es tan fino que permite leer a los ciegos. Aunque la percepción táctil abarca a todas las células de la epidermis, su desarrollo es majestuoso en determinadas áreas, según las especies. En el ser humano, las más sofisticadas y desarrolladas residen en las manos y los dedos, concretamente en los pulpejos, sumándose además con las innumerables zonas erógenas y otras sensibles en mayor o menor grado al sentido del tacto.

Cuando estudiaba la carrera me impresionó mucho el denominado “homúnculo de Penfield”. Este científico dibujó un hombrecillo que representara proporcionalmente en superficie las áreas del cerebro dedicadas a la percepción táctil. En consecuencia, dicho homúnculo mostraba un ser monstruoso, con grandes napias y labios, una enorme lengua y grandes manos desproporcionadas a los brazos y hombros, así como un gran escroto colgando. Algún ser parecido encontré en mi vida, aunque imagino que sin tanto escroto. Nuestro homúnculo simplemente refleja una actividad neuronal amplia para determinados sectores corporales especializadas en percibir, …¿o en algo mas?…El verdadero placer táctil está basado en la caricia o toque mágico entre los seres y también posee, en el humano, una amplia conexión con el mundo imaginativo, de modo que no se limita al hecho físico de tocar si no de su evocación. La prueba es que un mismo hecho físico tocante puede generar en cada persona repulsa o placer, es decir, lo opuesto. Es por tanto necesaria la interpretación imaginativa y aquí no hay homúnculo que valga.

Cada cual, según circunstancias, condición, afinidades y sentimientos puede traducir el impulso neuronal de muy diversas maneras. El calor y el frío pueden ser placenteros pero pasados unos grados arriba o abajo o te quemas o te hielas, de modo que también el placer táctil tiene umbrales y límites neurales. El daño, siempre cercano al placer. Pero la caricia gustosa viene de nuestro mundo animal, como gesto y se proyecta en evolución. Un “toque” humano conlleva muchas cosas. De entrada hay dos y un flujo entre ambos. Cabría decir que es diferente el placer de tocar que el de ser tocado, pero yo creo que ambos van asociados por el intercambio. De nuevo nos encontramos un sentido que es a la vez perceptor y emisor. El dedo divino de Miguel Angel dando vida conlleva una transmisión. En la vida real se percibe y se emite a la vez y en una caricia humana, aún con tan pobre grado evolutivo, se hace lo que se puede.

Siempre en el contacto hay conexión entre los seres y una onda eléctrica puede hacerse común. Palpar puede llegar a ser placentero para el que lo hace o incluso para el que lo recibe, pero mucho mas lo es el intercambio entre dos por el tacto. No podemos dar gran cosa con ello pero transmitir sentimiento, cariño y una energía positiva hacia el otro ser genera un placer compartido, por ser de los dos. Si además hay atracción física entre los seres, el intercambio ya se dispara. De modo que es bueno evolucionar mas hacia agrandar nuestro tacto emisor en beneficio del receptor. Yo soy poco tocón pero siempre lo intento con los enfermos, a los que trato de transmitir un sinfín de flujos positivos, además de confianza y cariño. Pero cuando veo que se produce yo también siento placer en ese toque. Me gustaría ser como ET , pero nos queda aún mucho camino por evolucionar biológica y mentalmente. Hagamos del sutil gusto del tacto una perla de las sensaciones, pero démonos también con ellas.

El sentido del tacto

El sentido del olfato

 

Nada despierta mas los sentidos que un olor placentero, aunque aquí involucionamos claramente. De nuevo, cuando veo a Gaia husmear me doy cuenta de lo útil que resulta tener un olfato fino. Al igual que con la multiobservación visual, yo aquí discapacito y aunque saco un gran partido del olor-disfrute, generalmente me lo tienen que advertir. No voy yo pendiente de lo que huele. Sin embargo, hay gente extraordinariamente sensible que debiera tener un nivel de goce superior con los olores placenteros y un grado de sufrimiento mayor con los desagradables, que también abundan.

Yo creo que aquí también la evolución radica en la conexión del sentido del olfato con el mundo de las evocaciones, con la imaginación por tanto. El olor no es solo lo que se siente, es también lo que en nosotros evoca. Por consiguiente, sufrimos la pestilencia y evolucionamos en la evocación y educación de los olores. El mundo árabe nos da ejemplos de lo sutil que resulta enaltecer el olfato. Pero como decía, nuestra pituitaria involuciona porque ya no es preciso olfatear tan fino para sobrevivir, de manera que vivimos con nuestro remanente atrofiándose poco a poco aunque aprovechando los olores disfrute siempre que podemos. Para mí, que como digo discapacito, el mayor gusto en la identificación de los olores está en el recuerdo o imagen que me evocan y en la tentación que pudieran suscitar. Oler bien es maravilloso y yo también me he ido educando en este sentido. El etéreo olor, imperceptible de otra forma que con el sentido del olfato, invade nuestro mundo lo queramos o no y hay buenos y malos olores. No es medible ni en su emisión ni en su percepción. El mundo animal lo hiperdesarrolló para detectar presencias y para buscar alimento, de nuevo un sentido para sobrevivir y adaptarse. Cuando comenzó a hacerse innecesario para ese menester, comenzaron a disminuir nuestras capacidades olfativas que hoy, comparativamente, están por los suelos. Sin embargo el ser humano busca rodearse de una agradable esencia olfativa y rechaza y huye de la pestilencia. Los mejores olores nos los proporciona el mundo vegetal. La vida los utiliza para atraer los insectos que diseminen su polen. Siempre atraer para perpetuar. Nuestro olor corporal puede también ser un reclamo o, por el contrario, generar rechazo, es decir, lo opuesto. Aunque podamos mezclarlo con colonias y perfumes, cada persona tiene un olor distintivo, esencia propia como las flores.

Desde que hace años disfrutamos de nuestra casa yo aprendí mucho de los olores y de las atmósferas olfativas agradables y, aunque de tarde en tarde, gozo con el deleite de sumergirme en ellas. Nada comparable al efímero pero delicioso olor de la flor del magnolio. Nuestro querido “Manolo”, que tanto sufrió con el fútbol y tantas críticas despertó cuando se plantó, tiró para arriba convirtiéndose en el “Betel” vegetal, torpón y deslavazado, pero tierno. En primavera nos da su flor mas valiosa, con una esencia maravillosa que a mi me encanta aspirar. Lo curioso es que notaba que tras ser olida directamente la flor se apagaba con mas celeridad. Lo comenté con Modesto el jardinero y me lo confirmó…” a ve, si le chupa la esensia de gorpe ya no tiene ná que hasé “. Así es que la flor se ha de sentir muy bien cuando emana esencia y simplemente se muere al perderla, cuando ya siente que no atrae. Desde entonces me resisto a la tentación de aspirar por la nariz su esencia y simplemente me acerco husmeando a hurtadillas y prefiero poner unas cuantas en un florero en el salón, para recibir oleadas de un aroma que me da placer. Pero qué decir de la atmósfera que te engloba y enaltece cuando llegas a casa en primavera precoz y te inunda el azahar. Yo no sé si se da en otros sitios pero en Andalucía es espectacular. Te crea una sensación que predispone a amar la vida y activar el alma. Pero los olores de la vida son múltiples y diversos y habría que conocerlos todos para aumentar el deleite y encontrar nuestras afinidades. Hoy me deleité cuando Francisco me dio a oler la albahaca y tantos días sigues descubriendo cosas en el mundo de los olores que me parecen fascinantes…

Pienso que para los torpes de olfato como yo debería de educárseles en el olfato desde niños, para sacar  el mayor partido de algo tan agradable y placentero como el gusto del olfato. No ha de ser intenso ni cargado sino tenue y tentador, como el aroma de una buena comida. El perfume de una mujer, mezclado con su esencia, también puede resultar un potente atractor y, posteriormente, un avezado evocador. Ninguna presencia tan fuerte como la evocada en la memoria por el olfato. Por tanto, bendito mundo etéreo el del olfato que tanto nos hace discernir, husmear y disfrutar. El mejor olor lo da la propia vida, el peor la muerte reciente…,tan opuestos y tan relacionados, ….placer y dolor siempre cerca!.

El sentido del olfato

El sentido del oído 

 

Finalmente, os voy a hablar del gusto originado por el sentido del oído, extraordinario órgano de nuestro cuerpo que percibe la vibración producida en el aire por los sonidos y la transmite al cerebro para su percepción e identificación. Aunque también desarrollado para la supervivencia en el mundo animal, el ser humano igualmente involuciona en capacidad auditiva, aunque se progresa en la búsqueda de los mejores sonidos para nuestro derredor. El complejo proceso biológico de la audición demuestra lo hábil que es la vida en el desarrollo del mundo perceptivo.

El mundo que nos rodea es sonoro, aunque parezcan existir espacios silenciosos. Todo hace pensar que los sonidos inundan la totalidad del universo desde su primer instante, de manera que el Bigbang debió de ser, ante todo, un gran estruendo…, bien que aún no hubiera nadie porque sordo al menos ya quedaba. El remanente o murmullo de aquel terrible zambombazo vaga aún por el espacio sideral y es recogido por nuestros radiotelescopios. Y es que, en realidad todo genera sonido en cada parte y, de una forma u otra, todo el universo suena. La vida se percató de este hecho físico y se dotó de percepciones auditivas que han ayudado y ayudan a su pervivencia.

En el mundo animal es incuestionable una gigantesca (para nosotros) capacidad auditiva, de nuevo parece que desarrollada para detectar peligros sigilosamente cercanos y buscar presas, así como para su comunicación. Unido al gran olfato las percepciones se potencian para muchas especies que logran así sobrevivir. Por un lado emiten sonidos terribles para amedrentar y, por otro, alertan del leve sonido de una aproximación. Al igual que con el olfato, el ser humano involucionó en capacidad auditiva y ya no posee dichos privilegios. Los márgenes de frecuencias detectables  por el oído humano son estrechos y se van reduciendo poco a poco a lo largo de la vida. Sin embargo, es bonito comprobar cómo, de ese remanente, el ser humano ha sabido sacar el máximo partido a la superrevolución de la acústica humana. Dos grandes incorporaciones nos diferenciaron. Por un lado, el desarrollo del lenguaje oral y escrito (la misma cosa diría yo), para la explosiva comunicación que hoy día existe entre los seres. Por otro, el increíble descubrimiento de la música, lenguaje  universal inspirador de poesía y sentimiento, universal deleite de la armonía acústica que eleva el espíritu y que solo esperaba ser descubierta por la creación humana, para transmitir tanto.…Me gustaría escudriñar estos aspectos. Hagámoslo….

Todas las especies vivas se comunican entre si y hay también comunicación entre las especies, pero ninguna salvo la humana dispone de una sofisticada herramienta sonora capaz de transmitir fluidamente (a veces no tanto) pensamientos, ideas, sugerencias, órdenes, enseñanzas, susurros, amor, odio, mentiras, verdades, cuentos, historias y leyendas, poesía y sentimiento, dialogo en definitiva…Admiro a seres como Alfonso Medina que tienen esa fluidez en el lenguaje oral capaz de transmitir tantos pensamientos en tan pocas palabras. Nuestra mente ordena antes las ideas y luego las expresa en palabras. El retórico empleará muchas y puede ser confuso, el fluido será claro y conciso haciendo una rápida y buena selección de las palabras que han de encadenarse. A mitad de camino nos encontramos la mayoría, que nos expresamos útilmente como podemos. Yo no discapacito en ello, pero reconozco la clara influencia de enfados y ofuscaciones en mi expresividad oral. Cuantas veces me digo a mi mismo…”si yo hubiera dicho tranquilamente esto que pienso en vez de esa caótica expresividad explosiva”…Mi voz se influye por muchas cosas, pero tengo la ventaja de que yo lo sé y reconduzco con técnica mi expresividad oral, de la que no me quejo. Sin embargo, siempre preferiré la forma escrita que, aún no teniendo la rabiosa actualidad de la palabra hablada, permite con mas tiempo una adecuada selección de las ideas y de las palabras que quiero expresar. De manera que es un deleite el que los seres humanos podamos comunicarnos con la palabra. Pero es que con la modernidad, no solo se intercomunican los seres de la misma aldea, sino que la comunicación de la palabra se extiende por el planeta por múltiples vías, contribuyendo importantemente a unir la humanidad en una comunicación global.

La palabra puede ser la mas dulce de las expresiones, pero también puede ser el arma mas arrojadiza cuando es bien empleada para esclarecer la verdad o cuando es mal usada para corromper con mentiras. La gran ventaja de esta arma es que nunca arremete físicamente por lo que es la herramienta mas eficaz para convencer a los seres y para ponerlos de acuerdo. La acústica y el tono de la voz también tienen su importancia y, en combinación con la mímica corporal y el rayo de la mirada, conforman la expresividad global de cada ser, genuina y única por otro lado. La palabra docente o científica adquiere relevancia y responsabilidad para el que la ejerce. Ante una audiencia uno da lo mejor de sí y prepara una representación en la que, ante todas las miradas, trata de atraer la atención para transmitir el mensaje del guión. Una clase magistral puede ser a la vez el peor y el mejor método docente. La prueba es que, siendo libre la asistencia, el buen profesor llena las clases y el malo las vacía. Las “Rooms” del American Heart se abarrotan y hay peleas por un sitio, si la información que se presenta es relevante. Los idiomas me fascinan, aunque solo chapurree tres. Cada lengua es una forma diferente de pensar y de expresarse con distinta musicalidad y belleza. Aunque exista traducción de una a otra hay conceptos no traducibles que enriquecen la mente del extranjero. Ay!  la palabra, qué deleite mas supino puede llegar a ser y qué herramienta mas útil el lenguaje para desarrollarla. Es el encadenamiento de las mismas lo que construye el mensaje oral que es percibido por el oído y transformado en pensamiento.

Por tanto, fabriquemos con las palabras buenos pensamientos y démonos el gustazo de buscar un bonito encadenado, será la mejor forma de evolucionar el sentido del oído propio y el ajeno. Hablar por hablar resulta banal e intrascendente para el que escucha y, aunque se nos inunde con palabrería, somos muchos los que no escuchamos. Al igual que con la mirada, uno puede hacer oídos sordos al bla bla bla. La palabra mejor, la que convence a la mayoría. A la no suficientemente atractiva la podemos ignorar. La escrita conforma el patrimonio mas importante de la humanidad, pues condensa todos los mensajes literarios, humanistas, históricos y científicos escritos por los grandes pensadores que en la vida han sido. Su lectura no solo nos transmite y nos genera pensamientos, sino que nos suele obsequiar con una bella cadencia del lenguaje que lo hace aún mas atractivo, convirtiéndose así el pensamiento en poesía y la poesía en pensamiento bellamente expresado. Todo un deleite a nuestra disposición.

En definitiva, el lenguaje oral entre los seres humanos nos diferencia claramente del resto de las especies y parece anteceder en la evolución al lenguaje telepático, próxima adquisición de la especie…, si consigue sobrevivir. Confiemos en que como lenguaje, el pensamiento transmitido por la mente conserve, como la palabra, la posibilidad de encadenarse con belleza y elegancia…,con poesía.

Por otro lado, mayor diferenciación aún la alcanzada por la especie en el descubrimiento y uso de la música, único lenguaje universal que esperaba ser descubierto para el deleite de la vida. Si los sonidos inundan el universo en caótica disarmonía, qué grande el poder ordenarlos y generarlos compuestos y en armonía para desencadenar una bella melodía. Si bien la emisión de sonidos y cánticos de otras especies ya eran música, el uso y la creación que el ser humano ha desarrollado nos eleva mas y mas el espíritu, condicionándolo para el bienestar y la serenidad. Se ha creado un lenguaje sonoro que todos entendemos y que nos predispone favorablemente. En definitiva, el gran secreto ha estribado en ordenar los sonidos agradables en notas y escalas para su clasificación. Una vez entonces se comenzó a componer secuencias con diferentes grados de armonía, cadencia y ritmo que atraían a las personas y que utilizaban en sus ratos de esparcimiento para serenar el espíritu. La música creada por el ser humano, con grandes evoluciones a lo largo de los tiempos, es hoy día nuestro patrimonio musical, el tesoro mas preciado de la humanidad. Y la ventaja de nuestro tiempo con respecto a otras épocas es que la podemos coleccionar y usar en cualquier medio y momento y no tener que esperar la ocasión. Y es que, se dice, la música amansa a las fieras. Y es verdad. Se ha comprobado cómo las plantas florecen mejor en un suave ambiente musical, las gallinas ponen mejor los huevos, los cerdos engordan mas felizmente y, en definitiva, la vida se siente mejor en bella sonoridad que en caóticos decibelios que enturbian la mente. Yo comencé a darme cuenta desde niño. Siempre me habéis oído contar el disfrute que sentía los domingos por la mañana cuando mi padre se organizaba sus conciertos en el “pick-up”. Al placer de despertarse tarde se unía el hacerlo lentamente bajo la dulce influencia de una lejana sinfonía que penetraba por nuestros oídos generándonos la dulce paz, el bienestar al despertar. Esa predisposición, ese ensanchamiento del alma que la música proporciona, fue captada por mi desde chico, por lo que ya siempre busqué ese objetivo corporal. Siempre procuré rodearme de música por sus efectos en mi y en los demás a los que no la impongo pero la sugiero.

Más tarde tuve la fortuna de conocer a José Luis Carrasco, mi amigo intemporal aunque ausente, con el que tantas conversaciones sobre la música y otras muchas cosas he mantenido. Aunque displicente siempre ante mi incultura musical, yo gozaba siempre cuando me transmitía cómo, para él, la música llenaba su sentido vital sin precisar mas nada, aunque tantas cosas le inspirara su deleite. Superdotado musical se sabía artista sin querer serlo, aunque a veces ejercía de tal. No le gustaba tocar el violín mas que en su ejercicio diario pero nunca delante de gente. Conmigo hacía excepciones y me regaló conciertos inolvidables. En Houston nos despertaba los Domingos por la mañana con las mañanitas y en Torres Cabrera en el patio nos regaló en una ocasión un concierto delicioso que nunca olvidaré. Su cerebro es musical. Quiere decir que sus complejas redes de conexiones neuronales se adaptan mejor a un lenguaje musical que a la realidad. Piensa que el mejor diseño del cerebro humano es el concebido para percibir la música, siendo el resto mas insustancial. Lo cierto es que yo percibo la armonía existente entre algo etéreo como el pensamiento y algo físico como el sentido musical. Los dos fluyen y se encadenan, los dos son aleatorios y genuinos, los dos buscan la coherencia y la armonía, los dos pueden brotar pausadamente o hacerlo con ímpetu, desbordando su fluidez e imponiendo su presencia, los dos, en definitiva, conllevan la evocación y determinan el sentimiento, influyendo también en el ánimo. En definitiva creo que la música es mental en su estructura armónica y encima influye poderosamente en nuestras mentes. Pero por encima de todo es un deleite el ir descubriendo todo el acervo musical y la música que se genera o se reedita. José Luis me reprochaba que no supiera quien era el autor de tal pieza pero yo le discutía que la música, cuando está en el aire ya es de todos y no importa tanto el autor como el efecto que produce. Lo bonito para el autor no debiera ser el reconocimiento sino el placer de desarrollar la genialidad de componerla desde su cerebro para el de todos. Por supuesto que creo que los autores e intérpretes de la música son cerebros privilegiados y que equiparo a Mozart con Einstein, pero nunca entendí bien por qué el músico necesita tanto del aplauso y corporativiza siempre su exigencia. Para mi la música es colectiva y cuando sorprende es cuando uno empieza a interesarse por el autor y por el intérprete, como ocurre en la literatura. Lo cierto es que ya en el aire la música nos pertenece a todos y en nuestro tiempo esto es un privilegio. A la hora de escucharla yo prefiero administrarme pues sé que la reiteración de la belleza la desmotiva un poco, pero también me gusta escucharla random, que fluya la música que sea, a la espera de cuando llega mágica y placentera, inspiradora y con ganas de ser la banda musical de “nuestra irrepetible película”, la de nuestra vida.

El sentido del oído, la música es mental en su estructura armónica e influye poderosamente en nuestras mentes.

Bueno chavales, gracias por soportarme, si es que habéis llegado hasta aquí. Tampoco yo sé cómo es que llegué. Los sentidos, creo que están para desarrollarse y, como tantas veces he mencionado, sujetos a evolución. El escudriñar sobre ellos con vosotros quizás es un impulso de profundizar en lo obvio y en lo inherente, aunque lo vivamos desapercibidos. No os molesto mas, a mi también me gusta acabar. Buen sentido a todos.

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