El pericardio es una capa serosa doble que envuelve el corazón, con una pequeña cantidad de líquido seroso en su interior para impedir la fricción con sus continuos movimientos. Por tanto, el contenido de la doble capa serosa o cavidad pericárdica es prácticamente virtual. Sin embargo, en ocasiones, bien por irritación, infección, viriasis, procesos tumorales por contigüidad o a distancia, o incluso por perforación de una cavidad, el contenido pericárdico puede aumentar de forma llamativa, dificultando con ello los movimientos cardíacos, sobretodo el llenado ventricular. Cuando la colección es extrema, el corazón puede presentar una condición de bamboleo, estando sumergido en un mar pericárdico que impide su funcionamiento, llegando a producir lo que se llama “Taponamiento Pericárdico”, que puede llegar a ser mortal. Cuando esto ocurre, es preciso actuar con urgencia mediante una Pericardiocentesis.
Trasladamos al paciente a la sala de hemodinámica y en decúbito supino, tras infiltración anestésica local de la zona sub-xifoidea, se introduce una larga aguja con control radioscópico en dirección al hombro izquierdo. La radioscopia permite afinar mucho y el tacto identifica el momento en que se traspasa la capa externa del pericardio y la aguja está en el saco pericárdico. En ese momento, se extrae el fiador de la aguja y se introduce una guía en la cavidad pericárdica. Se tuneliza la punción hasta el pericardio con un dilatador sobre la guía y se introduce, a su través, un catéter con múltiples orificios cuyo extremo queda conectado a un bolsa. Si el taponamiento es masivo, se aspira con jeringa al principio para obtener una recuperación hemodinámica y posteriormente se conecta a la bolsa de drenaje. La obtención de una muestra de este líquido permite un análisis biológico del contenido que será clave para estudiar la causa y para enfocar el tratamiento. Tras la pericardiocentesis, hay que monitorizar con Ecocardiograma la evolución del pericardio. Si no drena después de 48 horas, puede retirarse el drenaje y continuar con el estudio. La pericardiocentesis puede evitar el taponamiento y salva vidas en ocasiones.