Como decía en el primer escrito, desde el final del vuelo a Canarias comenzamos a planificar qué haríamos el verano siguiente, qué vuelo habría que preparar. Alfonso era el primer entusiasta, aunque luego vagueaba en los encargos y las tareas de aprendizaje que Paloma le encargaba. Paloma fue conociendo a Alfonso, porque venía a volar a Córdoba y nos reuníamos. Como decía, la amistad fue profunda desde el principio.

Ambos se admiraban, a pesar de ser tan distintos y singulares, ambos seres excepcionales con conexiones extrasensoriales entre los tres, también yo me sumaba, comunicaciones simultáneas, casi telepáticas, aunque las conversaciones en todos los viajes nunca  encontraran fin. Escuchar a Alfonso hablar relajadamente y con tiempo fue siempre una delicia en los vuelos. Esa simple exaltación que alcanzaba por el hecho de volar, hacía que se le acentuara el ingenio. Lo divertido de sus pensamientos espontáneos siempre nos hacía reír. Las conversaciones sobre aeronáutica y sobre cada vuelo eran también geniales y Paloma con su paciencia exquisita también disfrutaba enseñando.

Pero hablemos de aquél viaje. A lo largo del año se fue preparando un itinerario. Con el antecedente del primer vuelo Spirit of Corpal, que fue y volvió de las Islas Canarias, no podía ser “pecata minuta”. Pensábamos salir de Córdoba (LEBA) en dirección a la costa hasta Alicante (LEAL), donde haríamos una parada de un día. Después volaríamos a Mahón (LEMH), donde estaríamos la tarde noche y otro día entero. Al siguiente, volaríamos a Gerona (LEGE) donde también estaríamos un solo día para continuar vuelo a San Sebastián (LESO). La bella Easo fue nuestra casa la tarde noche y al día siguiente. Por último, la vuelta, el vuelo más largo (LESO-LEBA), llegar a Córdoba con “la calor”, bañarse en la piscina y el gran relajamiento de la misión cumplida. En síntesis era eso y justo así fue.

Trayecto del viaje

En cuanto al avión a utilizar de la flotilla de aviones de TA-Espejo, nos inclinamos por la misma que el año anterior voló tan espléndidamente a Canarias. La EC-JJF, una Cesna bimotor (“Push-Pull”) con capacidad para 4 personas. Nuestro amigo Fernando Espejo, fundador de TA-Espejo, la solía utilizar para vuelos de avistamientos y turísticos. Nosotros la alquilamos en ese sentido y para esos vuelos resultaba ideal, por capacidad de combustible y por volarse tan bien.

Preparativos con mapas y GPS en vuelo

Yo seguía siendo, y siempre lo seré, un principiante ya que comencé a volar muy tarde en mi vida, pero también a lo que me dedico, la Medicina, me gusta sentirme principiante, porque es la forma de aprender cada día.

En aviación también es así, tampoco me sorprende pues. Maravilloso aprender y en eso también entraba Alfonso, que ansiaba conocimientos aeronáuticos y explicaciones de cada maniobra. De manera que volvíamos a ser “residentes” colegas en el aprendizaje de otro mundo, la aviación.

Tripulación y pasaje

En cuanto a la tripulación y el pasaje, todo estaba claro. La gran jefa era Paloma, con cerca de 5000 horas de vuelo en su bagaje. Su amor por la aviación y la Meteorología la llevó desde niña a sobresalir como profesional en ambos campos y ser querida y respetada en todos los confines de la aviación. En un mundo de hombres, el mérito de Paloma es doble. Ella preparaba minuciosamente cada itinerario y cada vuelo era un aprendizaje, encargaba tareas a sus alumnos y corregía cualquier trastada.

El piloto al mando iba a ser yo, precisamente para aprender cuanto más mejor, con la gran Paloma a mi derecha. Como pasaje detrás, 2 grandes personajes.

Paloma Requena en vuelo

Uno “Pakito”, Don Paco Martinez, piloto y trabajador en Espejo, con el que hago con frecuencia vuelos locales en los que ambos disfrutamos mucho, y no deja de enseñarme y corregirme. También a él le debo mucho durante años en seguir aprendiendo con él en cada experiencia y en nuestras charlas. Ya surgirá hablar de Paco, un amigo intemporal, porque yo conocí a Paco cuando era profesor que ayudaba a mi hijo Juan en los estudios, hace de esto muchos años. Lo reencontré en TA-Espejo, la que siempre fue mi compañía de vuelos y en la que me hicieron sentirme en mi casa todos sus empleados. Gracias a todos por ello!!!

Por último, y por primera vez, algo que se repetiría años sucesivos, el Dr Alfonso Medina se incorporaba a la aventura de volar y volar por los campos, con sus sierras y valles, por los mares y por las islas, allí donde su alma más libre se llegó a sentir. Le fascinaba el desarrollo del plan de vuelo y siempre con los mapas iba identificando, preguntando rumbos y pidiendo explicaciones de cada maniobra en vuelo. Altitud y velocidad. Pocas turbulencias, si son ligeras no importa, si son importantes…Paloma, qué está pasando…!!! Lo mejor de todo, la siempre animada charla durante la cena de cada noche sobre todas las vicisitudes y acontecimientos en el transcurso de cada vuelo. El fino humor de Alfonso hacía estragos sobre nosotros, sus mayores fans, cuando comentaba todo cuanto acontecía en cada jornada. En definitiva, un equipo en marcha con un plan en marcha. La fecha, el 22 de Julio del 2010, Jueves.

Alfonso Medina y Paco Martínez en vuelo

El día anterior Alfonso llegaba a Córdoba, donde cenaríamos como fase final de la preparación. Dos de mis hijos, Josele, su Mujer Ana y Javier, su discípulo, nos acompañaron también en la cena en un restaurante de la ciudad. La excitación en toda la tripulación era palpable.

Los chistes se sucedían y la disciplina también, tonterías las precisas, decía Paloma. Sin embargo, Alfonso había pensado tanto en el peligro que íbamos a correr que tenía diseñados diferentes formas de “noticia” que se iba a generar tras el accidente mortal del “Spirit of Corpal”. Narraba la noticia escrita en la prensa, incluso en los telediarios de distintas cadenas, junto a la explicación del siniestro. Todo acompañado por su ingenio al describir situaciones inventadas. La necrológica le fascinaba, quisiera poder adivinarla sin llegar a verla escrita. En cualquier caso, decía que si fuera a ser así, tampoco le rechinaba, era una bonita forma de decirle adiós a la vida, volando. La euforia nos dominaba, la determinación también. A la cama, que hay que estar frescos mañana.

El Jueves por la mañana, recogí a Alfonso en el hotel y directos al Aeropuerto. Lo primero a las oficinas de Espejo. Paloma recopiló la documentación del avión, las balsas salvavidas. Con el plan de vuelo aprobado, nos disponemos a volar de LEBA a LEAL. Los mecánicos tenían el avión recién revisado y con ambos depósitos de combustible llenos. Nos hicimos fotos con el Spirit y tras despedidas nos montamos en el avión. Salimos por la 21 manteniendo rumbo de pista hasta alcanzar los 500 pies, virando luego a la izquierda hasta alcanzar el punto Eco sin subir de 1000 pies. Después, ascender a 5000 pies, con rumbo 110. Pasada las sierras de Jaen cambiamos a rumbo 080, habiendo alcanzado los 6500 pies de altitud. En cuanto a los controles, empezamos con Sevilla, que en cuanto que pudo nos pasó a Valencia, hasta alcanzar control Alicante.

Junto al avión, a la llegada a Alicante

El vuelo duró 1 hora y 30 minutos, fue muy placentero y visual, como Alfonso decía, la belleza del campo, los pueblos y carreteras, los montes de la gran Iberia. La toma fue buena, Alfonso me dio un 8, Paloma un 7 y Pakito un 9. Tras aparcar en aviación civil, recoger y asegurar la nave, taxi al hotel Meliá, en el centro de Alicante. El hotel, lleno de guiris y con gran bullicio. Baño y descanso en la habitación. Mini-siesta, más prolongada la de Paloma. Paco se fue a la playa y Alfonso y yo dimos un paseo y charlamos en el Hall del hotel. Continuaba tan excitado que necesitaba hablar y comentar. Le maravillaba que seres tan torpones como ambos éramos, pudiéramos manejar un avión e ir de un sitio a otro.

 Bajo el ala
Dr Medina y los pilotos, aeropuerto de Alicante

A solas, sin las explicaciones de Paloma, me pedía que le explicara la sostenibilidad en el aire del avión y otras cosas elementales, que si me ponía nervioso en la tomas…, le gustaba decir que un vuelo era como un cateterismo cardiaco terapéutico de alto riesgo en el que las decisiones que vayas tomando durante el procedimiento pueden determinar el bien del paciente o su posible “crush”…también yo lo pensaba, la similitud era acertada. Pero le decía que para equiparar a tope, el médico también debería morir con el paciente en el “crush”…(qué pocos quedarían)… Pero también sufría nuestra alma a tope con cada “crush” médico, lo que en definitiva validaba la comparación.

Cada mañana, afrontando peligros en el avión y en el Lab, nada cambia en el enfoque de los procedimientos. Paloma se incorporó con su I-pad y los mapas. Comenzaba la planificación del vuelo del día siguiente al incorporarse Paco. La duda de Paloma era cómo atravesar las islas hasta llegar a Menorca. Al ser un vuelo visual, los controladores pudieran ponernos a 1000 pies todo el trayecto, lo cual es incomodísimo, con mayor consumo y más peligroso sobre el mar. A Paloma se le ocurrió salir de Alicante en visual costeando hasta virar al mar, en que subiríamos para cambiar a vuelo instrumental hasta Mahón, con lo que todo sería más cómodo. Pero llegó la hora de la cena. En el diseño del viaje, esto era un punto importante.

Una buena cena en cada lugar, en tan buena compañía a todos nos apetecía. En Alicante seleccionamos un sitio de pescado y marisco que nos gustó, también se probó el arroz. Después de una gran velada nos fuimos a dormir a plenitud, con tanta sensación agradable en el alma.

Dr Medina y Paloma Requena

De LEBA salimos con facilidad. Pero salir de LEAL, un aeropuerto bien transitado, mucho más difícil. Primero encontrar y acceder a aviación civil. Allí, bien acogidos por profesionales (siempre alguno conocía a Paloma), hacer el plan de vuelo casi con 45 minutos de antelación y pagar las tasas. De ahí al control, a veces fácil, otras no. De ahí al avión, complicado. Aviación civil suele estar en la lejanía, por lo que o caminando bajo estrictas normas o alquilar un transporte. Al fín llegamos con el Spirit of Corpal, majestuoso en la pista. Inspección externa y todos a bordo. Dentro, cinturón e iniciar check in. Paloma, inflexible daba las órdenes al tiempo que abría la radio y solicitaba puesta en marcha. Comenzaba el vuelo. Deseando no equivocar los puntos requeridos por la torre para Taxi del avión a la pista 10. Tras las autorizaciones pertinentes, sonó la radio…EC-JJF, clear for departure… El despegue fue perfecto y nos dirigieron a 1000 pies sobre el terreno al punto NE, El Campello, desde donde nos permitieron subir a 3000 pies bordeando la costa. Así seguimos hasta Benidorm, nuestro Manhatan particular, al menos desde el aire. Desde ahí, viraje a la derecha hasta rumbo 080. En ascensión a 6000 pies. Paloma decidió que mejor que cambiar a vuelo instrumental sería bordear el TMA de Palma hasta llegar a Mahón. Así hicimos y el viaje fue perfecto a la altitud elegida, con alguna nube, pero con gran visibilidad de Ibiza y Formentera, Mallorca en la lejanía, hasta el disfrute de la aproximación al llegar a Menorca. Tras descenso a 1000 pies, entramos en la isla por la playa de Son Bou. De allí, procedimos al circuito hasta aterrizar en la pista 01L. La duración del vuelo fue de 1 hora y 50 minutos. Seguimos al “Amarillo”, quien nos llevó hasta parking. Nos sugirió contratar un Handling, empresa del aeropuerto que te da transporte dentro del mismo y te facilita trámites. Amables y eficaces, aunque siempre caros. Ya lo conocía por el vuelo a Canarias, pero este año también se experimentaba en ciertos aeropuertos. Salida rápido con el equipaje y Taxi para el hotel Punta Prima.

A pie de playa y con magníficas instalaciones, el hotel era el lugar perfecto para descansar y recrearse.

Paloma Requena en su habitación del Hotel Punta Prima a la llegada a Mahón

Llegamos a la hora de almorzar y solo tomamos unos sándwiches en uno de los bares de piscina, con música agradable de fondo y magnífica vista al mar. Descubrir la habitación también tuvo su encanto. Eran como bungalows de 2 pisos, con amplia habitación y baño acogedor cada extenso piso. Baño turbillón y descanso con siestecita.

Vistas al mar desde su habitación
Tras el almuerzo en el bar de la piscina

La reserva del restauran para cenar había sido hecha desde Córdoba una semana antes. Llamé y tuve la suerte de hablar con el dueño. Eran expertos en preparar las famosas calderetas de langosta típicas de la isla. Yo las recordaba de mis veranos en Ibiza y también en Palma, pero me dijeron que nada como en Menorca. El sitio estaba a1/2 hora en taxi desde el hotel, hacia el este de la isla. Paraje ideal y restaurante genial. Cena de disfrute entre 4 y conversaciones con babero y la boca manchada, con algún espurreo tras carcajada. La caldereta fue magnífica y el trato exquisito. Quedamos saciados y nos fuimos en taxi al hotel, con alguna cabezada en el camino. Excelente dormida para todos. El día siguiente fue de relax y disfrute de las instalaciones del hotel y del fácil acceso a playa. Disfrute de la naturaleza y clima de la isla. A las 20 horas, Dry en el bar en tertulia y cena en un barco en el puerto de Mahon con una vista divina, para después planificar un nuevo salto por el mar Mediterráneo.

Caldereta de langosta en el “Cranc Pelut”
Con baberos para no mancharse
Paloma y Paco en la terraza bar del Hotel Punta Prima
Alfonso y Paco durante la cena en un barco del puerto de Mahón

Mañana volamos a Gerona. A Paloma le preocupaba un poco la Meteo durante la mañana.

Salimos también por la pista 01 L en una mañana ventosa y con nubes a la salida de la isla. Viento racheado a 1000 pies del suelo  o mar, mucho movimiento mientras subíamos por la costa este hacia el norte. Una controladora antipática nos riñó por abandonar la costa ventosa hacia el mar abierto antes de que ella lo hubiera autorizado. Nosotros habíamos comunicado la intención y estábamos localizados por el Transponder. Nos permitió subir a 4000 pies hasta que tras buen tramo de mar, empezó a bajar el viento y ascendimos a 6000 para todo mejorar. Satisfacción al divisar a lo lejos la Costa Brava. Entramos en circuito por Tossa de Mar, punto SE de LEGE. Barcelona control nos guio hasta acceder a LEGE por la pista 02. Buena toma y, de nuevo satisfacción general. La duración del vuelo, 1 hora y 16 minutos. El aeropuerto es una pura base de Ryan Air mas un huequito para aviación civil.

Preparando la salida desde Mahón en día ventoso
Paloma, Alfonso y la chica del Handling que nos ayudó

Al llegar, Taxi al hotel y rápida salida para comer algo. Arribamos a Gerona un Lunes y era fiesta allí. Casi todo estaba cerrado. Caminando, encontramos un sitio pequeño agradable, donde una camarera guapa, de aspecto hippy, nos trajo unas tapas y charló con nosotros, con Alfonso bromeó y baciló. Después de un descanso en el hotel, salida a pasear por Gerona buscando un buen restaurante. En los grandes no había sitio y además estaban a 40 Km. Optamos por improvisar, conscientes de que la noche anterior habíamos llegado casi a la gula. No había que cenar mucho. Llegamos a una plaza preciosa, con soportales y montones de bares con terraza. La temperatura agradable nos invitó a sentarnos allí. La comida no valía nada y el trato despectivo. Nada que ver con la hospitalidad, cariño y generosidad de mis amigos Albert y Marc cuando nos invitaron a Besalú hace años. Volvimos caminando hasta el hotel y planificación del siguiente vuelo, de Gerona a San Sebastián.

Paseo al atardecer por Gerona

Al día siguiente llegamos pronto al aeropuerto e hicimos todas las gestiones pertinentes que a veces eran insufribles. Todo era mejor al hacer el plan de vuelo, en las oficinas. El mayor problema del vuelo era la salida y la Meteo hasta llegar. LEGE, al borde de los Pirineos y sus estribaciones, obliga a subir una pared de acceso a un inmenso valle con los Pirineos a la derecha. Despegamos por la pista 20 con normalidad y al abandonar por punto SW, Castillo de Montsoriu, comenzamos un empinado ascenso con rumbo 270.

Sobrevolando un mar de nubes camino de San Sebastián

El ascenso, como digo era casi proporcional al de la montaña. Motor a tope y ya iba justo. En mi entrenamiento con Juanma, siempre me decía… no estés mucho tiempo full-engine, aunque sigas subiendo quítale algo de potencia, dale algo de descanso…. Cuando vi que la distancia a tierra se mantenía decidí dar descanso. El terreno se allanaba y nada variaba, sin embargo, al fondo divisábamos una auténtica pared a superar. Alfonso y Paco comentaban…sube poco, no?. Al acercarnos a la pared, comenzamos a hacer círculos de 360s para seguir ascendiendo mas lento, pero Alfonso apostillaba…esto no sube. Por fin Paloma descubrió que no íbamos a máxima potencia, por lo que empujó y motores a tope.

Así comenzamos lentamente a ascender en círculos hasta superar el pico, no sin dificultad. Yo estaba tranquilo porque, en el peor de los casos, siempre podríamos volver en descenso. Para Alfonso, fue tan impactante que no paró de bromear al respecto en todo el viaje. Ya en el valle subimos a 8000 pies, con nubes por debajo y los Pirineos a la derecha. Espectacular paisaje, con rumbo y altitud estables. Conforme avanzábamos, la densidad de las nubes por debajo aumentaba y ya solo un mar de nubes en el horizonte. ¿Cómo sería al llegar a San Sebastián?, una incógnita que Paloma desconocía y mascullaba. El procedimiento podría cambiar. Según Paloma, si tienes que pinchar nubes mejor hacerlo en el mar que no en zona tan montañosa. La torre de Fuenterrabía nos autorizó a entrar en el mar donde de nuevo, ahora a la inversa comenzamos a hacer 360s para descender contemplando al tiempo la Bahía de la Concha y la Bella Easo.

Ya a 1500 pies, entramos en Ondarribia por un valle montañoso. LESO, con salida al mar, solo aguardaba. Para hacer el circuito desde base, había que apuntar a un monte que se iba acercando. Paloma decía…Jose, Jose, la montaña!!!. Yo persistía porque para empezar en larga final de la pista 04 solo había que alabear a la izquierda en un momento dado y así lo hicimos, para afrontar con espacio el tramo final. La toma no estuvo mal pero Paloma se cabreó conmigo. Yo se lo discutía, porque había espacio de sobra. La duración del vuelo fue de 2 horas y 15 minutos. En tierra, todo el cabreo se  acabó y en el aeropuerto alquilamos un coche y nos fuimos con el equipaje al hotel. Estaba en el mismo pueblo y las dueñas eran gente amable. Tantos buenos recuerdos de cuando era joven por esos bellos lugares. Siempre amé el País Vasco y su gente, pero de forma especial Gipúzcoa, no hay nada igual…

Bueno, era la hora de almorzar, por lo que nos fuimos al centro del pueblo y nos sentamos en una terraza para tomar deliciosas tapas que nos fueron trayendo. La tarde de paseo por el pueblo y hasta la playa, donde Alfonso y Paco se bañaron en calzoncillos, fingiendo que eran bañadores. Paloma y yo nos tronchábamos viendo cómo les miraban la pareja de municipales… Nada les dijeron y ellos volvieron como si tal. Fuimos a descansar un poco al hotel. Las cenas en el País Vasco son algo especial y mágico. Siempre lo fueron para Alfonso y para mí en las innumerables visitas por reuniones científicas.

Algo hay en los Vascos y en su entorno, algo especial que aporta una cierta magia cuando te ofrecen o te invitan al placer elaborado por ellos, lo cual puede ser desde lo más simple, con un chato, a lo más exquisito bien preparado y cocinado. Hay tantos y tan buenos restaurantes en la zona que es difícil decidir. Lo hablamos con tiempo e hicimos una reserva en uno situado en Oyarzun, que se llama Zuberoa.

Yo ya lo conocía, por haber ido con la familia, mis suegros, mis hijos y Soni en varias ocasiones. Siempre me pareció espectacular. La cena del primer día la hicimos sencilla, en pleno Ondarribia, en una taberna llamada La Sidrería, a la que yo había ido bastantes veces de joven. Cenamos unos entrantes y un pescado fabuloso. Como decía, lo sencillo hecho con magia. Gran tertulia aeronáutica también. Total, que caminando al hotel, para dormir y descansar.

Cena en Restaurante Zuberoa
Eligiendo el menú, magnífico ambiente
Huevo escalfado con puré trufado de higaditos

Al día siguiente, cogimos el coche de alquiler y nos fuimos a San Sebastián, aparcamos en un parking cercano al puerto de pescadores y nos fuimos a pasear por la parte antígua, preciosa zona de la ciudad que tantas veces de joven había pateado. Lleno de bares de tapas y vinos, tabernas y pequeños restaurantes todo en una atmósfera agradable. Decidimos entrar a almorzar en un sitio con buena pinta y buena carta. Estaba lleno y preguntamos si habría una mesa para 4…nos miraron raro y nos mandaron para el piso de arriba. Mientras subíamos, nos dimos cuenta que era una taberna abertzale y arriba, todo exagerado…carteles, banderas, camisetas con …”presoak galera”… Nos atendió una chica, simpática pero con prisa. No recuerdo qué comimos, había tensión en el ambiente, nos miraban algunos con desprecio y Alfonso aseguraba que nos iban a linchar…, pensarían que éramos policías y un lío se nos venía encima. Luego se reía, pero allí lo pasó fatal, reprochándome todo el rato la elección del restaurant. Paloma también estaba lívida y Pakito tratando de hacer adeptos en el entorno de miradas esquivas, principalmente con la camarera, pero nadie accedía y ella le cortaba rápido. Al pagar y salir, risas contagiosas y chistes inventados de Alfonso sobre la situación.

Paseamos por La Concha, hicimos fotos y volvimos al hotel. Como decía, esa noche había sido programada con tiempo, para asegurar reserva, por tanto, un descanso obligado previo. Decidimos ir a Oyarzum en taxi por la vuelta, por si tomábamos vino. Entrada majestuosa, local espléndido y trato exquisito. Exaltación de los sentidos en aquella cena junto a nexo telepático de bienestar. Casi llegábamos al final. Al día siguiente, vuelo final, el más largo.

Paseo por La Concha
Paloma Requena con el Monte Igueldo detrás
Todo el grupo con Igueldo atrás
San Sebastián desde el Monte Igueldo

Llegamos pronto al aeropuerto, entregamos el coche e hicimos el plan de vuelo. Salimos también por la pista 04, con una bellísima salida al mar con Hendaya a la derecha y playa de Ondarribia y puerto a la izquierda. No sé si es cierto, pero mi querido cuñado Juan Valiente, que estaba en el piso 10 de los altos edificios Interlimen junto a la playa, asegura que filmó nuestro vuelo en ascenso desde su punto de observación, pero yo nunca vi ese video. Ya en el mar, viraje a la izquierda en ascensión para superar todo el macizo montañoso y alcanzar los 8000 pies. A ese nivel, rumbo 190. Había nubes que fuimos superando y que en el avance iban desapareciendo poco a poco. El vuelo LESO-LEBA duró 2 horas y 45 minutos. Bordeamos Madrid y una vez superado rumbo 180. Alfonso y Paco con los mapas, los pilotos concentrados en el vuelo y la radio, aunque con tiempo para disfrutar de las vistas y peculiaridades del terreno.

Por fin, conectamos con Sevilla que nos autorizó a seguir hasta LEBA con el plan previsto. En el descenso, un buitre nos acosó amenazante por el costado. Lo vimos bien cerca del avión. Paloma comentaba que no era tan infrecuente y que podían originar una catástrofe. Alfonso suspiró y después describió otra de sus necrológicas en relación al puto buitre. Aunque con calor intenso, la toma en LEBA fue perfecta, sin la menor queja. Calor insoportable para estacionar, recoger y cubrir al gran Spirit of Corpal, que nos llevó y nos trajo por tantos bellos lugares. Miles de comentarios en la cena en casa, con baño en la piscina, toda la aventura en el alma para compartirla. Nadie imaginaba en ese momento que iba a repetirse cada año sucesivo. Tanto Alfonso como yo aprendimos muchísimo de aviación, Paloma y Paco disfrutaron y juntos nos reímos mucho. Otro sueño hecho realidad y, además, otro más que surgía, porque comenzaba la planificación a un año vista de un nuevo proyecto aeronáutico para el 2011. ¡¡¡Viva Spirit of Corpal!!!

Continuará…

Regreso, sobrevolando Córdoba antes del último aterrizaje
Cita médica
Cardiólogos - Grupo Corpal
Hola
¿En qué podemos ayudarte?