Un nuevo escrito para rememorar fantásticos vuelos junto a personas excepcionales–
Como decía en un reciente escrito del “Evolving Plan” (Integración temporal) … “Las evocaciones de momentos vividos pueden ser tan intensas que resultan como un viaje en el tiempo a nuestro pasado”… Esta es la razón que me mueve a intentar rememorar, con la intensidad requerida para poder narrarlo, pasados vuelos estivales con Alfonso Medina, Paloma Requena y Paco Martínez, tripulación habitual junto a mí de muchos de los vuelos Spirit of Corpal. Vuelos que desde el 2009 hasta la actualidad se vienen desarrollando cada mes de Julio. Es decir, durante 10 años seguidos los Spirits of Corpal se sucedieron. Tenían mucho de especial por la intensidad y algo de sensación de aventura conjunta y participativa, así como una especie de desafío. Algo parecido al espíritu que se desarrolló para unir los esfuerzos de Córdoba (Cor) y Las Palmas (Pal) en la investigación clínica cardiológica. Desde 1987, Córdoba y Las Palmas desarrollaron un Espíritu CorPal difícil de definir pero que ha sido reconocido como algo muy especial.
En aquel entonces, Alfonso Medina desde Las Palmas y yo desde Córdoba éramos plenamente conscientes de que vivíamos una época excepcional de crecimiento rápido y vertiginoso en la Cardiología del momento, especialmente en el Intervencionismo Cardiovascular. Casi sin necesidad de hablar demasiado de los términos del acuerdo, nos propusimos afrontar juntos el avance, desde nuestros respectivos hospitales, con humildad pero con la firme decisión de participar en él como colectivo intelectual. Decidimos aprender con nuestra práctica médica antes que por el estudio de la experiencia de otros. También, responder científicamente a todas las cuestiones que nos planteábamos. Trataríamos de avanzar juntos por el mismo sendero, con las mismas cuestiones, similares dificultades del momento, mismas esperanzas y misma humildad. Se trataba de generar una actitud médica ante el avance vertiginoso, haciendo investigación clínica aplicada como colectividad en el intervencionismo. Responder a las cuestiones fue la clave que consolidó Corpal. El Laboratorio de Hemodinámica era el centro de operaciones, allí donde surgen las ideas que al compartir ya están generando camino. Alfonso decía, y creo que acertaba, que los vuelos le resultaban parecidos a las intervenciones por cateterismo. Si todo sigue el camino calculado todo debe acabar bien. Pero si surgen imprevistos hay que reaccionar para controlar. Incidentes sí, accidentes no. Ese lema aeronáutico es también aplicable a nuestra práctica médica, por eso todo encajaba. Al empezar a volar juntos, surgió pronto la idea de afrontar los vuelos con la misma filosofía, con toda humildad pero con la firme determinación de aprender cada día, es decir, estudiantes “for ever”. En la parte aeronáutica, honor y recuerdo al valiente vuelo trasatlántico “Spirit of St Louis”, que cruzó el Atlántico por primera vez. En la humana, honrar y en conmemorar el concepto colectivo que originó el Espíritu Cardiológico Corpal. Así surgió el nombre de los vuelos “Spirit of Corpal”. En fin, esto es para quien no supiera el significado de Corpal. Claro, al continuar año tras año los vuelos decidí seguir escribiendo sobre cada uno en mi blog personal. Evocar es revivir. Revivir algo que ocurrió cuando vivía Alfonso es también sentirle vivo, recordar sus múltiples anécdotas, su peculiar forma de ser y pensar. El espíritu de la aventura caló en todas las tripulaciones y siempre fue un disfrute colectivo. Rememorar con ellos hace revivir con más intensidad.
Y tras esta introducción, me voy a centrar en el Spirit of Corpal de Julio del 2013.
Otro año más había pasado desde el Spirit 12, meses en los que hubo múltiples contactos para diseñar el vuelo del 2013. Si el año anterior fue un exitoso “Endo-Iberia Clockwise”, ¿por qué no intentar un “Endo-Iberia Counterclockwise”? En efecto, así lo denominamos. El avión sería la C172, la ECJLY. El avión del año anterior. Su comportamiento fue magnífico y, salvo el episodio de la radio en La Coruña (que dio lugar a una anécdota divertida) su funcionamiento fue perfecto. La tripulación sería la misma. Desde que cambiamos de la Push-Pull a la ECJLY solo 3 pilotos tenían cabida. La gran jefa Paloma sería la maestra de los vuelos, siendo yo el piloto al mando y Alfonso participando en todo, con curiosidad y siempre ávido de cuestiones aeronáuticas. Sin embargo, algo surgió que hizo que la tripulación se modificara en un punto del trayecto. Lo explicaré más tarde.
Partiendo de Córdoba, volaríamos a Almería como primer tramo. Allí pasaríamos una tarde-noche. Al día siguiente se iniciaba el segundo tramo. Durante todo el año mi hermano Rafael me pedía a ver si también coincidíamos en una escala. El quedó tan encantado de la visita que le hicimos en Estoril el año anterior que quería repetir. Rafa tiene una casa muy bonita en La Granja de San Ildefonso, delicioso sitio muy cerca de Segovia y nos invitaba a toda la tripulación si aterrizábamos en las cercanías. Curiosamente, yo hice mis 3 veranos de milicias universitarias en un campamento en la Granja. A pesar del régimen militar, pasé momentos divinos en La Granja y sus magníficos jardines de palacio. Volver allí volando me fascinaba. Saliendo de Almería, volaríamos hasta Fuente-Milanos un aeródromo cercano a Segovia famoso por ser foco de vuelo sin motor, por los espléndidos vientos habituales. Así completaríamos el segundo tramo. En Segovia estaríamos 2 días en casa de Rafa. Después, volaríamos a León. Allí otro día. De León volaríamos a Coímbra, donde visitaríamos a mi querido amigo Henrique Faría, gran cardiólogo y compañero de fatigas de siempre. De Coímbra volaríamos hasta la costa portuguesa, evitando el área de Lisboa, hasta el cabo San Vicente. Tras bordearlo, aterrizar en Portimao, donde pasaríamos 2 días de playa. El tramo final, Portimao-Córdoba sería el último vuelo, para cerrar el “Endo-Iberia Counter-Clokewise” del año 2013. Ambiciosa planificación. Solo faltaban las fechas. Saldríamos el 17 de Julio y volveríamos a Córdoba el 24, de Miércoles a Miércoles, justo una semana.
Primer tramo Córdoba-Almería (LEBA-LEAM): Alfonso apuró en Las Palmas y no llegó a Córdoba hasta el 16 Martes. Organizamos un “briefing” en mi casa, donde se marcó la ruta. Estábamos los 4, Paloma , Alfonso, Paco y yo. La emoción se mascaba en el ambiente, bromas y risas muchas. Las habituales descripciones de Alfonso de cómo sería la catástrofe y qué repercusión mediática tendría. Tras tomar una copa en el jardín nos fuimos a cenar al restaurante de las salidas, El Envero, donde habitualmente hacemos la cena previa. También, cómo no, asistió mi hijo Javier, discípulo y amigo de Alfonso. La cena fue muy entretenida. Paloma trataba de centrar la conversación pero Alfonso con sus bromas no la dejaba. Las risas predominaban y era señal de optimismo en la tripulación. Había que ir a dormir. Alfonso se despidió de Javier como si ya no volviera a verle. Por si acaso…, decía. Todos a la cama que hay que madrugar.
Recogí en taxi a Alfonso en el hotel sobre las 9:30 horas y nos dirigimos al aeropuerto. Ya Paloma había hecho el plan de vuelo. Entramos por las oficinas de Espejo, saludamos a todos los que allí estaban trabajando y bromeamos con Rocío, la secretaria, encantadora siempre, le hacía mucha gracia a Alfonso y muy querida por Paloma y Paco. Cargamos el equipaje en el Spirit, nos hicimos fotos, chequeamos externamente el avión, nos despedimos y todos adentro. Chequeo interno, comunicamos con tráfico Córdoba, puesta en marcha. Tras prueba de motor, nos dirigimos a la cabecera de la pista 21. Chequeo final y despegue. Hora de salida 11:16. Enseguida en dirección a punto Sierra a 1300 pies. Por razones meteorológicas y por diseño del vuelo en sí, no optamos por un vuelo directo a Almería sino por una aproximación al mar por Granada para subir la línea de costa hasta alcanzar Almería. Subimos a 5500 pies, comunicamos con Sevilla y seguimos rumbo 165, atravesando la sub-bética. El día era claro y el paisaje que iba el vuelo atravesando deleitaba con sus vistas.
Al acercarnos a Granada contactamos con aproximación que nos autorizó a cruzar al mar por las cercanías de Motril. Por línea de playa volamos a 3000 pies de altitud, con una magnífica panorámica de toda esa bella costa andaluza. Grandes extensiones de cultivos protegidos en las cercanías de Elegido donde ya habíamos contactado con Almería y bajado a 1000 pies. Entramos viento en cola izquierda de la pista 25, es decir, paralelos a la pista desde el mar, lo cual proporcionó una bella aproximación que culminó con una buena toma en esa gran pista. Tiempo de vuelo, una hora y 49 minutos. Aparcamos el avión en aviación civil, cubrimos la cabina con la capota, echamos las calzas, repostamos y una furgoneta nos trasladó al edificio del aeropuerto. De allí, un taxi nos llevó directamente a un restaurante de playa muy cercano al aeropuerto famoso por sus pescados y mariscos. Yo ya había estado en una ocasión con mi amigo Juan Antonio Alcaide Misas, también piloto y con avión propio en aquel entonces. Un día volamos por la mañana a Almería, comimos en ese restaurante y volvimos a Córdoba por la tarde, súper-plan que siempre recordaré. Lo cierto es que lo teníamos planeado. Comimos maravillosamente bien en una atmósfera muy agradable y con la euforia de haber conseguido el primer tramo. Ya estamos en Almería y por nuestra cuenta, cuando hace un rato estábamos en Córdoba…ese tipo de observaciones fascinaban a Alfonso. El, cansado de viajar por el mundo, pensaba que hacerlo un grupúsculo de 3 personas volando de un sitio a otro por sus propios medios era toda una odisea. Volar por nuestra cuenta le parecía un sueño que le despertó el deseo de recorrer Iberia y las islas de ese modo y en la misma compañía. Lo cierto es que, como siempre, charlamos y reímos mucho durante la comilona. De allí, taxi al hotel y siestecita. Sobre las 8 de la tarde nos juntamos en el hall del hotel para planificar el vuelo del día siguiente a Segovia. Después, subimos en taxi a la parte alta de la ciudad donde en una preciosa plaza había una actuación musical. La plaza estaba llena pero no sé cómo conseguimos sitio en un restaurante desde donde disfrutamos de la representación y de la música. Cenamos poco pero pasamos un buen rato. De día habíamos pasado calor pero la noche estaba divina. Bajamos caminando hasta el hotel y a dormir. Mañana, vuelo complicado con destino desconocido, Fuentemilanos, aeródromo pequeño y de incierta aproximación. Good night!
–Segundo tramo Almería-Fuentemilanos (LEAM-LEFM): Desayunamos en el hotel sobre las 9, sabíamos que iba a ser un viaje largo y había que apurar el tiempo. Taxi al aeropuerto, aviación civil, plan de vuelo, controles y al avión. Puede parecer una tontería pero la preparación y el chequeo del avión son partes consustanciales con el propio vuelo. El que, por costumbre, considera equiparable tomar un avión como se arranca un coche va listo. Y es lógico, por otro lado, ir con prisas por salir. Tanto mi instructor JuanMa Romero, como mi jefa y maestra de siempre Paloma, Paco y todo aviador experimentado siempre me inculcaron una revisión exhaustiva antes de iniciar el vuelo. Una vez hecha, al avión y listos para puesta en marcha, comunicar con la torre y listos para rodar con instrucciones. Hacía un día ventoso y caliente. Salimos por la pista 07, virar a la izquierda e iniciar viento en cola izquierda. En ese trayecto escuchamos por radio el anuncio de turbulencias en la aproximación de aviones a la pista 07, justo hacia donde nos dirigíamos. Nos preparamos y en efecto, momentos desagradables con fuertes turbulencias y lucha con el avión para mantener posición de vuelo. Pasó pronto pero fue fuerte. Subimos hasta 7500 pies con rumbo 248. Al alcanzar nivel de vuelo, cierta relajación que ya permite disfrutar del vuelo. Respondimos en 3745, según el diario de abordo en el aire. Almería nos controló un rato pero enseguida nos pasó a Madrid.
Madrid ni caso en todo el trayecto, señal de no interferencias. En altura cruzamos sierras y valles, embalses y paisajes deliciosos, a nuestra izquierda pudimos ver y fotografiar la gran pista del aeropuerto de Ciudad Real, increíble aeropuerto que visitamos en una ocasión Paloma y yo y que sigue cerrado de forma incomprensible. Al acercarnos a Madrid, había que bordear por el oeste y subir hasta 8500 pies para superar la sierra y aproximarnos a Fuentemilanos. Se trata de un aeródromo no controlado y muy particular, por ser un campo no estatal que pertenece a Aeronáutica del Guadarrama SL. Posee un reglamento interno que nos habíamos estudiado y que llevábamos impreso. Estas normas pretenden que la coexistencia de aeronaves de distintas modalidades sea posible y segura. Establece un circuito de planeadores y vuelo con motor al este del campo independientemente de la pista en servicio. En el aeródromo se da cabida a distintas actividades aeronáuticas deportivas, como paracaidismo, ultraligeros, vuelo a motor y vuelo a vela. Por esta última actividad Fuentemilanos es conocido en toda Europa y nuestra visita coincidía con actividad a tope. Existe una frecuencia de radio con información AFIS y comunicación aire-aire. Los aviones a motor están obligados a ceder el paso a otros que vayan remolcando y a planeadores solitarios, lo cual puede dificultar el tránsito y las esperas para aterrizar.
Entramos por la pista 34 después de hacer el circuito. , corta y algo estrecha, pero la toma fue buena, 8 sobre 10 según Alfonso, cada vez era más exigente en la evaluación. A la llegada, tuvimos suerte. Eran las 13:30 horas y el personal de vuelo sin motor, o estaban arriba con vuelos de larga duración o estaban en tierra almorzando. Entramos por la pista 34 Duración del vuelo 2 horas y 44 minutos. Una vez aparcados fuimos a presentarnos a los responsables del aeropuerto, a los que enseñamos toda la documentación en regla y con los que estuvimos departiendo sobre la actividad de aeródromo junto a nuestra intención de hacer un vuelo con Rafa al día siguiente. Mi hermano Rafael había enviado un chofer al aeropuerto para recogernos y llevarnos a su casa en La Granja. A unos 20 Km de distancia. Llegamos, nos abrió la puerta y nos enseñó las habitaciones. Rafa aún no había llegado, lo haría en breve en coche. Nos duchamos y nos cambiamos para esperarle. La casa es de 2 pisos estilo montaña, muy bonita y acogedora, con una planta baja bien amplia como gran cuarto de estar con chimenea y dando acceso a su habitación y a una pequeña cocina. En el piso de arriba estaban nuestras habitaciones. La llegada de Rafa fue espectacular, por 2 razones. Una porque sonó la bocina y salimos, viendo como aparecía un súper Porsche precioso del que se bajaba Rafa. La otra porque también se bajó del coche una súper-belleza rusa que se llamaba Ágata. Ella es modelo muy guapa y posee un cuerpo extraordinario, habla un español perfecto y nos pareció muy simpática la nueva novia de Rafa. Enseguida congenió con Paloma, delante de tanto varón veía en ella una gran aliada. Le fascinó también que fuera una gran piloto.
Era tarde para almorzar y en la casa no había nada, por lo que decidimos ir a comer a Segovia. Usando el coche grande que nos trajo desde el aeropuerto nos fuimos los 5 a la gran plaza de Segovia, a 12 Km de la Granja. Enseguida estábamos allí, en un restaurante al aire libre con magnífica temperatura y belleza a nuestro alrededor.
El grupo animado, la más de todos Ágata, quien no paraba de hablar. Enseguida nos contó que vivía con dificultades en Rusia, con un padre que abusaba de la bebida y que falleció repentinamente. Emigró con su madre a España donde se rehicieron. Su madre encontró un nuevo marido, su padrastro, a quien puso de vuelta y media, y ella se había iniciado en el mundo de la moda y le estaba yendo muy bien. La verdad es que era un auténtico bombón pero no paraba de hablar nuestra Ágata. Alfonso, cansado, me hizo a mí un comentario médico no relacionado con la conversación. Creo que a ella le molestó la interrupción. Rafa nos había presentado como “2 grandes cardiólogos” dedicados a su profesión.
La conversación se diversificó y Rafa nos dio una disertación sobre las bellezas de Segovia. Nada igual a su vasta cultura. A mí me encantó porque yo conocía bien Segovia de 3 veranos de mili que allí pasé. La comida continuó y de repente Ágata retomó su monólogo. Nos contó que estaba muy preocupada por la salud de su padrastro enfermo. Vivía jubilado en un pueblo de la costa Valenciana con su madre. En una ocasión se puso fatal y hubo que hospitalizarle. Ella fue para allá y acompañó a sus padres en los duros momentos. A continuación comenzó a narrar un sinfín de errores médicos, de maltrato sanitario, de enfermeras distantes, de falta de atención y de desprecio hacia el mundo médico… Alfonso y yo absortos y haciendo bromas, Paloma estupefacta y Rafa, cabreado, dijo que tenía ganas de una siestecita. Todo acabó entre risas y con ellas seguimos el trayecto hasta La Granja. Ágata enmudeció y al llegar se fue con Rafa a sestear y nosotros también. El vuelo había sido intenso y la llegada espectacular. Ligero descanso. Mi habitación era una boardilla, pequeña pero muy agradable, con un ventanuco que muestra el cielo al tumbarse. Fue un descanso agradable. Rafa y yo fuimos a comprar algo para la cena. Cuando nos vimos solos, comenzamos a charlar sobre lo buena que estaba Ágata…, yo le dije, oye Rafa pero es bien tonta la moza, ¿no te parece? Su respuesta no se hizo esperar… A ver si te crees que yo estoy con ella para hablar de Literatura… Ya no volvimos a comentar al respecto.
La cena en casa de Rafa estuvo simpática. Paloma, mucho tiempo charlando, o más bien escuchando a Ágata, y Alfonso Rafa y yo estuvimos enfrascados con temas aeronáuticos, políticos y hasta filosóficos. La inteligencia y la cultura de mi hermano Rafa siempre congenió, curiosamente, con la personalidad de Alfonso, siendo ambos bien diferentes. Rafa es el orden mental, la determinación y la inteligencia pragmática, el saber ser él mismo en un mundo de lobos, también con sus sueños y sus nostalgias. Alfonso es transgresor, genuino, sabio en su pasión médica, inadaptado a cualquier orden, no muy social pero siempre aprendiz de la vida. Lleno de imaginación humanista, capaz de cautivar con argumentos cualquier inteligencia. Lo cierto es que siempre eran conversaciones amenas en las que también surgían los desacuerdos y las risas. Nos fuimos a dormir.
Al día siguiente temprano, tras desayunar, nos dirigimos al aeródromo. Ágata prefirió quedarse descansando. Era un vuelo obligado sobre Segovia, La Granja y alrededores para Rafa y Alfonso, pilotando Paloma y yo. Los gestores del aeropuerto nos autorizaron a una salida rápida entre tanto tráfico de veleros. Fue un vuelo magnífico con imágenes espectaculares del paisaje que duró 34 minutos, sobrevolando Segovia y muy especialmente La Granja con su palacio y sus jardines. Rafa y Alfonso lo disfrutaron. A la hora de almorzar Rafa nos había preparado un súper plan. Fuimos en coche a un pueblo cercano de la provincia de Segovia que se llama Torrecaballeros. Allí hay un restaurante típico de comida segoviana en el que nos deleitamos con un excelente cochinillo. El dueño conocía a Rafa de otras veces y nos enseñó la cocina antes de almorzar. Fue una comilona espléndida que propició una siesta al volver.
Tras ella, nos fuimos a pasear por los jardines del palacio real, una verdadera maravilla para perderse y sentir el mundo vegetal como algo maravilloso.
La tarde noche restante fue plácida en casa de Rafa, con parca cena. Hicimos el plan de vuelo del día siguiente y hablamos de todo. El tema era la despedida de Alfonso. El muy cabrón abandonaba el Spirit of Corpal para irse a Brasil a una reunión científica invitado por nuestro común amigo Luis Mendivil. Luis invitaba a un grupo de cardiólogos de relevancia con sus esposas o parejas a una ruta atractiva que Alfonso siempre soñó. Alfonso iba a ser el único “single” del grupo. Le llenamos de reproches y menciones del tipo…”tú te lo pierdes”… Bromeamos sobre cómo iba a ser la convivencia con los divos y sus señoras… El caso es que Alfonso se iba y llegaba Paquito a la tripulación. Al tiempo de salir para el paseo de los jardines llegó Paco Martinez a la Granja y con nosotros pasó el resto de la jornada. Alfonso decía que quisiéramos o no él iba a estar presente en el Spirit el resto del trayecto. Como si de una premonición se tratara de lo que en el futuro iba a pasar, que todos los vuelos desde que se fue están llenos de su presencia. Toca irse a la cama.
–Tercer tramo Fuentemilano-Leon(LEFM-LELN): Tras el desayuno, abrazos de despedida y la diáspora. Rafa y Ágata a Madrid en el flamante Porsche (Paloma y yo nos hicimos alguna foto con el coche, para fardar…), Alfonso se fue en tren a Madrid y Paloma, Paco y yo al aeródromo de Fuentemilanos con el chofer de Rafa.
Al llegar, realmente comprendimos mejor el atractivo que el aeródromo produce en los aficionados al vuelo a vela. En ese momento hacían un “briefing” los pilotos del día hablando en inglés (unos 25, la mayoría alemanes y franceses). Pudimos asistir parcialmente y nos fascinó. Al lado del aeródromo había un camping lleno de rulots donde vivían todos los pilotos que venían a practicar el vuelo sin motor. Comprendimos que o acelerábamos o nos pillaba la marabunta para despegar. Pagamos las tasas y el aparcamiento y nos dirigimos al avión. Cuando llegamos, ya era tarde porque se había formado una larga cola de veleros para ser transportados al aire por una avioneta. El problema era que el avión que los soltaba volvía a aterrizar enseguida para transportar al siguiente. Hicimos el chequeo externo y nos metimos en el avión. Hablamos con el AFIS y fuimos autorizados para salir inmediatamente después del último despegue con transporte. Antes hicimos la prueba de motor y nos dirigimos a la cabecera de la pista 16, donde estaban todos los veleros esperando. Nos saludaron con gestos y nos hicieron paso para despegar. En efecto, a los 2 minutos del último arrastre, carrera de despegue y al aire, con miles de ojos para evitar un número ya importante de veleros en el aire. Hicimos el circuito y salimos con rumbo 330 con dirección a León. Al subir a 6500 pies conectamos con Valladolid, quienes controlaron nuestro vuelo respondiendo en 317. El vuelo fue plácido. Pasadas unas nubes al inicio, el día se hizo claro mostrando un paisaje maravilloso que Paco plasmó en muchas fotos desde detrás. Tras pasar Valladolid, contactamos con León y sin tráfico por la zona nos incorporamos viento en cola izquierda a la pista 23. La pista inmensa y la toma buena. Duración del vuelo: 1 hora y 7 minutos.
Ya en tierra, nos dirigimos a la zona de aviación civil. Excepto un ultraligero que llegaba, no había un alma en el aeropuerto. Para entrar, tuvimos que llamar por un interfono a seguridad, quienes nos abrieron sin hacer acto de presencia. Por no haber, no había ni taxis. Tuvimos que llamar a un taxi de la ciudad que vino a recogernos. Nos contaba que había pocos vuelos y sólo a esas horas había taxis en el aeropuerto. Al poco, estábamos en el Hostal San Marcos, magnífico hotel en el centro de la ciudad. Almorzamos muy bien, con unas migas, en el comedor del hotel.
León es una ciudad maravillosa en la que he estado en varias ocasiones. Siempre me maravilló y pasé allí grandes momentos. Suelo relacionar la ciudad con mi amiga intemporal, la Dra Laura Trapiello. Laura, leonesa de pura cepa, se formó como cardióloga en los primeros años del Hospital Reina Sofía y a lo largo de los años labramos una amistad especial que aún perdura. Laura es muy humanista, gran pensadora y gran médico, adorada por sus pacientes con los que se identifica hasta deshacerse. Al terminar su residencia se trasladó como cardiólogo a trabajar en el Hospital Infanta Margarita de Cabra. Ello no evitó un contacto médico y humano a lo largo de los lustros desde entonces. Con cierta frecuencia, Laura visita León y a su familia.
No sé si fue de casualidad o programado pero Laura estaba en León cuando llegamos. Nos visitó en el San Marcos y allí conoció a Paloma y a Paco. Disfrutamos mucho con ella. Enseguida conectaron y Paloma captó enseguida la inteligencia y personalidad de Laura, Paco alucinó con ella y en la conversación en el bar del hotel también nos hizo reír mucho. Por la tarde paseamos por León con Laura y por la noche cenamos en un buen restaurante del centro recomendado por su hermano. Al final, nos acompañó al hotel caminando y allí nos despedimos. Fue muy grande estar con Laura en León. No sería la última vez. Estar de forma relajada con ella, en su entorno, junto a otros desinhibidos como Paloma y Paco fue un verdadero placer. En un momento a la vuelta, nos reunimos en una mesa enorme del hotel para desplegar mapas y planificar el vuelo del día siguiente a Coímbra. Queríamos salir pronto del hotel porque había que repostar en el aeropuerto. Buenas noches, noches…
–Cuarto tramo Leon-Coímbra(LELN-LPCO): La decepción fue mayúscula. Al llegar al aeropuerto y hacer el plan de vuelo, supimos por primera vez que no había posibilidad de repostaje con AFGAS 100. Sólo había carburante para aviones grandes. Incomprensiblemente, no habíamos caído en esa posibilidad. Pensemos, a ver qué podíamos hacer. Una posibilidad era volar con poco combustible restante hasta Valladolid, donde repostaríamos para después volar a Coímbra. Era Domingo y el aeropuerto estaba vacío.
Paloma indagó en aviación civil y supimos que había un aeroclub con cierta actividad y unos pocos aviones aparcados. Paloma averiguó el teléfono y les llamó. Explicó qué era lo que pasaba y les preguntó si ellos tendrían combustible para vendernos. Fueron muy amables y colaboradores. Al rato, se presentaron con una furgoneta llena de garrafones e incluso nos ayudaron a llenar los depósitos con los mismos, pues pesaban cantidad y subirlos a las alas del avión resultaba complicado. En aviación hay una gran camaradería y nosotros les agradecimos mucho su ayuda. Nos cobraron el suministro y, ya con el plan de vuelo, salimos por la pista 23 sin vuelos en el circuito subiendo rápidamente hasta 6500 pies de altitud y estabilizando el avión con rumbo 250 y respondiendo en 5144 .
Cruzamos el rio Duero, o Douro en portugués, magnífico río que une los dos países ibéricos y que baña los grandes viñedos a ambos lados hasta desembocar en Oporto.
Conectamos con el Fir de Lisboa. Los controladores portugueses siempre fueron amables con nuestros vuelos, hablándonos claro y despacio en inglés y autorizándonos a la aproximación a Coímbra. Entramos en Portugal por el punto MOSEN, punto aeronáutico que no corresponde a ningún lugar específico de la geografía. Esta tampoco distinguía en absoluto el paisaje a ambos lados de la frontera, lo que también unifica la identidad común de ambos pueblos. Al poco, iniciamos descenso lento hasta comunicar con el FIS de Coímbra (LPCO). Al cruzar las montañas, la entrada sobrevolando la ciudad es majestuosa y, aunque íbamos con el GPS, nos costó localizar el aeródromo. Este estaba sobre un montículo, con una pista tipo porta-aviones que tenía una elevación de 570 pies. La pista en servicio era la 34 y en la primera aproximación quedamos muy altos, por lo que decidimos motor y al aire para hacer de nuevo el circuito y entrar por la 34 con una altitud adecuada. La toma fue buena a pesar de que la pista estaba bacheada. Llegamos a las 13:28 horas portuguesas y la duración del vuelo fue de 2 horas y 6 minutos. Cuando entramos en la zona de parking vimos a lo lejos que nos esperaba la Dra Elisabete Jorge y su marido Rui Baptista, quienes tuvieron la gentileza de venir a buscarnos. Ambos son cardiólogos en el Hospital Universitario de Coímbra. Elisabete es discípulo del Dr Henrique Faría, eminente cardiólogo intervencionista del que también me siento amigo intemporal y con el que he vivido momentos extraordinarios en diferentes visitas a Coímbra y suyas a Córdoba, tanto en el Hospital como en nuestras ciudades y otras muchas de congresos internacionales. Elisabete estuvo en Córdoba un periodo de aprendizaje enviada por Henrique y fue extraordinario el entusiasmo que derrochó y la cantidad de amigos que encontró en Córdoba. Ella es muy querida en Reina Sofía y estaba encantada de nuestra visita.
Aparcamos el avión con ciertas prisas y nos dirigimos en coche al hotel. Henrique nos había reservado en un hotel precioso y antiguo, con unos jardines majestuosos en los que destacaba un árbol milenario que enamoró a Paloma, una librería de ensueño y unas instalaciones con muebles clásicos y preciosa decoración. Se llama Hotel Quinta das Lágrimas. Cuentan que se llama así porque el dueño de la antigua mansión se encerró allí para llorar su mal de amores. Paloma estaba encantada con el hotel y junto a Paco se dieron un baño en la piscina nada más llegar. Luego almorzamos allí descansando hasta las 6 de la tarde (con una hora ganada), hora en la que Henrique nos recogió en el hotel para darnos una vuelta por la ciudad.
Henrique y Elisabete vinieron en 2 coches en los que repartidos visitamos la ciudad. Maravillosa y majestuosa Coímbra, llena de encanto y de historia que sus muros reflejan. He estado en muchas ocasiones en Coímbra gracias a las invitaciones que Henrique gestionaba y siempre me cautivó la ciudad. Al anochecer, Henrique nos llevó a un restaurante muy cerca del rio con unas vistas ideales. El rio Mondego nace en Serra da Estrela, recorre 234 Km, pasa por Coimbra y desemboca en el Atlántico por Figueira da Foz. A mí siempre me sorprendió su importante caudal, sobretodo cuando lo comparaba con el del Guadalquivir a su paso por Córdoba. La ciudad en alto iluminada hacia ambas laderas que encauzan el rio. Deliciosa y fraternal cena en la que juntos hicimos un divertido recuerdo de la historia de los últimos 15 años de relación Coimbra-Corpal, con tanta coincidencia internacional en congresos y tanto intercambio de ideas y procedimientos. Henrique organizaba cursos de intervención en directo a los que siempre nos invitaba junto a líderes europeos y americanos. Junto a Henrique siempre pasé ratos muy agradables. Su inteligencia socarrona, su entrega médica, su Iberismo internacional como ciudadano del mundo y su generosidad y cariño siempre estuvieron presentes. El hablaba de que se debía constituir el COR-PAL-COIMB y, realmente, poco le faltó. No hubo ficheros comunes pero sí trabajos comunes. La doctora Jorge hizo un estudio de evolución a largo plazo de pacientes tratados con valvuloplastia mitral en ambos hospitales que fue publicado en American Journal of Cardiology y que fue la base de su tesis doctoral, a cuya presentación tuve el honor de asistir como miembro del tribunal. Qué decir de Elisabete. Aparte de ser una prolongación de Henrique, Elisabete derrocha sentimiento a borbotones que sabe repartir entre su familia, su profesión y sus amigos y además le sobra el suficiente para irradiar simpatía a toda persona que le conoce. Su estancia en Córdoba dejó profunda huella. Ella es más bella por dentro que por fuera, que ya es decir… Como digo, la cena fue deliciosa y fue seguida de un nuevo paseo en coche turístico por la zona universitaria iluminada. La Universidad de Coímbra es, junto a la de Salamanca, una de las Universidades más antiguas de Europa y sus edificios y estancias son majestuosos, llenos de una solemnidad que se añora en el presente. Había que despedirse, nos fuimos a dormir, al día siguiente nos tocaba volar. Abrazo Henrique y a Elisabete, abrazo a tanto amigo portugués. Abrazo a Coímbra, abrazo a Portugal.
–Quinto tramo Coímbra-Portimao(LPCO-LPPM): Desayuno de despedida del precioso hotel Quinta das Lágrimas, que tanto nos gustó, y taxi al aeropuerto. En realidad, al aeródromo algo desconocido en la ciudad, pero lleno de encanto. Aunque parezca mentira lo llevan 3 personas y son súper-eficaces en todo lo aeronáutico. Con una instalación sencilla, facilitan todos los procedimientos con amabilidad y eficacia. Sorprende al comparar con el número de personas y la facilidad de los trámites en otros aeropuertos españoles, incluido el de Córdoba. Una persona en la torre, a la que había que acceder por una escalera de caracol, que se ocupaba de la supervisión y controlaba el AFIS y con la que hicimos el plan de vuelo y la información meteorológica. Otra persona que nos acompañó al avión y nos hizo el repostaje y otra en la oficina con el que estuvimos departiendo y al que pagamos las taxas y el combustible. La mayor sorpresa fue al llegar al avión y comenzar la inspección externa.
Con las prisas al llegar, se nos había olvidado poner la funda del Pitot, lo cual es una imprudencia porque la entrada de polvo u otras sustancias pueden obliterarlo y crear problemas en la indicación de velocidad en el anemómetro. El caso es que alguien del “grupo de 3” lo detectó y nos puso en el Pitot una cobertura de papel y plástico con una atadura que hizo las funciones de la funda olvidada. Nos causó estupor y mucho agradecimiento al “grupo de 3”. Hicimos fotos del apaño que fabricaron y teníamos otra del Pitot desnudo al cerrar con prisas el avión.
Ya en la pista preparando con los preparativos tuvimos la suerte de contemplar cómo una avioneta que hacía pasadas por la pista estaba preparando la toma de una pancarta anunciadora que vimos desplegar en vuelo, una pasada el verlo de cerca. Nos preparamos, contactamos con el AFIS quien nos dio la frecuencia de Lisboa y nos deseó un “boa viagem”.
Salimos a las 12:10 horas por la pista 16, con ligera inclinación en contra y tras el circuito volvimos a sobrevolar Coímbra, maravillosa también desde el aire. Subimos a 5500 pies con rumbo Sur y contactamos con Lisboa. El control de Lisboa enormemente frecuentado en múltiples vuelos, con conversaciones ininteligibles para nosotros, tanto en inglés como en portugués aeronáuticos. Al no recibir contestación, enunciamos nuestra posición y altitud, nuestras intenciones y nuestro destino. Al cabo, Lisboa nos contactó, nos dio un Transponder y vía libre en nuestra ruta.
Cruzaríamos hacia el sur Portugal, dejaríamos Lisboa a nuestra derecha y una vez fuera de su radio iríamos hacia la costa hasta bordear el cabo de San Vicente y llegar a Portimao. El vuelo era agradable, había mucha luz y el paisaje maravilloso. Como digo, la radio ardía con continuos comunicados que eran chino para nosotros, sólo alguna cosa cogíamos, pero no nos importaba mientras no nos mencionaran.
Pasado un buen rato de vuelo, comenzaron a hacerlo, nos llamaban junto a otras aeronaves advirtiendo de algo que no entendíamos. Como resorte, comunicamos de nuevo posición rumbo y altitud sin ser contestados en ese sentido. Al poco comprendimos qué era lo que pasaba. En el horizonte se fue acercando una inmensa columna de humo procedente de un incendio que cruzamos a nuestra izquierda. Lisboa nos veía en la ruta y nos advertía. Ya más al sur, Lisboa nos volvió a contactar para que no interfiriéramos en la aproximación a Lisboa. Nos bajó a 3000 pies y nos alejó hacia el este.
Una vez cruzada Lisboa, nos autorizaron hacia la costa. Divina la entrada al mar virando a la izquierda para costear. Recuerdo que disfrutamos mucho de esa parte del vuelo. Preciosa la costa portuguesa y plácida la navegación y la vista. No digamos al bordear el cabo de San Vicente, ya a 1500 pies.
Así, seguimos por la costa hasta contactar con Portimao. Hicimos buena aproximación y entramos en final por la pista 11, es decir, la que tiene una entrada diáfana sin el perverso montículo que tiene la entrada por la pista 29. Buena toma y a aparcar el avión. La duración del vuelo 2 horas y diez minutos.
El aeródromo de Portimao es también especial. Mucho más transitado que el de Coímbra, con escuela y con centro de paracaidismo, tiene también más actividad que el de Córdoba, teniendo una pista muy pequeña y estrecha. En el edificio, un mostrador a la entrada para registrar los vuelos, una pequeña cafetería y una oficina de aviación civil. En el Hall unos muñecotes de paracaidismo con los que nos hicimos unas fotos. Tomamos un refresco y pedimos un taxi para el hotel.
Cruzamos la ciudad y nos dirigimos hacia la playa. Llegamos a un magnífico hotel con piscinas múltiples y acceso a una gran playa. Los 3 deseábamos un descanso en ese tipo de hotel. Tenía buenas instalaciones y varios restaurantes en piscinas y terrazas al mar. Era el momento de relajarse, hablar de lo vivido, maldecir a Alfonso por solo estar “in mente” en esos momentos, imaginar cómo iba a comportarse en un ambiente continuo con los divos de la cardiología y sus esposas…(luego contaré lo que Alfonso me relató al respecto al regreso).
Los 3 disfrutamos del descanso, la playa magnífica, los bares de piscina (un loro era atractivo en uno de ellos) y de paseos y cenas por el puerto de Portimao. En una de ellas, copa en un sitio con música y tumbonas casi para dormir, pero utilizadas para las conversaciones relajados, rememorando anécdotas. Casi que estábamos hablando en despedida y olvidábamos por un momento que faltaba el último tramo. Paloma reaccionaba. No tanta relajación. Hablábamos de Alfonso y también de Paco, aunque a él no le gustara hacerlo.
Paco, el gran Paco, gran piloto y mejor persona. Su extrema bondad hace que mucha gente se aproveche de alguna forma con él, lo cuál siempre le hace sufrir. Allí donde hay una persona con un problema, está Paco para ayudar. Fue profesor de mi hijo Juan, aunque yo le conocí después. El siempre me enseña volando y a la vez necesita sacar el título de instructor de vuelo. Ha hecho intentos, aprobando casi todas las asignaturas pero pasando el plazo para finalizar. El problema es la cantidad de fuegos que siempre está intentando apagar. Se implica tanto que se olvida de sí mismo y se deshace. Paloma y yo se lo reprochábamos y el se excusaba reconociendo que se metía en líos sin pensarlo, solo por ayudar y sin pensar en las consecuencias ocupacionales, quitándole de estudiar y preparar los exámenes. Paco es un alma libre y generosa pero peca de ingenuo y Paloma y yo le reñíamos por ello. El se defendía…bueno, vamos a hablar de otra cosa… Y lo hacíamos. Disfrutamos juntos Portimao y al final, preparación para el último tramo.
–Sexto tramo Portimao-Córdoba(LPPM-LEBA): Dormimos bien y nos despertamos algo tarde. Desayunamos sobre las 10 horas y nos dirigimos en taxi al aeródromo. Al llegar había intensa actividad paracaidista. Pagamos las taxas e hicimos el plan de vuelo.
En ese tiempo amainaron los paracaidistas en el aire. Inspección externa, preparación en el interior, conexión con el AFIS, prueba de motor y nos dirigimos a la cabecera de la pista 11, justo por la que habíamos entrado. Siendo la pista corta y existiendo el montículo preocupante a la salida, apuramos la pista al máximo, motor a tope pisando freno y suelta para alcanzar bien rápido la velocidad de despegue. Nos sobró terreno y pasamos el montículo holgados de espacio. Subimos a 1000 pies con rumbo 75 y comunicamos con Faro.
Faro nos mantuvo a esa altitud hasta pasar su aeropuerto, por dentro de la costa pero con preciosas vistas al mar. Una vez cruzado Faro, nos pasó a Sevilla y subimos a 5500 pies. Cruzamos por Ayamonte, con una magnífica vista del puente que une Portugal y España y nos dirigimos al sur de Sevilla sin rozar la zona militar de Morón. Cuando acordamos ya estábamos en La Luisiana, donde existe una central lumínica que acumula energía solar con un sistema de espejos que siempre capta nuestra atención desde el aire. De ahí hasta Córdoba, paisaje bien conocido por los 3 pilotos por ser área bien frecuentada. Pasamos Palma del Río, Posadas y entramos en el circuito por Almodovar del Río, con su gran castillo dominando. En punto W, ya a 1300 pies, comunicamos y entramos viento en cola izquierda a la pista 03. Excelente toma que Alfonso hubiera puntuado bien alto. Tiempo de vuelo 1 hora y 50 minutos.
Al salir de pista vimos a Javier mi hijo agitando los brazos. Paloma había llamado a operaciones para que le dieran un chaleco y le dejaran salir a recibirnos. Final del último tramo, despedidas efusivas y el alma henchida de felicidad. Un nuevo sueño cumplido. Solo la pena de no haberlo culminado con Alfonso, pero ciertamente estuvo con nosotros, como siempre ocurre cuando volamos sin él.
A la vuelta de su viaje a Brasil, hablamos y hablamos, me preguntaba cosas y yo cerraba el pico, le decía que no habérselo perdido… El se disculpaba arrepentido aunque me confesó que lo pasó muy bien. Al parecer, las señoras de los divos flipaban con él cuando les contaba sobre nuestras aventuras aeronáuticas y cuando las escandalizaba hablándolas de temas prohibidos, ya fueran libertinos, políticos o religiosos. Todas reían mucho con él. A Alfonso le encantaba escandalizar y más, si cabe, a las mujeres. El caso es que enseguida comenzamos nuestras conversaciones de siempre en las que no paraba de ver el mundo de la aviación como un mundo mágico que era capaz de transportarle a un lugar placentero en el que siempre debió estar. Con el paso del tiempo y la ayuda de Magdalena guardé muchos escritos suyos. He aquí alguno de ellos sobre el placer de volar:
Experimentar y compartir el vuelo es algo místico. Las fronteras desaparecen, paseas con las nubes y debajo todo es armonía. He sentido una gran confianza.
Es un privilegio compartir la proeza, la magia de volar, la mayor conquista de nuestra especie.
Una aeronave perfecta, dos grandes aviadores. Detrás un pasajero confiado y entusiasta admirando despegues, tomas, aproximaciones, la música en cabina, la densidad del aire, el contorno de Iberia dialogando con nosotros.
Qué grande es una pista de Aeropuerto cuando llegas a ella tras el vuelo.
Gracias JSL, es un privilegio tu amistad. Cuanto aprendo y descubro contigo.
Un gran abrazo a Paloma-Amelia.
Desde el Alegre infinito
Desde la altura
Mirando hacia abajo donde están las nubes
Siempre arriba en tantos momentos de mi vida
Me siento bien en los aviones, pájaros nobles lejos de la ilusión del hombre
Me siento bien en su microclima
Me siento bien porque no hay horizonte, solo el espacio infinito
Me siento bien porque no hay vecinos que te aturden sino la humanidad fraterna.
Soy menos huérfano mientras vuelo
Soy mas amigo de los hombres
Más solidario con el destino
Siento que la vida es un instante sublime en el que vuelo
En tierra, aturdido, aquí arriba un gigante
Desde aquí un beso redondo que toma las curvas del espacio-tiempo.
Con sus pensamientos termina este escrito, pero ya me dirijo a empezar el “Spirit of Corpal 2014”, aventura fantástica que nos llevó a la misma tripulación a otro Iberia counterclockwise, tocando Melilla, Granada, Palma de Mallorca, Zaragoza y Asturias, partiendo de, y finalizando en, la gran Córdoba, principio y final de casi todo lo que en mi vida ocurre. Adiós, adiós…