Cierre de Comunicación Interventricular, cardiopatía congénita
La CIV (Cierre de Comunicación Interventricular) es un defecto congénito grave, la mayoría de las veces, y aunque excepcional, puede también ser adquirido tras rotura del septo interventricular en un infarto agudo de miocardio.
El defecto hace que, en cada latido, pase un chorro de sangre de izquierda a derecha, aumentando el volumen circulante a los pulmones, causando plétora vascular, catarros e insuficiencia cardíaca, además del desarrollo de hipertensión pulmonar.
Algunos defectos pequeños cursan asintomáticos hasta la edad adulta. Su tratamiento clásico ha sido y sigue siendo la cirugía. Sin embargo, desde comienzos de siglo se han desarrollado dispositivos para su introducción percutánea y cierre del defecto.
De nuevo, el dispositivo del Dr Amplatz es el más utilizado, bien para defectos del septo muscular como para la CIV subaórtica. Existen otros dispositivos en forma de coils enrollados en 2 discos, quizás más útiles y menos abultados en defectos pequeños. El procedimiento no ha tenido tanta acogida como el cierre percutáneo de la CIA, quizás debido a su complejidad y a la posibilidad de desarrollo de Bloque Aurículo-Ventricular.
En las CIV del septo membranoso, el tejido de conducción suele discurrir por el borde inferior del defecto. Este hecho es conocido por los cirujanos que cierran el defecto con parche suturado a los bordes del defecto. De hecho, en estos pacientes también puede desarrollarse bloqueo A-V tras la operación. En el caso de los dispositivos percutáneos, quizás la sobredimensión del tamaño del dispositivo puede erosionar el tejido de conducción. En nuestra experiencia en más de 100 pacientes tratados, el bloqueo A-V apareció en el 4% de los casos. Nunca se sobredimensionó y en un paciente el cierre fue sobre un defecto muscular, no relacionado con el haz de His. Lo cierto es que cuando el procedimiento percutáneo tiene éxito, lo que ocurre en el 95% de las ocasiones, el defecto queda ocluido, suprimiéndose así el cortocircuito entre ambas circulaciones. El procedimiento se realiza bajo anestesia y es guiado radiológicamente y por Eco-transesofágico.
La introducción de toda prótesis obliga a una profilaxis anti-endocarditis y máxima asepsia durante el procedimiento. Durante el cateterismo, es preciso cruzar el defecto con un catéter desde el ventrículo izquierdo al derecho. Desde allí se introduce una guía metálica que es capturada desde el sistema venoso y extraída por otra ingle. Con un circuito veno-arterial establecido, resulta posible introducir una cánula en el ápex ventricular izquierdo. Desde allí, y en retirada, se despliega el disco izquierdo y se tracciona hacia el septo, donde es desplegada la cintura. Si la posición no es correcta, el dispositivo puede ser siempre reintroducible en la cánula y reposicionable. Si la posición es correcta, se despliega el disco derecho y se desatornilla el dispositivo, quedando liberado. En el siguiente mes, una película endocárdica cubrirá el dispositivo, aislándolo de la circulación, al igual que ocurre con los parches quirúrgicos.
La recuperación del paciente es rápida, debiendo seguir un régimen antitrombótico hasta el cubrimiento del dispositivo. Nuestro grupo ha hecho contribuciones científicas al desarrollo de estos procedimientos. (Referencias…).