Pero además, hace 800 millones de años, estos seres pluricelulares desarrollaron una cavidad interna denominada “coelom” que se convirtió en un receptáculo pasivo encaminado al intercambio de gas con el exterior, a la alimentación y a la reproducción sexual. El simple apelotonamiento celular dificultaba la comunicación y el intercambio intercelular.
Esta cavidad estaba rodeada y protegida por una capa de células que constituían el “endodermo”, que se diferenciaba de otra capa exterior denominada “ectodermo”. Esta internalización u organización interior, dotó a los seres de increíbles capacidades para subsistir, creándose así un metabolismo interno que denota un importante grado de asociación celular.
Pero además, se requería una matriz extracelular o exudado de las mismas que mantuviera las células en sus capas juntas. La matriz se desarrolló con la síntesis de colágeno y surgieron los Metazoos. Se ha comprobado en esponjas que la producción de colágeno es regulada por un homólogo de la miotrofina, inductora de hipertrofia en los mamíferos.
Ello nos demuestra la existencia de un temprano eje autocrino/paracrino para el crecimiento, comunicación y exudación celular, planes de ingeniería para la comunicación interna y la consistencia y transformación del ser. La embriogénesis de los seres aún reproduce estas fases iniciales que la vida siguió para su transformación.