Me gusta el término, creo que podría sentirme así. Si tuviera que definir qué se entiende por Homo Hemodinamicus, podría comenzar diciendo que es el producto de la evolución del cardiólogo que ha profundizado en la fisiopatología cardiovascular y además ha crecido en el desarrollo de la intervención terapéutica.
Pero lo más básico es ser un buen cardiólogo, sin ello no se alcanza la especie. Porque no es suficiente aprender a cateterizar el sistema cardiovascular, eso es una adquisición sencilla con la práctica. Hay que ser ante todo cardiólogo, que conoce la clínica y todas las técnicas diagnósticas no invasivas o externas pero que confía más en los hallazgos fisiopatológicos o internos, que conoce y confía en los tratamientos médicos pero que también lo hace en terapia intervencionista. Cardiólogo que conoce y practica las cardiopatías congénitas y la electrofisiología. No basta con saber tratar la enfermedad coronaria.
Por tanto, el Homo Hemodinamicus es una forma de ser un cardiólogo que tiene la oportunidad de disfrutar una práctica global porque, a pesar de que muchos consideran su propio territorio la clínica, la ecocardiografía, el diagnóstico por imagen, la cardiología nuclear, la electrofisiología, las cardiopatías congénitas, la hipertensión…etc, el Homo Hemodinamicus practica todas estas disciplinas y muchas otras basadas en observaciones hemodinámicas e intraluminales en lo más íntimo.
Además, generalmente lo hace en el momento de la decisión terapéutica, con toda la información al alcance en el momento oportuno de la decisión. La utiliza para tratar transcateter un amplio espectro de enfermedades cardiovasculares que no cesa de crecer. Por otro lado, posee el mejor método para evaluar el resultado inmediato del procedimiento, quedando listo para efectuar un seguimiento clínico para conocer el resultado tardío y poder así evaluar la historia natural de la enfermedad así tratada.
Por tanto, yo no llamaría Homo Hemodinamicus a todo aquél que practica la cardiología intervencionista porque, como digo, no basta saber cateterizar.
Desgraciadamente, se observa con preocupación en mucho cardiólogo joven excesiva focalización en las técnicas terapéuticas, excesiva confianza en los estudios no invasivos que otros han realizado, falta de confianza en las observaciones angiográficas y hemodinámicas propias, a las que cada vez se mira menos, prefiriendo estimar en vez de medir. Se observa un afán por tratar rápido sin prestar atención a la evaluación del resultado. La excesiva focalización en la sala de hemodinámica, deja poco tiempo para la práctica clínica que siempre debe acompañar, y dificulta mucho la investigación clínica. Es decir, no se debe evolucionar abandonando el proceso evolutivo, porque no se evolucionó para eso.
De persistir la especie, el Homo Hemodinamicus ha de guardar bien dentro todo el proceso que lo generó, porque si no se producirá una tremenda involución a Homo Cateter, una especie menor desprovista de contenido cardiológico, por muchas habilidades técnicas que desarrolle. Algo así ocurrió con la cirugía cardiovascular, lo que ha supuesto para muchos una gran pérdida. No permitamos una involución, inculquemos a nuestros jóvenes cardiólogos el verdadero espíritu del Homo Hemodinamicus. Si persiste la especie, ganará la cardiología en beneficio de los pacientes.
En 2014 fui invitado por la Universidad de Coimbra a dar una conferencia con el título “Homo Hemodinamicus”. Este es un resumen escrito de aquella presentación.
Nunca tuve oportunidad de leer tantas verdades sobre la Cardiología, el ejercicio de la misma y el Intervencionismo Cardiovascular. Por ahora estoy en vías de llegar a ser un Homo Catéter… pero pronto aspiro a ser un Homo Hemodinámicus.