-Un nuevo escrito recordando vuelos fantásticos junto a personas excepcionales 

En la cuarentena, pude finalizar el Spirit of Corpal de Julio del 2014, y aún en ella, me dispongo a  narrar el del año siguiente, 2015. Estos vuelos condensados en una semana o algo más, en el mes de Julio, se habían convertido en una meta anual para todo el grupo. Durante el transcurso de los meses se hacía la planificación y al siguiente mes de Julio se ejecutaba. También se habían convertido en una aventura conjunta por la que soñar, visitando distintos aeropuertos y ciudades, profundizando en el aprendizaje de la aeronáutica y disfrutando de la amistad y la cohesión de la tripulación. Era como una vacación inédita en intensidad, cada año en diferentes trayectos y lugares. De manera que el año 2015 debía de ser algo especial y diferente.

Alfonso nos recibió en Canarias en el primer vuelo Spirit of Corpal en el 2009, en el que solo participó en algún vuelo interno por las islas. Pero aquello, junto a la emoción de aquel primer Spirit, caló profundo en sus ansias aeronáuticas. Siempre decía que le faltaba la experiencia de unir las dos ciudades, Córdoba y Las Palmas, en un nuevo vuelo Spirit of Corpal. Podía ser la ocasión el 2015. El primer vuelo Córdoba-Las Palmas en 2009 incluyó un salto directo por el mar, es decir, repostando al máximo en Jerez y directos desde allí a Lanzarote en 5 horas de vuelo. Eso fue posible por llevar la ECJJF, la “PushPull”, con 2 depósitos adicionales que proporcionaban tal autonomía. Pero este avión no estaba disponible. De la flota de TA Espejo, solo la Seneca bimotor, la ECEPR, podía alcanzar ese objetivo. Con ella obtuve la licencia para poder volar bimotor. Su autonomía no es la de la “PushPull”, pero sí supera las 4 horas de vuelo, pudiendo alcanzar en vuelo estable y ajuste de combustible unos 140 Kt. De manera que para hacer el vuelo posible habría que ir por Marruecos y de allí saltar a las islas. Nos pusimos a trabajar en el posible trayecto. La tripulación sería la habitual, la gran Paloma-Amelia de jefa de la expedición, Alfonso y Paco Martínez detrás y yo a la izquierda de Paloma como piloto al mando. Después de varias reuniones, decidimos el siguiente trayecto y fechas. Saldríamos de Córdoba el 16 de Julio, Jueves, siendo el primer vuelo a Sevilla para pasar la aduana y repostar. De allí, volaríamos a Tánger para, de nuevo, cruzar la frontera del lado marroquí, repostar y hacer el plan de vuelo a Agadir, largo trayecto por el interior del país hasta llegar al mar. En Agadir estaríamos 2 días. El 18 de Julio volaríamos a Lanzarote para repostar y cruzar aduana y el mismo día saltaríamos a nuestro destino, la preciosa isla de La Palma. Con algún posible vuelo inter-islas, estaríamos en La Palma hasta el día 23, en que iniciaríamos el retorno volando hasta Lanzarote, donde pernoctaríamos. El día 24, Viernes sería el trayecto final, volando de Lanzarote directos a Tánger, de allí a Sevilla y de Sevilla a Córdoba, un largo recorrido en un solo día. El plan estaba en marcha, faltaba documentarse  con las cartas de vuelo visual de los aeropuertos marroquíes, así como de los españoles, más a nuestro alcance. También había que analizar las costumbres marroquíes, tanto en términos aeronáuticos como en los relativos a relaciones con el personal de aeropuertos, clave para no sufrir retrasos en excesivas trabas burocráticas. Algunos pilotos de Espejo iban con frecuencia a aeropuertos marroquíes y tenían experiencia al respecto. Otra preocupación sería la radio. Ya en vuelos previos en territorio francés (Córcega) hubo problemas de entendimiento. ¿Cómo sería la comunicación con los controladores marroquíes?. Yo siempre entendí bien el inglés con acento árabe pero otra cosa diferente es el inglés aeronáutico. En fin, montones de temas que preparar. Buscamos un buen hotel en Agadir, reservamos para 5 días el Parador de La Palma, lo que sería nuestra casa en las islas, y también otro hotel en Lanzarote para estar 1 día. Conforme se acercaban las fechas, tuvimos una buena noticia. Alguien nos proporcionó el teléfono de un piloto marroquí con amigos españoles, a los que había ayudado en muchos trámites y que también había volado por España. Contactamos telefónicamente con él y le comunicamos nuestras intenciones. El se brindó a ayudarnos en todo y ya sobreentendíamos que a cambio esperaría una recompensa por sus gestiones. Con un español perfecto, quedamos en conocernos en el aeropuerto de Tánger, donde él trabajaba. Se llamaba Benaissa Boulmane, y en él pusimos toda nuestra esperanza. La suerte estaba echada, pero también invocábamos la magia que siempre había surgido en los vuelos Spirit of Corpal previos.

Spirit of Corpal, in adventure

Alfonso llegó a Córdoba 2 días antes de partir, y en ellos repetimos casi por instinto las mismas  reuniones preparatorias en el jardín de mi casa y la cena de despedida en el restaurante El Envero, clásico “brieffing” el día previo. Esas cenas siempre conllevaban la emoción de comenzar la aventura, la excitación de toda la tripulación, las habituales premoniciones de Alfonso sobre los titulares de prensa ante un posible “crush” y sus despedidas de mi hijo Javier, quien siempre asistía a la cena. Era precisamente él el que nos despedía a toda la tripulación y al hacerlo con Alfonso, su maestro y amigo, siempre había un toque sentimental de un …por si acaso no nos volvemos a ver… que a Javier siempre le dejaba hundido. Había que dormir. Mañana, un día duro y largo. Buenas noches a todos.

Primer tramoCórdoba-Sevilla-Tanger-Agadir (LEBA-LEZL-GMTT-GMAD)

Recogí en taxi a Alfonso en su hotel y nos dirigimos al aeropuerto. El día era caluroso y había que salir pronto. Como Paloma había pedido, el avión estaba revisado y pleno de combustible. Ella había hecho ya el plan de vuelo a Sevilla. De manera que despedidas y unas fotos con el avión antes de partir. Inspección exterior, revisión interior y puesta en marcha. Tras comunicar intenciones, prueba de motor en puerta Alfa y a la cabecera de la pista 21. Despegamos y, a 700 pies, viraje a la derecha rumbo 270 hasta punto Whiski a mil pies. De ahí, subimos a 3000 pies con rumbo 255. Contactamos con Sevilla y en 20 minutos estábamos en punto November, por el que entramos en circuito con viento en cola izquierda a la pista 09. La toma fue buena y enseguida a aviación civil para taxas, plan de vuelo y cruzar aduana.Duración del vuelo 30 minutos. Pasar todos los trámites pudo llevarnos unos 60 minutos. Ya eran las 11 de la mañana, el calor apretaba y nos quedaba mucho trecho por delante. Repostaje y al avión. Salimos también por la pista 09 y tras el despegue viraje a la derecha con rumbo 190 a mil pies hasta punto Sierra en Dos Hermanas. De ahí, subimos hasta 6500 pies con rumbo 180. Respondíamos en 3702 y tuvimos control Sevilla. El vuelo era plácido, aunque Alfonso se comenzó a quejar de una molestia en la espalda que le preocupaba. Pronto salimos al mar, con el estrecho a lo lejos por nuestra izquierda vagamente difuminado. La vista era espléndida. Al acercarnos a la costa africana, contactamos con Tánger y bajamos a 1000 pies. Entramos por Tala Youssef y fuimos autorizados para hacer el circuito con viento en cola derecha a la pista 10. Buena toma. Duración del vuelo 55 minutos.

Tripulación Spirit 15 antes de partir y en vuelo

Nos dirigieron a una zona apartada del edificio del aeropuerto, donde había alguna aeronave y había un surtidor de combustible. Salimos con los chalecos del avión. Alfonso estaba mejor de pie que con la postura sentada del avión. Enseguida se acercó un coche de la policía. Documentación del avión y pasaportes. Simpáticos y displicentes a la vez. Dejamos el avión y nos dirigimos a cruzar la aduana. Tras cruzarla nos dirigimos al vestíbulo del aeropuerto, donde supuestamente estaría el señor Benaissa Boulmane esperándonos. Como habíamos quedado, le enviamos un mensaje con la hora de salida de Sevilla. El teléfono lo tenía desconectado y allí no había nadie que aparentara estar esperándonos. Nos hicimos los suecos y a esperar a Benaissa con frecuentes intentos de llamada. Pasamos más de 30 minutos esperando hasta que sonó el teléfono cuando él estaba entrando en el aeropuerto, por lo que fue fácil identificarle. Súper amable, nos dirigió a la cafetería para tomar unas coca-colas y conocernos. Nosotros teníamos cierta prisa pero él todo se lo tomaba con calma. Solo hacía mucho hincapié en que no nos desviáramos de la ruta a Agadir que él iba a marcar con puntos en el mapa. Si no lo hacíamos y comunicábamos al llegar a cada punto, los controladores no nos molestarían, pero era importante que siguiéramos sus instrucciones. Finalmente, después de un buen rato en el bar del aeropuerto, nos llevó a las oficinas de aviación civil. Benaissa conocía allí a todo el mundo e hizo una cierta exhibición de su popularidad saludando a diestra y siniestra. Había varias chicas jóvenes, con vaqueros y velo con las que estuvo hablando en árabe, supongo que sobre nosotros. También hablaban inglés y con ellas hicimos el plan de vuelo en un impreso. Benaissa nos ayudó marcando los puntos para evitar zonas de Rabat y Casablanca que estaban absolutamente prohibidas. Todo debía quedar marcado en el plan de vuelo, incluso la altitud. Le indicábamos que nos gustaría ir altos para poder ajustar bien el combustible. Él se iba en todo por las ramas y era difícil concretarle en los trámites. Mezclaba el árabe con las chicas y un buen español con nosotros, pero a la vez en ambas direcciones un extraño lenguaje gestual, siempre con una abierta sonrisa, por lo que resultaba difícil seguirle. Paloma metía en el GPS los puntos obligados mientras yo finalizaba con la ayuda de Paco y Benaissa el plan de vuelo. Nos dimos un margen de tiempo, porque había que repostar. Cuando al final el plan de vuelo fue admitido, nos fuimos con Benaissa a pasar seguridad. También allí todos los guardias le conocían, lo que facilitó el cruzarlo rápido y dirigirnos al avión. Había avisado a 2 chicos encargados del combustible que nos ayudaron a acercar el avión al surtidor. Una vez allí, nos dijeron a través de Benaissa que la bomba no funcionaba y que teníamos que llenar el depósito con una bomba manual. Paco empezó a hacerlo pero aquello era duro. Los chicos ni se movían y Benaissa aún menos y hablaba sin parar. Afortunadamente, habíamos gastado poco combustible de Sevilla a Tanger, por lo que no sería mucho llenarlo, pero Paco empezaba a pedir ayuda. Yo le ayudé un poco pero Benaissa no quería estar esperando allí y le pidió a Paco que continuara mientras Alfonso, Paloma y yo íbamos a finalizar unos trámites al edificio del aeropuerto, al que no llegamos a entrar. Se trataba de recibir su recompensa sin testigos y de quedar para la vuelta el día 24. La verdad es que fue muy resolutivo y amable, pero era difícil estimar qué cantidad de dinero le parecería bien. Paco decía que no más de 100 Euros pero a todos nos parecía poco, sobretodo pensando en que teníamos que volver. Al final le dimos 400 pavos, y creo que eso superaba con creces sus expectativas. Alfonso le hubiera dado más con tal de garantizar su ayuda al regreso. Nos reiteró mil veces que si teníamos un problema en Agadir le llamáramos, que allí también conocía gente. Al fin llegó a la reunión Paco cabreado por el trabajazo que había hecho ante las miradas y sonrisas de los chavales que estaban a cargo del combustible. Como venganza, les dejó allí en espera de que pudieran cobrar. Nos hicimos unas fotos con Benaissa y nos despedimos hasta el 24.

En el aeropuerto de Tánger con Benaissa

Fuimos caminando al avión, donde aguardaban los muchachos del combustible para cobrar. Paco les miraba con resentimiento y se subió a ambos planos para comprobar que no habían quitado nada  de su repostaje…, no se fiaba de esos julandrones con sonrisa sarcástica. Pagamos y desaparecieron. Chequeo externo y al avión. Alfonso había mejorado de la espalda pero nos reconoció que al bajarse del avión tuvo un momento en el que pensaba no seguir. Luego al caminar por el aeropuerto y estar erguido había mejorado y, por otro lado, quedarse en Tánger solo para organizar un vuelo a Las Palmas, justo hacia donde nos dirigíamos no parecía tener sentido. Ya dentro del avión se acomodó con la mejor postura. Había que apurarse. Eran ya pasadas las 3 de la tarde y nos quedaba aún un buen trecho. Comunicamos para permiso de puesta en marcha con plan de vuelo aprobado para Agadir e instrucciones a seguir. Seguía en servicio la pista 10, apenas había viento y hacía calor. Con puesta en marcha permitida, nos dieron el QNH (1012 mb) y el transponder y nos autorizaron a rodar hasta cabecera de la pista 10. Tras prueba de motores, autorizados a despegar. Subimos hasta 700 pies, virando a la derecha y abandonando circuito en ascenso hasta mil pies con rumbo 190 hasta el primer punto en que teníamos que comunicar. Paloma tenía metido en el navegador dichos puntos y los íbamos a seguir a rajatabla, faltaría más. Los puntos parecían marcar un perímetro amplio que nos alejaba de Rabat y Casablanca. Nos hubiera gustado seguir la línea de costa pero no estaba permitido y no lo hicimos hasta muy al final del vuelo. De manera que el vuelo era de interior y el paisaje muy monótono. Subimos a 7500 pies. Llegamos al primer punto requerido y comunicamos posición con Casablanca. Casablanca ni contestó. Nosotros continuamos en busca del siguiente punto. La radio no paraba, tanto en árabe como en ingles e incluso en francés. Una algarabía, pero había que tragársela no fueran a llamarnos. Atrás, Alfonso y Paco intercambiaban información con los mapas en la mano y observando el territorio. Paloma y yo más enfrascados en el vuelo. Hacía calima y el terreno marrón. Los puntos marcados en el mapa tenían nombres no relacionados con la posición geográfica. Eran puntos espaciales. Pasamos los puntos IBDIR, TILFET, BRACHOVA, SAFI, KOPIR, BENGA, AMLAT Y ABISA…, comunicando posición en cada uno y sin recibir nunca respuesta.Bajamos pues gran parte del país con rumbo sur y a la altura de Kenitra viramos algo a rumbo 200. Casablanca nos pasó con Essauira quien nos controlaría hasta Agadir. Precisamente, tras sobrepasar Essauira contactamos con línea de costa, con una ganancia importante en el paisaje. Inmensas playas junto a pequeñas ciudades costeras, con sus pequeños puertos. Al poco, nos pasaron con Agadir aproximación. Estuvieron amables, nos dieron QNH y vientos. Paco se había estudiado el tema de la aproximación a Agadir de forma muy seria, porque su aeropuerto civil está justo al lado del militar y las normas son muy estrictas. De manera que advirtió una y mil veces de que podía haber líos. De entrada, bajamos a mil pies al entrar en tierra desde el mar. Dejábamos unas montañas a la izquierda y había otras al frente, lo que también dificultaba la aproximación. Afortunadamente, lo abordamos desde el mar. Entramos en circuito con viento en cola derecha a la pista 28. Entrando en base, se veía el aeropuerto militar al frente y Paco me pedía que virara pronto a final. Autorizados para aterrizar, iniciamos final y la toma fue suave y buena, muy buena diría yo, la recuerdo perfectamente. Tiempo de vuelo 3 horas y 35 minutos.

Llegada al aeropuerto de Agadir

Habíamos llegado bien a Agadir y todos estábamos muy satisfechos. Aparcamos donde nos dijeron, bajamos el equipaje y caminando nos dirigimos al edificio del aeropuerto Al Massira. A su entrada, nos hicimos unas fotos. Rápidamente, coger un taxi y camino del hotel. Agadir es una ciudad bonita, muy turística y cosmopolita, de unos 800.000 habitantes, con una magnífica playa y puerto. Le pedimos al taxista nos enseñara algo la ciudad, empezando por el paseo marítimo, para adentrarnos en un elegante barrio con villas y palacios, uno de ellos enorme de la casa real. Después pasamos a otros barrios más pobres, con menos tráfico y mulos transportando cosas. Finalmente nos llevó al hotel. No recuerdo su nombre pero era un gran hotel de 5 estrellas, con una entrada imperial, amplio y cómodo hall,múltiples restaurantes y piscinas y jardines diversos. Las habitaciones eran casi apartamentos y el servicio era excelente. Nos hizo mucha ilusión llegar a destino.

Gran hotel en Agadir
Gran hotel en Agadir
Gran hotel en Agadir

Ya la tarde estaba avanzada y había que estar hábiles. Nos duchamos y nos citamos en el hall. En conserjería pedimos consejo para cenar y nos sugirieron uno dentro del hotel que parecía excelente y tenía música e incluso alguna actuación. No lo pensamos 2 veces, tomamos una cerveza en el bar y nos dirigimos al restaurante. Era un muy lujoso lugar de estilo árabe, y cómodos pufs en mesa baja. La música árabe sonaba de forma suave, lo que daba al ambiente un cierto toque mágico que nos encantó. La cena fue espléndida, no habíamos almorzado y teníamos hambre. Seguimos los consejos del Metre y compartimos una serie de cosas diversas muy ricas, pescado y marisco incluido, junto a un vino blanco marroquí que nos encantó. La euforia se adueñó de la situación. A Alfonso le alucinaba que estuviéramos allí por nuestros propios medios. Bromeábamos sobre cualquier cosa  y gozamos todos de la velada. Al terminar la cena, apareció un conjunto de 3 personas con instrumentos no todos conocidos por mí y comenzaron a tocar y cantar una música exótica que nos envolvió. Pasado un rato, descansaron y volvieron con una música más marchosa que animaba a bailar. De hecho, la cantante con traje árabe empezó a sacar a bailar al público asistente. Tanto a Paloma como a mí, nos obligó a bailar con ella. Yo me eché una rumba con ella…Alfonso se tronchaba y Paco y Paloma no paraban de hacer fotos y vídeos de la situación. Tras la última copa, nos fuimos a dormir. Estábamos también cansados de la larga jornada y al día siguiente podíamos no madrugar. Buenas noches, noches…

Bailando andalusí

En efecto, el día 17 lo teníamos libre para disfrutar del hotel y visitar la ciudad, por lo que, salvo Alfonso que madrugó y se dio un paseo hasta la playa, al resto de la tripulación se nos pegaron las sábanas y tomamos un lento y sosegado desayuno al que se reincorporó Alfonso contando cosas de su paseo. El hotel, lujosísimo y muy amplio, parecía vacío. Después comprobamos que la ciudad también. Algo había pasado que retrajo importantemente el turismo francés a Agadir…, no sé si serían los atentados en Francia o en otros sitios a turistas lo que ese año inclinó a los franceses a no viajar a Agadir. Entre 1912 y 1956 la ciudad perteneció a Francia, por lo que todo el mundo hablaba francés, además de árabe, y la ciudad era muy valorada para pasar vacaciones. Recuerdo, de pequeño las noticias sobre un gran terremoto en Agadir  que mató a más de 5000 personas en Febrero de 1960, y que obligó a reconstruir la ciudad entera en una bella villa que enamoraba a los turistas.  Pero lo cierto es que el 2015 no congregó a mucho francés y parecía un escenario libre para nuestro disfrute. Amplísimas instalaciones en el hotel y excelente servicio a nuestra disposición. Después del desayuno, nos pusimos el bañador y una camisa y bajamos al paseo marítimo y su playa, la verdad espléndida y muy larga. Dimos un gran paseo por ella, llegando casi hasta su final para después volver. En el paseo había puestos de comida pero no tenían buen aspecto. Tomamos allí una cerveza y volvimos al hotel para tomar unos sándwiches. Después, Paloma y Paco se fueron a disfrutar de las diferentes piscinas y Alfonso y yo nos quedamos charlando. La temperatura era maravillosa y la atmósfera invitaba a reflexionar en alto sobre los vuelos del día anterior y sobre los que íbamos a realizar al día siguiente. A Alfonso le entusiasmaba hacer el salto a las islas desde el continente africano, era como un sueño para él, que afirmaba sentir una cierta esencia africana. Todo estaba resultando placentero.

Alfonso se fue a descansar un rato y yo me sumé a Paloma y Paco en el relax piscinil.Después,a la habitación y a pensar en la cena. Nos reunimos en el hall para tomar decisiones. Alfonso había sacado sitios de internet, pero el hotel, con tantos restaurantes diferentes aún no explorados también pudiera ser una buena y cómoda solución. Entramos en uno árabe en el que probamos algo de CusCus y un excelente cordero. Después de la cena fuimos al bar a tomar una copa y a preparar los vuelos del día siguiente. Un nuevo largo trecho se avecinaba, con parada técnica en Lanzarote, siendo la isla de La Palma destino final. Había que dormir.

-Segundo tramo Agadir-Lanzarote-La Palma (GMAD-GCRR-GCLA)

Desayunamos sobre las 9, después chek-out y taxi para el aeropuerto. La Meteo parecía buena y Paloma lo confirmó en aviación civil. Allí, plan de vuelo y tasas, así como solicitar repostaje. Estuvieron amables y nos mandaron a cruzar la aduana y  pasar seguridad. Caminando por la pista, accedimos al avión y comenzamos el chequeo externo. Pasó un cierto tiempo hasta que llegó el camión cisterna y cargamos combustible a tope. Nos cobraron bastante más que habitualmente, nos sorprendió. Dentro, chequeo interno y contacto con torre para puesta en marcha. Seguimos instrucciones y nos dieron transponder a seguir en 6406. La pista en servicio seguía siendo la 28, lo que nos llevaba directamente hacia el mar. Efectivamente, fue despegar, cruzar la ciudad y llegar al mar a mil pies. Bajamos algo la costa pero enseguida la abandonamos con rumbo 220. Subimos a 5000 pies y ya solo mar y algunas nubes en el horizonte.

Alfonso remarcaba la importancia del salto que estábamos dando y la estaba gozando. Agadir nos pasó a Casablanca, pero ni flores. Aquí no había puntos que seguir, solo rumbo directo a Lanzarote. El vuelo era plácido, apenas turbulencias y la vista, el inmenso mar. Abandonamos Casablanca y conectamos con Lanzarote aproximación en 129,3 Mz, pero no oíamos nada. Pasada la hora de vuelo, comunicamos sin respuesta. Al poco, iniciamos un descenso muy suave con rumbo 250. Ya se empezaba a oír la radio algo entrecortada. Comunicamos nuestra posición e intenciones. Muy al fondo, parecía adivinarse tierra firme y en el transcurso de minutos ya era evidente. Lanzarote nos dio información y nos dirigió a punto November en Tinajo, donde llegamos a mil pies de altitud. Nos autorizaron a entrar con viento en cola izquierda a la pista 03 y ya en circuito “clear to land”. La toma en pista tan grande tenía que ser buena y no defraudó. Tiempo de vuelo 1 hora y 45 minutos. Al aparcar el avión solicitamos repostaje, aunque antes había que pasar la aduana. Nos recogió una furgoneta y nos llevó a la terminal. Allí pasamos el control de pasaporte y alguna inspección superficial del equipaje. Enseguida, hicimos el plan de vuelo a La Palma, pagar tasas y aprovisionarnos de coca-colas y bocatas en cafetería para tomarlos en vuelo. De allí, de nuevo furgoneta al avión que hubo que pagar duro, repostaje y listos para salir. Con QNH de 1016 mb, despegamos por la pista 03 y enseguida a mil pies. Un avión había anunciado viento en cizalla (windshear) en nuestra ruta y, efectivamente, nos topamos con la cizalla que nos pegó un meneo considerable. Alfonso, agarrado…”Paloma, qué pasa”… Afortunadamente, no duró mucho y con rumbo 245 nos dirigimos a punto Sierra, hasta Punta Gorda, con vistas a la derecha de la costa sur de la isla. Comunicamos en Sierra y fuimos autorizados a subir con dirección a La Palma. Enseguida nos pasaron a control Canarias en 133,675 Mz. Cruzamos de nuevo el suroeste de la isla saliendo al mar por El Risco de las Caletitas. Preciosas vistas. Fuerteventura a la izquierda. Subimos a 6000 pies y pusimos rumbo 250. Alfonso estaba exultante por tener estas visiones de sus queridas islas y todo su mar que las une. A nuestra izquierda, pasaríamos al norte de Gran Canaria y después al norte de Tenerife hasta llegar a La Palma.

El tiempo era bueno, con nubes en las lejanas costas pero claro en el mar. El avión iba delicioso, era un gustazo pilotarlo. Paloma controlaba todo y daba instrucciones, avisando  siempre de ligeras desviaciones en rumbo y altitud para que fueran corregidas. Control Canarias nos mantuvo hasta las cercanías de La Palma. Conectamos y nos dieron QNH 1021 e instrucciones, para entrar por punto Eco a mil pies. El aeropuerto de La Palma es peculiar y difícil para todo tipo de pilotos, tanto por sus vientos habituales como por estar entre el mar y la montaña. Paloma estaba nerviosa pero confiada. Yo ya había aterrizado un par de veces antes en el año 2009 con la “Push-Pull”. Fuimos autorizados a entrar en circuito con viento en cola derecha a la pista 01. Al entrar en base, la montaña enfrente asusta algo, pero viraje a final con la pista al fondo un poco en alto,con pequeños riscos y salientes al mar en su trayecto. Paloma alertaba…”Jose, Jose, la velocidad”. Entramos decididos con motor y la toma fue efectiva, con algunos botes… Paloma protestó…”ibas muy bajo”… Tiempo de vuelo 1 hora y 35 minutos.

Un amarillo nos condujo al sitio de parking, donde cubrimos y cerramos el avión. Ya en el aeropuerto subimos a las oficinas para contar que íbamos a tener el avión allí 5 días, del día 18 al hasta el 23 por la mañana. También anunciamos que probablemente haríamos vuelos internos por las islas. Muy amables nos indicaron que nos arreglarían los temas de repostaje. De allí, al alquiler de coches. Teníamos reservado uno de gama media para recorrer la isla. Tras cargar el equipaje, nos dirigimos al Parador, por cierto, maravilloso lugar que está a 5 minutos del Aeropuerto. Yo ya había estado y es una delicia tener esa ubicación, esos jardines, esas vistas y esa atmósfera tan divina de los Paradores. Un sitio de privilegio en La Palma como cuartel general de nuestro despliegue. Ocupamos las habitaciones y al poco estábamos tomando una cerveza en el bar, que daba al jardín. Como digo, con una vista maravillosa. El relax alcanzado por haber llegado a destino nos llevaba a todos a una plenitud difícil de explicar, pero que era palpable para todos. Paloma radiaba, Paco excitado y riendo sin parar, Alfonso casi levitando y muy a gusto con los días que estábamos viviendo. El recorrido inter islas le había fascinado. Yo por mi parte sentía la intensidad de la aventura junto al placer de recórrela. No había terminado, de manera que no debíamos relajarnos demasiado. Poco a poco fue oscureciendo en el jardín. Había que pensar en la cena, apenas habíamos almorzado. Decidimos buscarnos la vida bajando a la ciudad, Santa Cruz de La Palma. Desde el Parador tardaríamos unos 12 minutos. Aparcamos en un parking público al aire libre cercano al puerto. De allí, nos adentramos en la ciudad en busca de un sitio que nos resultara apetecible para cenar. Dimos bastantes vueltas, en subida y en bajada. Por fin encontramos un sitio donde tenían pescado fresco y un buen vino. Allí estuvimos charlando hasta que nos quedamos solos. Después dimos un paseo por el puerto y nos recogimos en el Parador. Había que descansar. Buenas noches, noches…

El parador de la Palma
El parador de la Palma

Amanecimos todos pronto y a las 9 estábamos desayunando, yo mis maravillosos churros que siempre hay en Paradores. Con un mapa de carreteras en la mano, diseñamos el recorrido que íbamos a hacer. Había que visitar el Roque de los Muchachos, pero quizás eso lo dejábamos para otro día. Hoy se trataba de darle una vuelta a la isla. Yo ya lo había hecho en otra ocasión y resultó fantástico. Fuimos directos al parque nacional La Caldera de Taburiente. De naturaleza volcánica se distingue por gran cantidad de recursos hídricos, tanto subterráneos como superficiales. Ello explica la frondosidad del parque. Las vistas son maravillosas pero nos conformamos con ello, porque Alfonso se negaba a bajar los escarpados para bajar a la caldera. De allí, a través de un túnel largo, de unos 7-8 Km, cruzamos al lado occidental de la isla. Al salir del túnel, vista maravillosa en alto de toda una planicie que se extendía hasta el mar. Bajamos la carretera y encontramos extensas plantaciones de frutas y hortalizas, plataneras y otros cultivos, junto a pequeños pueblitos cercanos a la costa. Paramos algo y continuamos rumbo sur, por una carretera llena de curvas en montaña. Las vistas increíbles. Buscábamos gasolinera y algún sitio donde parar a comer algo. Junto a la gasolinera que encontramos para repostar, había un sitio, de aspecto raro por fuera. Decidimos entrar a ver. Se trataba de un bar en el interior de una cueva que nos atrajo por completo. Allí tomamos algo y bebimos bastante. Paco conducía y no podía pero Paloma con vino y Alfonso y yo con orujos nos pusimos bien alegres. Departimos con los dueños y estuvimos allí más de 2 horas. Después, vuelta al coche para acabar de bordear el sur de la isla y subir por la costa este hasta el Parador, un largo recorrido en el que efectuábamos paradas en miradores anunciados con vistas espectaculares. Finalmente llegamos y nos fuimos a descansar un rato. Al atardecer, nuevo encuentro en el bar-jardín del hotel. Había que planificar el día siguiente en que íbamos a volar inter-islas. Era necesario aterrizar en Gran Canaria para completar el Cor-Pal, Alfonso tenía el empeño. El aeropuerto de Gran Canaria es muy transitado, más aún en verano, por lo que decidimos ir a un aeroclub llamado El Berriel, situado en el sur-este de la isla. Paloma había contactado con ellos para asegurarse de combustible y Alfonso conocía al presidente del aeroclub. Le contó nuestros planes y nos citamos allí para almorzar. Había que dormir. See you tomorrow…

-Tercer  tramo La Palma-Gran Canaria-La Palma  (GCLA-GCLB-GCLA

Desayunamos temprano y enseguida en coche al aeropuerto sin más equipaje que las bolsas de vuelo. Hicimos el plan de vuelo y solicitamos repostaje. Aunque teníamos combustible de sobra, Paloma prefería asegurar partiendo repletos. Tras chequeos, solicitud de puesta en marcha con plan de vuelo autorizado. Recibir información e iniciar rodadura. La pista en servicio seguía siendo la 01. Despegamos y salimos al mar, no sin antes reafirmar la excelente ubicación del Parador, que vimos a nuestra izquierda al salir. A l virar al mar, mil pies de altitud con rumbo 097 hasta punto Echo. De ahí, en ascenso hasta 5000 pies, tomamos rumbo 120. Contactamos con Tenerife sur. A la venida, cruzamos el norte de Tenerife. Ahora íbamos a cruzar por al sur de la isla, dejando a nuestra derecha la bella isla de La Gomera. Aún con nubes dispersas, la visibilidad era muy buena. Pasado un rato de vuelo, comenzamos a divisar primero La Gomera y luego la costa sur de Tenerife. Sobrevolamos su aeropuerto a 6000 pies de altitud y volvimos a salir al mar con rumbo 100. Al cabo, divisamos la costa de Gran Canaria, con un paisaje extraordinario. Alfonso temblaba de gusto por las vistas y ya en tierra identificaba sitios conocidos por él en su isla. Comunicamos con Gran Canaria aproximación, quien nos dirigió más al sur-este.

El Aeroclub estaba cerca, al sur del Aeropuerto de Gran Canaria, y no podíamos interferir las sendas de tanto vuelo arribando. De manera que en descenso hasta mil pies al salir al mar. El aeródromo del aeroclub El Berriel no está controlado, aunque tiene un AFIS que informa. La comunicación era pues aire-aire. Paloma estaba preocupada, tanto por la cortedad de la pista como por estar situada a filo del mar. Hicimos viento en cola a la pista 19 por el mar y una larga final para ajustarnos al comienzo de la pista. Yo, con mis 5 sentidos, Paloma… Jose,Jose … avión mío. Al final la toma fue ajustadísima y buena, la jefa no faya. Alfonso hizo fotos espeluznantes de la proximidad del mar a la pista. Tiempo de vuelo 1 hora y 10 minutos. Aparcamos el avión donde nos indicaron y recibimos a pie de avión a miembros del aeroclub que nos recibían muy amables. Dejamos las bolsas dentro y nos dirigimos al club. Había mucho piloto en operaciones y tras saludar y contar intenciones, nos fuimos al bar. Allí esperaríamos al amigo de Alfonso, presidente del club. De repente apareció como una estrella, con aduladores siguiéndole y dando órdenes concisas. No recuerdo su nombre pero Alfonso decía que era un súper-capo de influencias. Se abrazó con Alfonso y nos saludó cortésmente a todos. Nos llevó a un comedor vacío, con amplios ventanales que daban a una piscina donde socios del club se estaban bañando. Había preparado el almuerzo allí y alrededor de una mesa redonda nos fuimos sentando. El amigo de Alfonso no paraba de hablar y recordar con Alfonso. Después, se interesó por nuestra aventura, aunque él era un piloto veterano. Alfonso contó apasionado el significado del Spirit of Corpal, que no fue entendido, y Paloma le narraba temas aeronáuticos durante el viaje. Nos sirvieron la comida y sacó unos vinos. Yo no podía beber pero el resto de la tripulación sí lo hizo y más aún el anfitrión. El almuerzo fue opíparo y prolongado y nuestro anfitrión hablaba por los codos. Después del relax post-pandrial, el jefe se despidió, no sin antes ordenar que nos atendieran en los trámites. Nos quedamos solos en el comedor y nos trajeron la cuenta. Para asombro de Alfonso, yo invité al almuerzo, …caradura…repetía. Ni siquiera habíamos comentado las incidencias del vuelo. Paloma remarcó la aproximación y la toma en pista corta a ras del mar. Todos comentamos la belleza de las islas en el vuelo y el haber sobrevolado la gran pista de Tenerife Sur. La vuelta iba a ser justo la inversa. Hicimos el plan de vuelo, pagamos las taxas, nos despedimos del personal y nos fuimos al avión. Chequeo externo y para dentro. Comunicamos con Gran Canaria y puesta en marcha. La pista en servicio había cambiado, de manera que saldríamos directos al mar. En cabecera, motores a tope con frenos echados para soltarlos de repente y alcanzar cuanto antes velocidad de despegue. Fue espectacular la salida al mar, para virar a la derecha a 700 pies, subiendo a mil  para salir del circuito y adentrarnos en tierra con rumbo 270, en ascenso hasta 5000 pies. Turbulencias y  bastante movimiento en el ascenso que fue cediendo poco a poco, desapareciendo al entrar de nuevo el mar. Era la tarde y había nubes de evolución. La visibilidad no era como en la mañana. Tenerife Sur nos hizo ir más al sur para no interferir con numerosos vuelos que entraban y salían. Sobrevolamos algo de La Gomera, parcialmente cubierta y seguimos rumbo 200. Comunicamos con La Palma, quien nos autorizó a entrar por punto Echo a mil pies. Entramos en circuito, de nuevo, con viento en cola derecha a la pista 01. Hacía viento pero de cara en final, por lo que la toma fue más suave que la primera y Paloma aplaudió, Alfonso y Paco también. Tiempo de vuelo 1 hora y 5 minutos. Seguimos al amarillo quien nos condujo al mismo parking. Cubrimos el avión y en coche al Parador, nuestra casa en La Palma. Después de un descanso, paseo por los jardines del Parador, maravillosos con vistas preciosas montaña abajo hasta el mar inmenso, a la izquierda, la ciudad al fondo. Gin Tonic en el bar y cena en el propio Parador. El día había sido intenso y era momento para relajarse. Bromas con el amigo de Alfonso…caradura…repetía. Volvimos a comentar la toma en El Barrel a ras del mar. Alfonso sacó 2 fotos que reflejaban claramente la continuación mar-pista. La toma de Paloma fue fantástica. Había que dormir. Al día siguiente haríamos un vuelo local para ver desde arriba la isla. Buenas noches noches.

Casi ameridaje
Al tomar en el Berriel
-Cuarto  tramo La Palma-La Palma  (GCLA-GCLA)

Desayunamos sobre las 9. Paloma y Paco eran partidarios de algo de piscina yallí estuvimos hasta pasado el medio día en que tomamos unos sándwiches, nos cambiamos y nos fuimos al aeropuerto. Hicimos el plan de vuelo y nos fuimos para el avión tras pasar seguridad. Comunicamos y fuimos autorizados a despegar, de nuevo por la pista 01. Siempre hay viento en este aeropuerto pero suele hacerlo con rumbo 190. A mí me encantaba esa salida pues permitía ver el Parador antes de virar a la derecha. Salimos del circuito con rumbo 203 a mil pies hasta punto Sierra, en Monte de Luna. De allí subimos a 2500 pies y seguimos costeando. Pasamos el Monte del Azufre y la Montaña del  viento, hasta bordear la Punta de Fuencaliente. Subimos por la costa al oeste de la isla un buen trecho, hasta llegar a Tazacorte. En el norte de la isla había nubes, por lo que decidimos dar la vuelta y deshacer el camino. El día era ventoso y había muchas turbulencias, por lo que decidimos volver al aeropuerto. Entramos por punto Sierra, convirtiéndose la aproximación en una extensa larga final que fue aprovechada para una buena toma, con la aprobación por parte de Paloma y el aplauso de Alfonso y Paco. Tiempo de vuelo 40 minutos. Por la tarde fuimos a la ciudad a pasear, era fiesta local y todo estaba bien animado. Volvimos al Parador para cenar. Al día siguiente íbamos a subir al Observatorio del Roque de los Muchachos. ´Conocedor de mi afición por la Astronomía, Alfonso había contactado a través de su hermano con dirigentes del Observatorio para poder visitarlo no de una forma turística, concertándose una cita a las 6 de la tarde con un astrofísico que nos iba a hacer un tour. Su nombre era Javier Méndez. A mí me apetecía mucho ese plan. Nos fuimos a dormir.

El día 22 no madrugamos, a las 10 desayunando. A Paloma y Paco le apetecía un poco de piscineo antes de salir y, como el día anterior, allí nos dirigimos todos. Con cierta frecuencia, un avión cruzaba en despegue por la pista 01. La temperatura era muy buena. Paloma y Paco se bañaron, Alfonso y yo no. Tomamos unos sándwiches en la piscina y nos propusimos salir sobre las 3 de la tarde. En efecto, a esa hora salíamos del Parador en dirección a Roque de los Muchachos. La subida es una pasada. Carretera de montaña muy frondosa al comienzo y hasta mitad del ascenso, en que de repente se entra en nubes que en el ascenso acaban por sobrepasarse, con amplísimo horizonte al salir y un paisaje distinto, menos verde y más volcánico. En ciertos puntos, miradores estratégicos en los que íbamos parando para hacer fotos y extasiarnos con el paisaje. Ya en la cima, a 2426 metros sobre el nivel del mar, múltiples observatorios diseminados por una amplia extensión donde se adivinaban increíbles telescopios. La mayor parte Europeos y uno de ellos español. En su puerta habíamos quedado con Javier Méndez, un extraordinario astrofísico que allí trabajaba. Todos los diferentes telescopios juntos forman el Observatorio Astrofísico del Roque de los Muchachos. Teníamos el coche aparcado cerca de la puerta y había una explanada al lado a la que llegó en una furgoneta el astrofísico Javier Méndez. Se presentó, le saludamos y nos condujo al interior. Tendría unos 45 años, buena complexión y mirada inteligente con gafas. En una salita nos hizo sentarnos para conocer nuestro nivel de conocimientos en Astronomía, para así poder él hacer más provechosa la visita. Yo le dije que era un seguidor diario de la página “Astronomy Picture of theday” y que siempre me atrajo la Astronomía, inculcada por mi padre. Alfonso intervenía…Pepe sabe un huevo…le decía al astrofísico, yo me descojonaba, pero enseguida comenzó una conversación dinámica sobre temas que él explicaba muy bien. Nos habló de cómo estaba organizado el Observatorio, vacío durante el día y repleto de becarios e investigadores por la noche. Las horas de observación eran muy cotizadas por un número importante de proyectos que casi estaban a la espera de poder desarrollar sus estudios. Nos habló del equipo español que en ese momento estudiaba supernovas de galaxias muy lejanas. Nos mostró una sala de reunión de los investigadores, repleta de imágenes del Universo en las paredes, nos llevó al interior de un telescopio, previa preparación con calzas y gorro para entrar. Nos explicó cómo funcionaba el telescopio, todo él dirigido por ordenadores que también digitalizaban las imágenes. Hablamos de la importancia de la investigación astronómica y de sus grandes avances. Estaba reciente el descubrimiento de la energía oscura y las teorías que echaron por tierra la constatación actual de que el Universo se expande con una constante de aceleración propiciada por dicha energía.

Para mí la entrevista con Javier Méndez fue extraordinaria, él estuvo muy amable y empleó más de hora y media en conversar con nosotros y mostrarnos cosas interesantísimas que desde luego no se mostraban en las visitas turísticas. Para terminar, nos montó en la furgoneta y nos dio un paseo por los diferentes telescopios del Observatorio. Nos dejó en donde estaba el coche nuestro y se despidió, esa noche tenía que trabajar. Muchas gracias Javier Méndez, donde quiera que estés, fuiste muy amable y generoso con nosotros. Con el coche, hicimos nuestro propio recorrido por todo el Observatorio, parando en parajes privilegiados  para hacer alguna foto. Paloma hizo una increíble de Alfonso y yo en la cumbre que me encanta conservar. Era un atardecer muy agradable y paseamos algo por los riscos. Directos al coche y a iniciar el descenso, conducía nuestro gran chofer por la isla, el gran Paco. Carretera sinuosa y estrecha, iba siendo sorteada magistralmente por Paco. De nuevo, entramos en nubes con luces y despacio para salir de ellas en un tramo inferior, todo verde y frondoso de repente. Llegamos bien al Parador y descansamos un rato. La consabida copa y cena en el Parador. A todos nos había impresionado la visita al Roque de los Muchachos, las conversaciones con el astrofísico tan amable y las vistas increíbles en la cima. Fue aquella una cena muy astronómica porque Alfonso me preguntaba como si yo fuera el astrofísico y yo trataba de explicarle lo poco que yo sabía por tantas lecturas. Fue una grata cena y nos fuimos a dormir. Al día siguiente se iniciaba la vuelta.

En la cima del Roque, Mirador de los Muchachos
En la cima del Roque
Visita al Observatorio
El Roque de los Muchachos
El Roque de los Muchachos

-Quinto tramo La Palma-Lanzarote  (GCLA-GCRR)

El día 23, con el equipaje hecho, desayuno a las 9, chek-out y despedirnos de lo que había sido el hogar en La Palma, precioso lugar. Cargamos el coche y al aeropuerto. Devolvimos el coche sin incidencias y nos dirigimos a Operaciones. Plan de vuelo a Lanzarote así como pagar las taxas y requerir repostaje. Pasado seguridad nos dirigimos al avión. En espera del repostaje, hicimos el chequeo externo y estando en un sitio de privilegio, veíamos tomar tierra y despegar a un número importante de aviones, siempre por la pista 01. Al fin, llegó el camión cisterna y llenamos ambos depósitos. Enseguida adentro y chequeo interno. Contactamos con torre pidiendo autorización de puesta en marcha con plan de vuelo a Lanzarote aceptado. Con QNH 1020 mb, autorizados para puesta en marcha, nos informan de la fuerza y la dirección del viento, algo cruzado (230) a la pista 01. Ya en puerta Alfa, prueba de motores mientras veíamos entrar otro monstruo de avión. Ver tomas siempre gusta a los pilotos, desde cualquier ángulo, todo aterrizaje  enseña y hace sentir la toma. Pero ahora tocaba despegar. Autorizados a cabecera de la 01, despegue inmediato con cuernos al viento en carrera y pie derecho al viento al despegue. Ultima pasada por el Parador y viraje a la derecha en ascenso a mil pies con rumbo 097 hasta punto Echo. De ahí, autorizados a ascender a 6000 pies con rumbo 70. Control Canarias nos guió hasta las cercanías de Lanzarote, pero apenas comunicó. El vuelo era estable y bello. A lo lejos, Tenerife norte en esta ocasión sin nubes. Salimos de la influencia del aeropuerto de Los Rodeos más hacia el norte, para luego retomar rumbo a Lanzarote. Ya en las cercanías de la isla, Fuerteventura a la derecha, comenzamos a descender y comunicar con Lanzarote. Aproximación en 128,3. Entramos a mil pies por punto November en Tinajo. Con rumbo 340 hicimos circuito con viento en cola izquierda a la pista 03. Curioso que la orientación de la pista de Lanzarote sea idéntica que la de Córdoba.

Bordeando la costa de Palma
Bordenado la costa oeste

Autorizados a aterrizar, hicimos buena toma y un amarillo nos llevó hasta el sitio de parking en aviación civil. Tiempo de vuelo, 1 hora y 50 minutos. Afortunadamente, por allí se podía salir sin tener que pasar por el edificio principal que estaba bien lejos. Hablamos con la oficina para decirles que al día siguiente requeriríamos repostaje y saldríamos para Tánger. Rápidamente, taxi al Gran Hotel Meliá, súper grato hotel frente a una pequeña playa y frente al mar. Dejamos las bolsas y nos fuimos al restaurante acristalado junto al mar. Paloma estaba encantada con el lugar y le apetecía algo de piscina y playa. Tomamos unas fiducias ricas y allí nos dispusimos a esperar la ansiada visita del Dr Güemes, íntimo amigo de Alfonso desde hacía muchos años.

En el gran hotel de Lanzarote
En el gran hotel de Lanzarote
El mar y la playa a sus pies
En el gran hotel de Lanzarote

Bernardino Güemes Artiles es, además de un gran médico intensivista, todo un personaje con una personalidad muy especial. Estuvo con Alfonso trabajando desde los primeros momentos en el Hospital del Pino, hasta después pasar al Negrín para terminar como jefe de Servicio de Cuidados Intensivos del Hospital de Lanzarote, donde se había afincado hasta su pronta jubilación. Labró con Alfonso intensa amistad y admiración y juntos vivieron todos los logros en ambos hospitales. Yo le conocí en varias ocasiones de mis viajes a las islas pero sobretodo le conocía a través de Alfonso, por todo lo que hablaba de él. Creo que a él le ocurría conmigo algo parecido. Desde su llegada, una gran empatía con todos. Charlamos y charlamos mientras comíamos y para celebrar el encuentro abrimos una botella de cava como acompañamiento. Llegado un momento, el Dr Güemes nos propuso una vuelta por la isla. Tenía un coche pequeño en el parking del hotel y nos ofrecía un recorrido. Paloma prefería tomar el sol y Paco quería darse una vuelta por la ciudad y por la playa. De manera que nos fuimos Bernardino, Alfonso y yo.

Me puse detrás y delante Güemes y Alfonso. Como una bala, Bernardino nos sacó de la ciudad y nos llevó a un bar de carretera que él frecuentaba porque daban un buenvino y estaba agradable. Efectivamente, al aire libre se estaba muy bien en la terraza, donde nos sirvieron unas copas. Alfonso, como con frecuencia hacía en los últimos tiempos, sacó el tema de la próxima jubilación de los tres. Pero esta vez no lo hacía para hablar de la tristeza que siempre le embargaba sino de que estuviéramos juntos en Lanzarote tres personas en las cercanías de la jubilación que podíamos hablar de todo lo vivido. Bernardino bromeaba con la idea de que cuando llegara qué motivo iba a aducir cuando quisiera  salir de casa. Su mujer le fichaba bastante y él mentía mal. A Alfonso le seducía la conexión que existía entre tres mentes libres y, de alguna manera, experimentadas, de tal manera que la conversación fue haciéndose muy interesante con cada opinión hasta el punto que Alfonso echó en falta no tener una grabadora para recopilarla y con frecuencia decía…”repite eso que has dicho”…. Atardecía y el paisaje era increíblemente bello. Lo cierto es que el momento a mí me parecía mágico, por lo peculiar del encuentro y la pura conversación concatenada.

Escapada Güemes, Median, Lezo
Escapada Güemes, Median, Lezo

Bernardino tenía guardada una sorpresa. Tanto él, como Alfonso y como yo éramos consumidores esporádicos de un pequeño “pot” en ocasiones especiales y Bernardino la había estado esperando. Había preparado 3 canutitos que había que fumarse. No estábamos en el sitio adecuado, por lo que pagamos y nos fuimos al coche aparcado. Allí mismo encendió Güemes y nos dio los correspondientes. Puso el aire y con las ventanillas cerradas empezamos a fumar. Mientras reíamos, el coche se llenó de humo que debía verse desde el exterior. El bar estaba en una gran explanada al borde de la carretera y allí entraban y salían coches. De repente, una patrulla de la guardia civil aparcó a unos 20 metros de nosotros. Los agentes se bajaron del coche y se pusieron a ambos lados de la carretera. Alfonso se descompuso. Siempre se veía en prisión por cualquier motivo si topaba con la guardia civil y le leían el pensamiento…o simplemente olían el interior del coche, diría yo. Bernardino, decidido, bajó un poco la ventanilla y puso el coche en marcha. Para salir a la carretera nos pusimos en su cercanía y ellos nos dieron paso. Las colillas aún ardían y ya fuera de peligro exhalamos en profundidad las últimas caladas entre risas no exentas de nervios. Lo cierto es que todo seguía siendo mágico, la luz que había, el paisaje, los sitios con vistas donde Bernardino paraba para mostrárnoslas, la conversación de los veteranos de la vida parloteando sin censura y sin atavismos. El tiempo parecía detenido y los tres pasamos una tarde muy agradable.

Atardecer en Lazarote

Pasado el tiempo, Alfonso escribió unas reflexiones sobre aquellas conversaciones que le animaron a proponer repetirla con un magnetófono y un entrevistador que proponía fuera mi hijo Javier, Junior, como él a veces le llamaba. Ese escrito me lo proporcionó Magdalena después de su partida. Lástima que no llegara a producirse su propuesta… El caso es que ya, con la puesta de sol, regresamos al hotel donde Paloma y Paco nos esperaban bronceados. Había que preparar el largo vuelo del día siguiente. La mala noticia para el grupo es que Alfonso decidió que estando allí no iba a hacer la vuelta y volaría a Las Palmas en vuelo comercial. Seguía algo fastidiado con la espalda y prefería finalizar allí y no forzar con la vuelta. Todos lo comprendimos mejor que el plante que nos dio en La Granja para irse a Brasil el año anterior. La pena era que finalizaba su participación en el Spirit 15, que había sido intenso y mágico como en años previos. Fuimos a cenar a un restaurante de pescado y marisco que nos recomendó Bernardino, él no pudo venir por lo que le despedimos entre sonrisas delatoras de que algo había pasado… La cena fue súper-placentera, no solo por los pescados y el marisco sino por toda la recolección de anécdotas sucedidas en días tan intensos.

Cada tramo y cada estancia habían sido muy enriquecedoras y nos parecían ya lejanas, ya inmersas en el paquete de imborrables, por su intensidad. Pero no, la aventura no había acabado. El cabrón de Alfonso restaba trascendencia a lo que nos quedaba al día siguiente y bromeaba…”lo tenéis chupao, no hay más que seguir la costa africana”… A los tres restantes y a él por supuesto nos preocupaba, iba a ser el vuelo más largo y conllevaba múltiples variables tanto técnicas como de ajuste del combustible, problemas de comunicación y aterrizaje en Tánger de nuevo, confiando en que BenaissaBoulmane estuviera para ayudarnos. Alfonso comentaba…”más le tenías que haber dado para asegurarlo”… La Meteo parecía favorable. Nos fuimos al hotel, había que madrugar.Paloma, Paquito y yo nos despedimos de Alfonso. De broma, yo quise atormentarle un poco por su abandono…”mira que si nos estrellamos… se te va a quedar un mal cuerpo”… “te ocuparás de que haya un buen titular en la prensa¿no?”… También me despedí imitando lo que él hacía con mi hijo Javier en la partida…”por si no nos vemos más”…Entre risas nos fuimos a la cama. El salía en un vuelo temprano a Las Palmas. Nosotros también debiéramos madrugar, iba a ser una larga jornada. Buenas noches.

-Sexto tramo Lanzarote-Tánger-Sevilla-Córdoba (GCRR-GMTT-LEZL-LEBA

Desayunamos pronto. Alfonso ya había partido y nosotros taxi y al aeropuerto. Fuimos primero a aviación civil al edificio principal para hacer el plan de vuelo a Tánger, lo que nos obligaba a pasar la aduana. Solicitamos repostaje y analizamos la meteorología en la ruta. Salvo algunas nubes cercanas a la costa africana, todo parecía despejado y con vientos favorables. Le pusimos un mensaje a Benaissa con la hora probable de llegada a Tánger, pasamos la aduana y nos dirigimos al avión. Mientras hacíamos el chequeo externo, llegó el camión cisterna para el repostaje. Llenamos a tope los depósitos y al avión. Chequeo interno y comunicar con torre para puesta en marcha e información con plan de vuelo aceptado. Fuimos autorizados a rodar a la cabecera de la pista 21. Tras prueba de motor, a la cabecera de la 21 y autorizados a despegar. Subimos a 700 pies para virar a la izquierda y subir a mil pies con rumbo 70 con la costa a nuestra izquierda hasta llegar a punto Echo. De allí rumbo 10 en lento ascenso siempre siguiendo la costa este de Lanzarote, espléndida vista. Unas nubes se cruzaban en la pérdida de visión de Lanzarote, por lo que ascendimos hasta 7000 pies. A la venida, habíamos atravesado todo el territorio marroquí. Para la vuelta, diseñamos un vuelo directo por mar, cercano a la costa, que evitara las zonas prohibidas de Casablanca y Rabat. Queríamos entrar a Tánger por el mar. Paloma, con extrema sutileza modificó la mezcla para obtener el mínimo consumo de combustible. El vuelo era agradable. Paco disfrutaba detrás y Paloma y yo concentrados en el vuelo, las comunicaciones y la navegación. Lanzarote nos pasó con Casablanca en cuanto que pudo pero ni flores. Rumbo 20 grados con algo de viento en cola, vuelo estable. Casablanca nos llamó y nos pasó temporalmente con Essaouira, quienes tampoco respondieron a nuestra llamada, por lo que mucho mejor, seguiríamos nuestra ruta. Volábamos sobre el mar, con alguna nube abajo, y sólo a momentos veíamos muy a lo lejos la costa africana. Pasadas 2 horas de vuelo, Essaouira nos pasó de nuevo con Casablanca. Para nosotros era lo mismo; no contacto, no problemas. Los ajustes de Paloma y el viento de cola nos llevó a pensar la posibilidad de no parar en Tánger e ir directamente a Córdoba. Al convertirlo en un vuelo nacional, podíamos evitar ir a Sevilla para pasar la aduana, lo cual nos ahorraría combustible y tiempo. No estábamos seguros. Decidimos seguir la ruta y decidirlo al final. Pasadas 3 horas de vuelo, ya estábamos cerca de Tánger y había que decidirse. Íbamos altos y podíamos pensar en un descenso lento hasta Córdoba, pero ambos depósitos ya marcaban menos de ¼ y Paloma no quería arriesgarse. La decisión fue repostar en Tánger, aunque ello conllevara todo el lío que ya sabíamos. Contactamos con Tánger aproximación y fuimos autorizados a entrar por el mar a mil pies para hacer el circuito con viento en cola izquierda a la pista 10. Buena toma. Duración del vuelo 4 horas justas. Nos enviaron a la zona de aviación civil en la que habíamos estado a la ida. Nada más parar el motor, el lío conocido. Agentes para inspeccionar, interrogar y comprobar papeles. Les dijimos que éramos amigos de Benaissa. Al terminar las inspecciones nos llevaron caminando para pasar la aduana. Una vez entramos vimos a lo lejos a Benaissa agitando su brazo. El bueno de Benaissa había cumplido su promesa. Tras saludarnos, fuimos a la cafetería del aeropuerto a tomar un refresco y un bocata. Le contamos todo el periplo. Nos dijo que desde Agadir le comunicaron nuestra llegada. Hablamos sobre las comunicaciones y él insistía en que si no te sales de lo establecido los controladores marroquíes te dejan volar tranquilo. A la ida fue al pie de la letra.

En vuelo de vuelta

La vuelta fue más libre por el mar, alejados de Casablanca y Rabat. Eran las 2:30 de la tarde y aún nos quedaban dos vuelos, de manera que nos fuimos a aviación civil con Benaissa, quien volvió a ser muy saludado al entrar y con el que el personal de la oficina bromeaba sin que nosotros pudiéramos conocer las bromas. Lo cierto es que Benaissa facilitó todo, gestionó el repostaje y nos ayudó en hacer el plan de vuelo. Incluso nos esperó en la pista tras cruzar seguridad y la aduana. Nos acompañó al avión y ordenó a los chicos el repostaje. Afortunadamente, el surtidor ya funcionaba y nos libramos de hacerlo a mano, como hizo Paco a la ida. Furioso aún con los chicos, aunque estos parecían otros. Mascullaba entre dientes, sin embargo. La carga del combustible fue lenta, aún poniendo el avión junto al surtidor. Mientras lo hacían, continuamos charlando con Benaissa, ahora de lo humano y lo divino. Amaba España y quería que España amara a Marruecos, es claro que lo hace. Son nuestros vecinos y hermanos. Cada vez habrá más flujo. Yo siempre me sentí bien cuando vine en otras ocasiones. Me maravilla el país y me maravilla encontrar en sus habitantes rasgos comunes de nuestros ancestros. Al fin y al cabo, gran parte de España fue mora y desde luego que algo quedó. Benaissa fue un amigo aunque ello incluya que deba existir un intercambio en la mutua ayuda. Alfonso creía que nos habíamos quedado cortos con la propina pero yo creo que no; él no esperaba tanto como le dimos y por eso estaba tan cariñoso a la vuelta. O quizás estuviera esperando más. Alfonso sin duda habría dado otros 400 pero la alarma saltó cuando nos pasaron la factura del combustible. Llenar ambos depósitos nos costó más de 1200 Euros, mucho más que lo que cuesta en Córdoba. Eso, junto a las tasas no dejaba mucho para imprevistos por lo que Benaissa se quedó sin la propina de Alfonso. Que hubiera estado, pensaba yo. En cualquier caso, Benaissa se despidió cariñoso con ganas de volver a vernos. Nosotros también, a la vez que finalizamos la inspección externa y alejamos el avión del surtidor. Una vez hecho, al avión. Benaissa se alejó caminando junto a los muchachos mientras nosotros hacíamos el chequeo interno.

Los tres estábamos deseando despegar. Contactamos con torre para permiso de puesta en marcha con plan de vuelo a Sevilla aceptado. Estábamos en un punto aislado de aviación civil sin personas ni naves a nuestro alrededor, por lo que Paloma decidió hacer allí la prueba de motor. Una vez hacha, solicitamos permiso para rodar a la pista 28, recibiendo toda la información necesaria para el despegue. Autorizados a despegar seguimos rumbo 280 en ascenso hasta mil pies. De nuevo, salíamos al mar. Sin tráfico en las inmediaciones, Tánger nos autorizó a subir hasta 5000 pies. El día era claro y el vuelo tranquilo. El rumbo siguió casi inalterable 290 y se percibía un ligero viento de cola. Con gozo, divisamos la costa de la península, contactamos con Sevilla e iniciamos lento descenso, con lo que aumentamos la velocidad. Entramos por Dos Hermanas, punto Sierra, a mil pies y fuimos autorizados a acceder al circuito viento en cola derecha a la pista 09. La toma fue buena y, enseguida a aviación civil. Duración del vuelo 47 minutos. Dejamos el avión y fuimos a cruzar la aduana. Aún viniendo de Marruecos, los guardias civiles estuvieron atentos y facilitadores. Enseguida a aviación civil donde Paloma conocía a gente que allí estaba. Estábamos deseando llegar a Córdoba. Plan de vuelo, seguridad y caminando al avión. Hacía un calorazo de tarde de verano pero las ganas de salir eran inmensas. No era preciso repostar. Tras los chequeos, comunicamos con torre para puesta en marcha e información. La pista en servicio seguía siendo la 09 por lo que hasta allí nos dirigimos. Prueba de motor y autorizados a despegar. Era el último tramo y llevábamos una intensa excitación en el alma. En el despegue, subida hasta 700 metros para virar a la izquierda con rumbo 300 hasta punto November en Brenes a mil pies. Sin tráfico notificado en la zona, ascendimos a 4000 pies con rumbo 80. Siguiendo la ladera de la sierra a nuestra izquierda, enseguida divisamos a lo lejos Posadas y Almodóvar. El final estaba próximo. Era un atardecer muy bonito, a pesar del calor. Comunicamos con la frecuencia de Córdoba y nadie contestó. Estábamos como único tráfico en las inmediaciones. Nadie informó de la pista en servicio, por lo que hicimos una pasada perpendicular a la pista a mil pies para visualizar la manga. Después, hicimos un viento en cola derecha a la pista 03, donde aterrizamos con júbilo y aplausos.

Júbilo a la llegada

Lo habíamos conseguido. Un gran Spirit of Corpal, el vuelo de ese año. Irrepetible a mi entender. Cuando salí del avión y de pie en el ala hice un gesto de triunfo con gorra en mano que Paloma plasmó en una foto que a mí me gusta mucho porque creo que muestra el grado de satisfacción de toda la tripulación. La aventura había terminado sin percances y una vez más, habíamos sobrevivido. Enseguida hablamos con Alfonso que estaba inquieto. Paloma salía de viaje al día siguiente y tenía muchas cosas que hacer. Paco también tenía que atender a sus novias una a una. Yo taxi a casa, baño en la piscina y un buen dry Martini en el jardín para sedimentar tanta emoción. Spirit 15 había sido un privilegio para los 4 tripulantes.

Adendum

Tras la mágica conversación mantenida en Lanzarote entre Bernardino Güemes, Alfonso y yo, Alfonso quedó colgado con el tema. Al volver a Las Palmas quiso plasmar algo por escrito para repetir el encuentro. Como siempre, su querida amiga y secretaria Magdalena le guardaba los escritos que él tiraba a la basura, y pasado el tiempo tuvo la amabilidad de enviármelos. Muy brevemente, los pensamientos escritos de Alfonso de algo que tituló así: 

Lezo, Medina, Güemes

Reflexiones a los 70 de tres amigos.

 Reinterpretando nuestras vidas. 

Este libro está realizado por tres personas que han accedido  a la última etapa de sus vidas, con historias que contar, comunicándose día a día durante muchos años y poseyendo un profundo conocimiento de la trayectoria de cada uno. 

El ejercicio consiste en organizar nuestra vida estructurada y hablar libremente de cada época. Me fascinan las biografías, pero quiero dedicarle tiempo a la mía y a las nuestras. 

Escribir tu biografía es absolutamente pedante, escribir sobre nosotros mismos, tres personas con tantas afinidades, es atractivo. 

Son reflexiones de los que ya han vivido, podemos hacerlo un poco más, pero parece oportuno contarlo. 

Utilizaremos herramientas modernas, gran parte de nuestra vida transcurrió en la era pre-digital, el mundo real era otro, pero nos adaptamos y desarrollamos las habilidades mínimas que nos permitieron acceder al contenido de aquello que buscábamos. Después, con el mundo digital, ya todo fue más fácil. Siempre utilizamos los mejores caminos para comunicarnos. Desde la verbal, la escrita, la telepática, las imágenes y, ya siempre, la digital. 

Güemes sugiere subir una entrevista a YouTube con capucha ¿?, el mejor entrevistador sería Jr. 

Las reuniones serán grabadas con un índice definido, cada uno contestara a cada uno de los bloques. Por ejemplo ¿qué significa la derrota?. Cada uno responderá sin escuchar a los otros y luego reflexionaremos juntos. La grabación será transformada en texto y cada uno lo madurará. La primera reunión será en el próximo vuelo Las Palmas-La Palma, con un Gintonic and smoking a poten la terraza del parador de La Palma. Luego sugiero conversaciones vía Face Time y otras reuniones presenciales. 

Este libro está escrito sin autocensura. De ahí que los autores, para continuar su vida, usen un pseudónimo que garantice el anonimato durante un periodo de 5 años. Lo cual nos permitirá seguir viviendo sin una exposición dura a las críticas. Solo pasado ese tiempo se harán públicas las identidades.

  • Como he vivido con: estigma, dolor, humor, amistad, derrota, autoestima, vanidad, amor, música, fútbol, familia, soledad, incorporación a internet y redes sociales, globalización, visión de la vida en diferentes décadas, enfermedad, respuesta de la enfermedad y la posibilidad de muerte y lo que te devuelve (el retorno).
  • Los cuidados en la séptima década.
  • En soledad, programa masaje, paseo, música, Ingles, interactuar con los amigos y explorar el lado desconocido y censurado de tu cerebro.
  • Que pasen cosas buenas, malas o regulares expande el tiempo.
Cita médica
Cardiólogos - Grupo Corpal
Hola
¿En qué podemos ayudarte?