Desde los comienzos de los años 2000, tenemos en el mercado plataformas de stent metálico cubiertas con un polímero que engloba una droga antiproliferativa que libera lentamente a partir de su implante, por un tiempo medio de 20-30 días. Esta lenta liberación permite que se inhiba el proceso proliferativo cicatricial tras el implante. Con ello, disminuyó drásticamente la incidencia de reestenosis tras tratamiento de lesiones coronarias con stents, quedando entre un 2 y un 10%, según el tipo de lesión tratada.
Todo lo aprendido con los stents metálicos inertes era aplicable a los DES, ya que la plataforma no variaba, incluso mejoraba en navegabilidad y en fabricación. Por tanto, aumentó vertiginosamente el número de pacientes coronarios tratados con DES en todas las circunstancias clínicas (angina estable e inestable, angina silente, infarto de miocardio…). Sin embargo, surgió una preocupación en el famoso congreso europeo de cardiología de Barcelona en el 2004, y era la posibilidad de aumentar la incidencia de oclusiones trombóticas tardías, secundarias a la excesiva inhibición proliferativa, que dejaría el stent metálico sin recubrimiento neointimal y en contacto con la sangre, lo que podría favorecer la trombosis. El proceso fue estudiado a fondo y nuevas drogas antiplaquetarias y antitrombóticas diseñaron nuevas estrategias para evitar la complicación tardía.
En la actualidad, se ha conseguido llegar a una incidencia de trombosis tardía similar entre los DES y los stents inertes, y esta oscila entre un 1 y un 2%. Otro aspecto que ha mejorado es la droga seleccionada. Inicialmente se observó como más eficaz el Sirolimus que el Plaquitaxel. Actualmente, la familia de los “Limus”, principalmente el Everolimus, se han afianzado. También ha mejorado el sistema de liberación, llegando en algunos casos a liberarla sin ayuda de polímeros, que también pudieran contribuir a favorecer la trombosis. Este sistema de liberación es abluminal, es decir, hacia la pared arterial y en contacto con ella. La diversidad de diámetros y longitudes de los DES también ha progresado por lo que hoy día los DES son el mejor instrumento cardiológico para tratar la enfermedad coronaria.