Tenía que llegar. El “Evolving Plan” seguirá su ruta inexorable, y espero que los avances sean capaces de acelerarlo. Pero está claro que mis escritos al respecto debían finalizar. No sé ni cómo hasta aquí llegué. Creo que me dejé ir a la historia evolutiva, en símiles observables y en  imaginación perseverante con los años para postular lo que pudiera ser el plan último de la vida, la constitución de un solo ser planetario.

Desde bien pequeño me fascinaba Darwin y sus teorías sobre la evolución de las especies, que tan en duda entonces se ponía en la opinión pública religiosa. Cuando la verdad se impuso hubo grandes publicaciones que enriquecieron el conocimiento de cómo la Naturaleza evoluciona mediante la adaptación al medio, seleccionando siempre los mecanismos de supervivencia como objetivo de cada especie. A lo largo de mi vida esas lecturas, junto a los conocimientos que iba adquiriendo en Biología y en Medicina, me llevaban a abstraerme pensando qué sería lo que la Naturaleza busca en su continuo generar vida, ramificando tanta posible evolución como para aumentar las posibilidades de su éxito final.

Así evolucionan las especies y tanta ramificación hace pensar que la Naturaleza, si usa el multi-intento como método, es que quizás sabe dónde ir pero no sabe cómo hacerlo. Ciertamente, lo va descubriendo poco a poco. Al margen de desastres naturales, la vida casi sucumbida se rehízo y diversificó con periodos expansivos y en otros más estables. Y si la vida sabe dónde ir, a los mecanismos que va descubriendo y hace evolucionar pudiera llegar a añadirse el ir descubriendo formas actuales de nuestro enfoque que remeden lo que la vida encontró para hacer posible la formación de seres.

Como ocurre con la embriogénesis, la construcción de un ser vivo. Si la analizamos, es toda una ordenación celular en capas que sufre transformaciones en cadena hasta formar un embrión que con el paso de las semanas se convertirá en un ser vivo. Tan precisa ingeniería genética se fue desarrollando para superar los obstáculos y dirigir las pertinentes transformaciones hasta la formación del  ser, lo que resulta fascinante a todo el que lo estudia. Esa progresiva adaptación de la Naturaleza para generar seres es tan inteligente y tan eficaz que también hace pensar que algo irá descubriendo la vida para salir del “caldo” actual o atolladero en el que todos los seres vivos nos agitamos. La Naturaleza ya superó etapas de la vida aún peores a nuestro tiempo. Pero el caso es que entonces no había ninguna especie que hubiera alcanzado la consciencia. Con ella, pudiéramos pensar que si la nuestra lo captara seríamos parte de la metodología que la vida construye para avanzar en evolución, pudiendo favorecer sus planes. Pero también “la tonta” consciencia alcanzada pudiera llevarnos a la autodestrucción, como un ejemplo más de que la Naturaleza da salida a sus fracasos con la simple extinción. Emprendería otras vías como siempre hizo. El caso es que por primera vez en la historia de la vida en la Tierra hay una especie dominante que adquiere la consciencia y avanza vertiginosamente en el conocimiento, siendo este asequible a todos. Con el paso de los tiempos resulta que tenemos una consciencia colectiva que trasciende a la muerte ya que se transmite de generación en generación, por lo que el acervo común pervive y se enriquece cada día. Como mecanismo evolutivo de la vida, nada igualable. Con la perenne consciencia colectiva algo tenemos que hacer, ya que los seres nos comunicamos cada vez mejor y el futuro pudiera diseñarse de forma acorde con el conocimiento. No más dirigencias miopes por favor…

 De manera que, con el ánimo de discutir conmigo mismo sobre estos pensamientos empecé a escribir sobre el “Evolving Plan”, un plan en marcha que la Naturaleza tiene sobre la vida en la Tierra. Comencé con una breve historia documentada del nacimiento y evolución de la vida en el planeta. El oscuro origen, el oxígeno y los eukariotes, la cavitación, la construcción del armazón de los seres, el desarrollo de proteínas contráctiles que dieron lugar al movimiento, la creación del llamado “body plan”, la organización en órganos y sistemas que dan pié a la circulación y a la comunicación entre todas las células del ser vivo. De cómo se fueron construyendo los seres vivos desde etapas primigenias, analizando cómo la vida iba sorteando obstáculos y acertando en mecanismos, los que una vez comprobada su eficacia eran incorporados a todos los seres. El desarrollo del sistema neural y sus conexiones, de las proteínas de conexión, la relación y la reproducción de los seres. Todo eso hasta llegar a la reciente aparición en escena del “homo sapiens” que en tan solo 100 millones de años se ha convertido en la especie dominante. A partir de ahí, la humanidad y su intelecto no dejaron de crecer, lo cual es analizado en diferentes escritos sobre la mente humana y el intelecto colectivo, incluyendo la identidad, la libertad evolutiva, la magia y otros avances, frenos y retrocesos evolutivos que siempre la humanidad sufre. De ahí, a la conexión de los seres vivos, las similitudes con lo que la Naturaleza diseña para la renovación celular y así alargar la vida de los seres, las células madre y la formación de seres multi-orgánicos. Todo este tránsito para no saber bien adónde ir, si no es al papel de la Ciencia, propiciar con ella un gran paso, comentar sobre el anclaje alimenticio y energético que padecemos, junto a unas reflexiones finales sobre la integración planetaria y la temporal. Mundos para transitar. El escribir sobre todo ello me llevó muchos años de mi vida con ensoñaciones, creo que tratando de demostrarme a mí mismo cómo intentar plasmar el pensamiento con el filtro restrictivo de la escritura, aunque tan bella pueda ésta llegar a ser. No sé si lo conseguí pero no quiero seguir insistiendo.

 El caso es que creo que hay un plan en marcha y que debemos favorecer sus mecanismos, porque resulta muy claro que el valor de “un todo” es infinitamente mayor que la mera suma de sus partes constitutivas. Es así como la vida progresa hacia su objetivo, la Unidad…

Un sólo ser planterario. The evolving Plan

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