Capacidades evolutivas del intelecto

La vida cambia y evoluciona a lo largo de los eones del tiempo, pero generalmente no de forma tan rápida como lo hace en la actualidad. Sería bueno pensar en esa velocidad para aumentar nuestras expectativas, nuestras capacidades, el futuro solo espera, seamos hábiles.

Pero volviendo a la consciencia global del intelecto que actualmente vive, esta consciencia también asume la de una larga historia que la transporta y así la consciencia viva, de alguna manera, parece superar las leyes físicas al traspasar la nada de la muerte. Pervive y crece entre las generaciones con gran acumulo de información que, como la vida siempre hace, es preciso procesar. Pensemos que el intelecto es fermento para transformar. No es la fuerza física ni la capacidad tecnológica en auge que hoy disponemos las que nos deben transformar, sino la influencia de un intelecto colectivo que está cambiando para ejercer su poder oculto. Pero esto hay que hacerlo pronto, sin dejar que el gran desajuste entre los comportamientos humanos y el conocimiento acumulado sufra mayor grado de estiramiento que el actual.

Transformar el pensamiento es urgente, es necesario. No debemos dejarnos arrastrar por la inercia de la historia, que solo es conocida cuando ya ha pasado. Debemos aprender y rectificar los errores. La vida siempre procesa la información para abordar nuevas transformaciones, y más cuando se siente estancada. ¿Por qué no favorecer el procesado que la vida quiere hacer?. Los dirigentes, que podrían reconducir, no llegan a ser conscientes de su anclaje. Algo explosivo ha de ocurrir. Algo mágico que cambie el pensamiento colectivo y sus comportamientos tan manidos como obsoletos y ridículos. La propia vida ha de darnos poco a poco la metodología. Lástima de no poder incorporarlos a tan corto espacio vital individual, para disfrutar todos juntos el cambio. Pero no importa, porque al hacer estas consideraciones nos hacemos partícipes del intelecto colectivo del mañana, cuando ya no estemos.

Pero, puesto que somos conscientes, por qué no imaginar las capacidades evolutivas que poseen los seres vivos en la actualidad, tanto la mente individual como los mecanismos que puede adoptar cada uno para disparar la eficacia de la mente colectiva. Por tanto nuestro sueño, nuestra imaginación, nos ha de llevar a un mundo que sabe y persigue ese objetivo, el de favorecer ese plan en curso que la vida en el planeta recorre desde su aparición en La Tierra.

El cerebro y la mente de cada individuo posee un gran terreno que ganar en cuanto a conexiones no establecidas previamente. Solo utilizamos una corta parte de nuestra capacidad cerebral. Pero como estamos en un proceso evolutivo, por qué no analizar y fomentar algunas de estas capacidades para establecer nuevas conexiones. Comencemos por algo cautivador para mí como es el conector mental, la telepatía. Seguiremos hablando de otras “conexinas” que afloran y que disparan la intercomunicación entre los seres vivos. Aumentan nuestras capacidades…

La telepatía, el conector mental
capacidades para establecer nuevas conexiones
“conexinas” que afloran y que disparan la intercomunicación entre los seres vivos

La Telepatía

-El conector mental. El fin de la mentira. El triunfo del conocimiento y la verdad-

Aunque la comunicación entre los seres mejora cada día, lo que dará sus frutos, existe aún una coraza entre los seres que limita la conexión. El alma es invisible e impenetrable si así lo queremos. Nosotros nos miramos, nos vemos externamente y nos comunicamos con nuestro cuerpo, con nuestros ojos, con el lenguaje oral, de signos y por escrito, pero no vemos el interior de las  personas, desconocemos casi siempre tanto la intención como la esencia auténtica de cada congénere. Es cierto que se puede observar en cada persona una trayectoria que sí suele ser reveladora de lo real de cada individuo, pero hay que esperar mucho tiempo para poder valorarla. A veces, después de su muerte, algo no tan infrecuente.

La historia nos muestra mejor la esencia de las personas que ya han vivido, pero entre los coetáneos existe un muro impenetrable que hace posible el engaño, la ocultación y el triunfo de la maldad. Desconfiamos unos de otros porque existe la mentira, el disfraz y las caretas. Siempre hay pequeñas cosas que ocultar y parece ser mejor acorazarse en mayor o menor medida.

Del mensaje corporal, al visual, al oral, al escrito, a la red…¿cuál será el próximo?. Yo quiero soñar que será el conector mental, el lenguaje telepático. La mente posee capacidad emisora y receptora “wireless”. Quizás estemos aún en estadíos iniciales, pero yo sé que esto es así y que hemos de desarrollar las capacidades necesarias para hacer posible la telepatía entre los seres. ¿Quién no ha vivido situaciones  en las que no es preciso hablar, en las que nos es permitido transmitir el pensamiento y leer la mente de otros con facilidad?. Cierto que solo ocurre en determinadas circunstancias, pero pudiera ser el inicio de un nuevo aprendizaje. Como el olfato, las mentes desarrollan un sentido más para leer pensamientos y estos transitan entre ellas. Compartirlos, es ya un privilegio. El mensaje mental supondría todo un mundo de conexión que ha de llegar. Y mientras llega, ¿cómo no percibir el leve grado que ya tenemos?. Yo vivo muchas situaciones que me la hacen palpable y yo diría que, como los idiomas, su práctica diaria potencia la capacidad. En el trabajo en la sala de hemodinámica, lo palpo cada día. El Lab trabaja con conexión mental en red de todo el personal. Verles actuar es todo un gozo bajo mi prisma y una clara demostración de ese conector mental incipiente.

En cualquier caso, con la telepatía ocurre lo mismo que con la magia, o se percibe o se niega. Numerosos estudios científicos no han podido demostrar que exista entre serie de individuos voluntarios estudiados en concentración, tratando unos de emitir y otros de recibir, en general, con naipes e imágenes. Es decir, la ciencia no la reconoce porque no la puede constatar. Pero lo que es un proceso evolutivo en sus comienzos es difícil de confirmar. Sobretodo porque los experimentos para demostrarla fueron  simples y existían muchos “bias” en su diseño. Quizás, el pensamiento abstracto se transmitiera mejor que el mundo de la imagen, ya que estas surgen más nítidas en nuestra imaginación. En cualquier caso, yo percibo la telepatía. Por supuesto, no siempre, veo que hay personas con las que es fácil y otras con las que no. Si el alma es afín, es más fácil conectar. Si se cierra, imposible.

Hay una anécdota, no es reciente aunque no se olvida. Me dejó perplejo y también subraya la conexión mental entre los seres afines. Siempre disfruté de un lenguaje telepático con mi gran amigo Pepe Segura. Los 2 somos del Córdoba a muerte, pero el es del Atleti y yo soy del Real. Lo cierto es que yo siempre le tuve simpatía al Atleti, también era el equipo de mi madre, y me gusta siempre verle jugar y ganar, siempre que no sea contra el Madrid. En una noche aciaga, el Barcelona le endosó al Atleti un 7-1. Al día siguiente jugaba el Córdoba por el Plus y yo lo estaba viendo. El juego era insufrible y veía al Córdoba mal, relacionándolo con la paliza del día anterior. Le escribí un mensaje por el móvil que decía: …”todo bastante mierdoso”…Al Domingo siguiente el Atleti recibía al Madrid. La respuesta de Pepe también era aún más pesimista…”ahora a esperar que el Madrid no nos meta otros 7”…Me dejó hundido, el Madrid no humillaría al Atleti, y me sumergí en el partido, el Córdoba jugaba mejor y estaba disfrutando, pero no podía dejar de pensar en el mensaje de Pepe. Me pensé la contestación y al cabo de un rato decidí escribirla en el móvil. Decía así: …”de eso nada…me haría del Atleti”… Mientras escribía el mensaje, es decir, antes de enviarlo, recibí el sonido en el teléfono de la llegada de otro. Decidí acabar de escribir el mío y enviarlo antes de leer el que había llegado. Cuando lo hice, me quedé perplejo. Decía así: …”eso, eso…hazte del Atleti”… ¿Cómo se puede explicar esa transmisión antes del tiempo para generar la respuesta?… Solo de una forma, el conector mental es el más rápido de los lenguajes y, por tanto, el más eficaz y completo. Solo necesitamos practicarlo y desarrollar lo que es una capacidad incipiente entre los seres.

el conector mental es el más rápido de los lenguajes y, por tanto, el más eficaz y completo

 Pero ¿cómo sería la transformación de las personas si fuera posible leer las mentes y ser leído?. No quiero ni pensarlo pero si ocurriera de repente, más de uno tendría problemas. Si hemos de ser células de un mismo ente no tiene sentido ni el engaño ni la ocultación, que pudieran, con el tiempo, llegar a desaparecer. Se está más unido entre los seres cuando se comparte el pensamiento, pero la identidad puede ser mayor aún si nos conectamos mentalmente, si no pudiéramos impedirlo. Las mentes se igualarían en conocimiento y la transmisión sería fácil, el aprendizaje individual  transferible a todos y la unidad espiritual algo más cercana. De entre todos, un gran disco duro para uso y disfrute de la humanidad y para ubicar en él todo el acervo heredado y todo el saber venidero. La mente unitaria de la humanidad sería un sueño alcanzable.

           Reflexionemos sobre esta nueva “conexina”, la telepatía. Estas emisiones mentales traducen un lenguaje de pensamientos, ya elaborados, y sentimientos que conectan mejor el intercambio celular. La telepatía tiene un precursor, que es el lenguaje escrito, con el que transmitimos de forma unidireccional, nuestros pensamientos y disposiciones. Con el lenguaje escrito te obligas a concretar el pensamiento que quieres  transmitir y, aún a veces no eres capaz de reflejar la auténtica transmisión elaborada. Transmitir lo pensado por escrito cuesta mucho y además es mensaje abierto a quien quiera recibirlo, aunque la transmisión repito es unidireccional, del escritor al lector. Como contrapartida, se crea la belleza del lenguaje escrito como vehículo del concepto emitido. El deleite del vehículo llega a ser inigualable pero su mayor belleza radica en el pensamiento elaborado que el lenguaje escrito materializa, el sentimiento que en el lector despierta e incluso en la rima que lo transporta y la fonética de su expresión leída. Todo un ensamblaje en bella armonía para transmitir el pensamiento humano, para estimular y conectar las mentes, para aprender y para enseñar, para deleitarse y en definitiva para expandir el alma y elevar el espíritu. Además, lo escrito es archivable, lo que asegura su transmisión en el tiempo…, aparentemente.

El pensamiento abstracto se pierde, es etéreo, y si no se plasma se desvanece en la nada propia de cada uno. De manera que mucho nos perdemos del pensamiento elaborado de cada congénere. En general, expresamos y hablamos con cortedad y con frecuente torpeza. De lo pensado, casi todo se evapora en consumo propio o en la cercanía de unos pocos, pero sin que sirva a los demás, sin que contribuya al pensamiento colectivo. Lástima de tanta pérdida. Por eso, gracias a los que, a lo largo de la historia, deciden transmitir pensamientos elaborados mediante lenguaje escrito, tenemos hoy día un inmenso acervo de conocimiento y belleza elaborada. Pero, si llegara un grado de conexión mental en el que el pensamiento se transmitiese “on line” y sin necesidad de vehículo, ya no sería tan necesario el archivo del acervo, un gran disco duro universal o cerebro común lo tendría a disposición de cada cual. Si llegara a desarrollarse, los poetas no precisarían escribir sus pensamientos, simplemente nos plasmarían mentalmente su bonita elaboración, para nuestro rápido deleite y aprendizaje. Lo adquirido y elaborado por uno al alcance de los demás, sin cortapisas ni restricciones. La telepatía desarrollada haría posible la transmisión del saber, la mayor igualdad entre los seres y, por qué no, el teletransporte deseado. La verdadera y más bella poesía del ser humano.

Mucho falta para alcanzar ese grado, pero bien haremos en reconocer el lenguaje telepático, en practicarlo y fomentarlo, en tener el alma abierta para mostrarla a quien la quiera compartir, para conectar bien. Hay que estar dispuestos a conectar e intercambiar riquezas y miserias. Si todos supiéramos lo iguales y distintos que, a la vez, somos no nos costaría tanto abrir el alma para compartirla, ya que en el intercambio todo crecería. La mentira y las malas intenciones quedarían siempre al descubierto y la maldad dificultada, por no decir excluida. Un auténtico sueño que me gustaría fomentar para llegar a obtenerlo, para hacerlo realidad entre todos. Pero los procesos de la vida son lentos y sinuosos, no posibles de detectar por tan corta vida viva, aunque sabemos que la venidera sí podrá observarlos y aprenderá de ellos. En cualquier caso, practiquemos y fomentemos la telepatía, pues acabará siendo un increíble avance de la vida en el planeta.

tener el alma abierta para mostrarla a quien la quiera compartir, para conectar bien
La telepatía desarrollada haría posible la transmisión del saber, la mayor igualdad entre los seres y, por qué no, el teletransporte deseado
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