La taquicardia paroxística supraventricular (TPSV) es una de las causas más frecuentes de consulta en los servicios de urgencias. La gran mayoría de las veces se producen por un mecanismo de reentrada o “cortocircuito” en el sistema de conducción de los impulsos cardiacos. La presentación clínica puede ser variable. Lo más frecuente es la presencia de episodios de taquicardia  que provocan un intenso malestar general, con angustia, sudoración y hasta opresión precordial y mareo. En ocasiones, se presentan como un cuadro sincopal, con perdida de conciencia. Su brusca desaparición, en otras, pueden confundir el diagnóstico al consultar cuando ya se han quitado, siendo a veces catalogadas como crisis de ansiedad.

El diagnóstico se realiza mediante un electrocardiograma (Figura 2). En el se observa un ritmo cardiaco muy elevado, en general con complejo fino y dificultad para identificar la actividad auricular. Pero no siempre es fácil efectuar el registro electrocardiográfico durante la crisis, ya que si hay retraso al consultar pueden haber cedido sin dejar rastro.

Para su tratamiento, los fármacos antiarrítmicos pueden yugular las crisis y, tomados preventivamente, pueden disminuir el número de episodios de TPSV, sin embargo, no hacen desaparecer el sustrato patológico que las produce. Por ello, hoy día se  aconseja el tratamiento curativo mediante la ablación con radiofrecuencia en todos los pacientes con taquicardias supraventriculares sintomáticos, dado que la tasa de éxito  es muy elevada y el número de complicaciones mínimo. En ciertas profesiones con responsabilidades en el transporte de personas, dada la posibilidad de que los episodios se acompañen de pérdida de conciencia, el tratamiento curativo resulta de imperiosa necesidad.

Estudio electrofisiológico y ablación

Se realiza con anestesia local, a través de la ingle. Se introducen varios catéteres electrodos que se sitúan en distintos lugares del corazón para estudiar las características de la formación y propagación de los impulsos cardiacos, los intervalos intracavitarios y una estimulación programada con marcapasos y extraestímulos eléctricos  para desencadenar la taquicardia. Con ello, se estudia y se localiza fácilmente el  sustrato responsable (Figura 1).

Una vez que se conocen las características “electrofisiológicas” de la taquicardia, se procede a su eliminación mediante un catéter de ablación. Las taquicardias más frecuentes son la intranodal y las mediadas por vías accesorias. El catéter de ablación, además de poder registrar información nos permite aplicar la energía para conseguir realizar la desaparición del sustrato causante, vía lenta en la taquicardia intranodal y vía accesoria  en las taquicardias ortodrómicas. La energía aplicada suele ser la radiofrecuencia, o el frio, con lo que se consigue la ablación. De forma meticulosa  se efectúa un mapeo o cartografía para explorar el lugar donde se encuentra el  “foco” de la taquicardia. Así, se aplica la energía en el sitio exacto para conseguir su eliminación.

El paciente no sufre durante el procedimiento, salvo las molestias típicas que ya conoce al desencadenar la taquicardia y, en ocasiones,  una sensación molesta al aplicar la energía. Solo ha de tener paciencia y estar quieto y tranquilo durante el procedimiento. La tasa de éxito es cercana al 98% de los casos, y el porcentaje de complicaciones menor del 1%.

El Dr José Segura Saint-Gerons es un experto cardiólogo de nuestro Grupo Corpal, quien dirige los estudios y procedimientos en estos pacientes en el Hospital Cruz Roja de Córdoba. A continuación, les presentamos un ejemplo de taquicardia en una paciente tratada de forma reciente.

Tras el tratamiento, fue imposible inducir la taquicardia con extraestímulos incluso con fármacos facilitadores. El problema eléctrico fue resuelto y la paciente está libre de estos ataques de taquicardia.

Pies de Figuras

 Fig.- 1.- Imagen de radioscopia en proyección OAI 45 donde se objetiva catéter electrodo tetrapolar en aurícula derecha alta y catéter de ablación a nivel medio-septal, justo en posición y condiciones  para la aplicación de radiofrecuencia.

Imagen de radioscopia en proyección OAI 45

Figura 2.-  Taquicardia de complejo estrecho a 180 latidos por minuto. El complejo QRS oculta la actividad auricular por ser simultánea.

Taquicardia de complejo estrecho a 180 latidos por minuto

Figura 3.- Estimulación desde ápex de ventrículo derecho, objetivándose una conducción ventrículo-auricular 1:1.

Estimulación desde ápex de ventrículo derecho

Figura 4.- Estimulación programada desde aurícula derecha alta con ciclo base de 400 milisegundos (mseg) y un extraestímulo a 310 mseg. Se objetiva salto nodal e inicio de la taquicardia intranodal lenta-rápida. El impulso baja por la vía lenta y sube por la rápida.

Estimulación programada desde aurícula derecha alta con ciclo base de 400 milisegundos (mseg) y un extraestímulo a 310 mseg.

Figura 5.- Ritmo de la unión durante la aplicación de radiofrecuencia en el sitio de ablación de vía lenta, lo que indica alteración de la zona aplicada.

Ritmo de la unión durante la aplicación de radiofrecuencia en el sitio de ablación de vía lenta
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