Hace 550 millones de años, surgen los Cordates , seres con un nervio dorsal encargado de infiltrarse entre la musculatura para activar su contracción. Sus tres ramas de evolución se diferencian, y una de ellas, los Vertebrados, que desarrollan una envoltura ósea sobre el tejido nervioso para protegerlo, suponen un eslabón importante de nuestros antepasados.
El sistema nervioso se organiza y cruza cables en todas direcciones, multiplicando las interconexiones neurales e incrementando significativamente las capacidades. Se desarrolla un sistema de sensado interno y externo que se expresan en terminaciones nerviosas, con lo que se controla el medio interno y se desarrollan capacidades para explorar mejor el medio externo.
Surge todo un mundo de percepción entre los seres y comienza a organizarse una intensa arborización de un incipiente sistema nervioso. Con los eones del tiempo, hace 500 millones de años, surge en los seres vertebrados el cerebro primitivo, centro del control neural desde donde una extraordinaria organización celular sensa y ejecuta acciones en consecuencia, para mantener el medio interno y para actuar en el externo. Tal grado de conexión y especialización celular, distribuida en dos hemisferios, conlleva una extraordinaria organización que hace crecer en capas al cerebro conforme la evolución avanza. Es decir, nuestros cerebros actuales conservan la parte primitiva que llegó a controlar el medio interno pero el crecimiento desaforado de habilidades en los seres fue creando capas y estructuras superiores, hasta formarse una corteza que a su vez controla los centros vitales y relaciona con el exterior.
Surgen la memoria, el aprendizaje, los reflejos, el control endotérmico, la conservación y consumo de la energía, el extraordinario mundo de los sentidos y hasta el pensamiento, etérea expresión de todo el ser que va a constituir la semilla del conocimiento. La vida continúa su avance…